Celia entra a toda prisa al Hospital.
Hace unas horas vio el cuerpo de su hermana para reconocerlo, y sin duda alguna era ella. ver a su hermana muerta, fue muy duro para ella. Su hermana mayor se suicidó.
Lloró, lloró y lloró, eso fue lo único que pudo hacer. No había otra solución, ya estaba muerta.
Así que fue junto a su "Sobrina" la palabra todavía seguía sonándole algo extraña entre los labios. Quería verla, saber cómo estaba. La niña acaba de perder a su madre y Celia tiene el presentimiento de que su hermana no fue una gran madre.
Al llegar a la recepción, se mira en su pequeño espejo. El reflejo de sí misma la asusta, el maquillaje corrido, los ojos rojos y el cabello desarreglado, temía que eso sucediera. Celia es... ¿Cómo decirlo? Una persona que se preocupa mucho por su aspecto. Bueno es una gran diseñadora de moda, así que está justificado. Saca un pañuelo y se limpia la el rostro. Mira a la enfermera que está detrás del mostrador y habla:
—Mmm hola, se encuentra el enfermero... ¿Tomas?
La enfermera asintió con la cabeza.
—Sí, se encuentra con una paciente en este momento —La mira con una mirada recelosa—. ¿De parte de quién?
Se aclara la garganta la cual estaba extremadamente seca.
—Celia Jeils.
La enfermera supo enseguida quien era ella, Tomas ya había avisado con anterioridad así que no tardo en avisarle.
—Oh, él está atendiendo a su sobrina en estos momentos —Dice tranquila— Habitación veinticuatro.
Asiente y se encamina hacia las escaleras, odia los ascensores. Una vez frente del cuarto habré la puerta sin llamar antes. Ahí es cuando ve a una muchacha sentada en la camilla llorando y a un hombre, que obviamente es el tal Tomas, ya que lleva un traje de enfermero.
Ambos voltean.
Ella se quedan anodada al ver a su sobrina, él parecido con su hermana es demasiado para ella, los ojos dorados de la joven la escanean con curiosidad y recelo. Sus ojos se empañan de lágrimas y jadea antes de comenzar a llorar.
🦋Geraldine🦋
Miro a la señora que acaba de entrar a la habitación, mi corazón se detiene unos segundos al notar ciertos rasgos en ella que me recuerdan a mi madre. Eso duele, verla es como sentir una puñalada por la espalda.
El enfermero no me mentía, si tengo una tía. La mujer da un paso al frente y otro, está llorando y eso me preocupa.
No digo nada sólo me limito a mirarla.
—Hola Señora Jeils, soy Tomas —Dice rompiendo el silencio—. Y ella es Geraldine.
Trago saliva, no me gusta ser el centro de atención en este momento.
—Hola Geraldine, soy...
—Celia —Dije por ella—, ya lo sé.
Ella parpadea confundida.
— ¿Tú madre habló sobre mí?
—No, nunca hablo sobre su familia —Murmuro apenada—, Tomas acaba de contármelo.
—Ah, lo entiendo —Luce realmente decepcionada.
—Sé que ambas tienen mucho de qué hablar en este momento, pero necesito decirle algo a ambas.
— ¿Qué ha pasa?
—Cabe recalcar que Geraldine es menor de edad, por lo tanto no puede estar sin el cuidado de una persona adulta —Dice mirando intercaladamente a las dos—. Como sus padres se encuentran en un lugar mejor —Dijo eso tratando de dulcificar sus palabras—, ella necesita la tutela de alguien o...
— ¿O qué? —Pregunto asustada.
—Me temó que deberás ir a un orfanato.
— ¿Qué? Yo no puedo ir a un orfanato eso no es justo.
Justicia.
¿Qué aún no entendía yo que mi vida no era para nada justa?
—Me temo que son cosas del gobierno Geraldine, yo solo cumplo con mi trabajo.
—Puedo hacerme cargo de ella.
Ambos miramos a Celia.
Tomas la mira con una sonrisa, pero yo le doy una mirada recelosa.
—No nos conocemos —Digo con cautela—, ¿Por qué tendrías que cuidar de mí?
Ella me mira ofendida.
— ¡Por todos los Cielos Gerladine! Soy tu tía, no voy a dejar que te lleven a un lugar así.
Asiento.
—Perdón, solo no confió mucho en las personas extrañas.
Celia se acerca hasta agarrar mi mano.
—Podemos conocernos Ger, me encantaría vivir con alguien en casa me gustaría que fueras conmigo.
No estoy para nada segura de ir con ella, pero es eso o terminar en un orfanato. Soltando un suspiro muevo la cabeza en señal de afirmatoria.
—De acuerdo.
Editado: 15.01.2022