🦋Geraldine🦋
No gracias, no quiero salir, además debo cuidar a Nathan.
Pero gracias por la invitación.
Se porque él está haciendo esto, quiere seguir hablando sobre el acoso que estoy recibiendo con mis compañeras y yo voy a hacer todo lo posible para evitar ese tema. Me dijo que puedo contra ellas, que soy más fuerte pero hablemos en serio.
No soy fuerte, soy todo lo contrario. Débil por fuera y por dentro, no tengo ni una oportunidad contra esas arpías.
Suspirando mi mente va hacia otra parte, mi sueño con Cayden. No recuerdo mucho pero lo poco que recuerdo es que caminabamos de las manos y yo estaba sonriente.
Mi padre cuando era una niña me contaba diversas historias de amor, de todo tipo. Me explicaba que el amor es algo hermoso, un sentimiento digno de admirar pero a la vez es algo que te destruye y no tiene piedad de los débiles. Cuando era pequeña pensaba que solo exageraba, y tal vez la verdad es que no entendía el poder de sus palabras como ahora.
Hay personas que se enamoran con facilidad de gente equivocada y se dan cuenta demasiado tarde, hasta que experimentan lo que es tener el corazón roto. He leído tantos libros, y en todos siempre sé describe al amor como algo maravilloso, pero cuando la protagonista sufre por alguna idiotez que ha hecho el protagonista masculino me entran una ganas tremendas de entrar al libro y golpearlo “¡Es el amor de tu vida! Reacciona imbécil” pero lastimosamente no puedo hacerlo.
Me asustaba pensar que yo acabaría siendo una de ellas eligiendo al chico equivocado, pero ahora ni siquiera estoy en la opción de elegir a alguien.
Apresuro mi paso con mis libros hacia el salón de química voy a llegar tarde si no me apuro. Para mi buena suerte llego justo a tiempo, ingreso al salón y ya me percato de las miradas que me lanzan. Algunas son furtivas otras son peores ya que me miran con asco.
Suelto un suspiro cansado.
¿No pueden solo ignorarme?
Para mi mala suerte veo entrar al salón a Diana. Ella da miedo con solo verla. Alta sin necesitar tacones, usa unas botas negras las cuales tienen púas en los costados, su cabello rubio está suelto y liso, lleva una blusa escotada que deja ver los diversos tatuajes que tiñen su piel, podría decir que no es bonita, pero estaría mintiendo. Ella es hermosa y esos ojos azules le favorecen pero no creo que ayude mucho la belleza ya que manda todo a la mierda con la actitud despreciable que tiene. Ella entra con cara de pocos amigos, pero al verme una sonrisa de superioridad aparece en su rostro.
Me encojo más en mi asiento.
No quiero problemas con ella, ya me cansé. Lo peor es que ahora estoy sola, no tengo a mi mejor amiga conmigo ya que no vino y en el colegio nadie me defendería. No puedo contar con Cameron ya que él está en la Universidad. Maldigo al profesor por no llegar a hora.
—Hola querida Geraldine —Sus pasos son estruendosos se dirigen hasta mi asiento, haciéndome bajar la mirada al instante. Pero eso no la detiene y me toma del mentón con fuerza para clavar su mirada amenazante con la mía—. Mírame cuando te hablo.
Hago una mueca por el dolor que me ocasiona, no me suelta y tampoco intento apartarme, no quiero agravar las cosas.
—Por favor Diana, déjame en paz.
Ella sonríe de lado.
—No puedo hacer eso va contra mí querido protocolo —Me suelta con brusquedad— A gente como tú hay que recordarle su lugar ¿No es así chicos?
Todos apoyan a Diana. ¿Quién me defendería? Las ganas de desaparecer incrementan.
—No entiendo que tienes en mi contra —Farfullo con una voz apenas audible—, solo quiero que me ignores.
Ella asiente, merodea con pasos lentos por el salón hasta quedar parada en frente de Kriss la Presidenta del club de ajedrez.
— ¡Kriss! —Dice con fingida emoción— ¿Qué piensas de lo que acabo de decir? ¿Estás de acuerdo? ¿Quieres que la deje en paz? Sí me dices que la deje en paz, lo haré.
Frunzo el ceño.
Ella es una persona detestable y que pida la opinión de alguien más es raro.
—Antes de que me digas tu respuesta quiero agregar algo, sí dejo en paz a Geraldine, mi próxima víctima serás tú.
Ella traga saliva y me mira.
—Yo... —Vuelve a mirarme y veo lo asustada que está. Niego con la cabeza, no tiene porque defenderme—. Yo creo que debes ignorarla digo… ignorar sus comentarios lo que diga ella es irrelevante.
Escucho como Diana ríe. Se acerca a mí y me toma del cabello.
—Nadie te quiere Ger, haznos un favor y desaparece de una vez por todas —Jala mi cabello con más fuerza y yo gimo por el dolor—, eso sería lo mejor para todos.
Vamos Ger, tu puedes salir de está. Cameron dijo que tu puedes. Y eso hago, me armo de valor para intentar salir de su agarre poniendo mis manos sobre las suyas y apretandolas para que me suelte pero mi pequeño esfuerzo es inutil porque en un y abrir y cerrar de ojos me estira con más fuerza y mis brazos caen a los costados. Me levanto ya que ella me estira del cabello llevándome hacia la salida.
— ¿Dónde me llevas?
—Cállate.
Mis ojos pican, me dicen a gritos que las lágrimas se avecinan pero hago todo lo posible para no llorar, no quiero darle el gusto. Intento golpearla pero como soy más chica que ella me es imposible, lo único que logro es hundir mis uñas en sus brazos pero como no son los bastante largas no causan un daño grave y ella nuevamente ríe, miro hacia mis costados desesperada pero todas las puertas de los salones se encuentran cerrados y nadie está afuera.
Me empuja hacia el baño del colegio mis pasos son torpes pero eso a ella no le importa nada, abre la puerta y me tira adentro. Caigo de rodillas al suelo pero me levanto rápidamente. Intento abrir la puerta pero no funciona.
— ¡Ábreme la puerta Diana!
Editado: 15.01.2022