Volver a Amar. #3

Capítulo 23.

🦋Geraldine🦋

 

Camino hacia el pasillo de la biblioteca con pasos tranquilos, acomodo el libro para volver al carrito y buscar el siguiente que debo acomodar.

— ¿No te aburre acomodar libros?

Niego con la cabeza, volteó en su dirección dedicándole una sonrisa.

—No, la verdad me gusta.

—Eres aburrida.

— ¡Hey! No debes tratar así a tu novia —Lo regaño.

Se acerca para besar mi mejilla luego camina hacia el estante donde acabo de colocar el libro y lo saca.

—Era un chiste —Levanto una ceja—, eres la novia más divertida del mundo.

Ruedo los ojos, camino hasta donde esta y le saco el libro de las manos.

—Deja de desacomodar todo.

Vuelvo a colocarlo en su sitio y camino hacia el escritorio.

—¿Por qué mejor no jugamos una carrera con esos carritos?

No puedo evitar soltar una carcajada.

—Cayden esos son para los libros no para ti —Me siento y luego me acomodo en mi asiento—. Pareces un niño.

—Un niño sexy.

Ignoro su comentario y comienzo a llamar a las personas que no han devuelto los libros de la biblioteca. Cayden no se va, al contrario, se queda a molestarme, pero en realidad me encanta que me moleste. Cuando mi turno termina recojo mis cosas que solo son mi chaqueta, mi bolso y un libro de Historia para hacer la tarea que me dejaron, y salimos de la biblioteca. Cayden me invita por un café que acepto gustosa.

—No soy buena en eso —Digo mordiendo mi pastelito—, Solo lo hago cuando estoy estresada.

Él me mira.

—Quiero leer algo de lo que has escrito.

Niego rápidamente.

— ¡No! Eso es algo privado —Digo rápidamente—, es como un diario pero a la vez no.

—Deberías enseñármelo —Bebe un sorbo de su café—, me has dejado con la intriga.

—Lo siento amor, yo no dejare que lo leas.

La verdad era que todo lo que pase en mi vida lo escribía en un libro rojo. Lo tengo bien guardado para que mi tía no lo vea, hace tiempo no escribo nada en el ya no lo necesito como antes. En realidad ese es un libro que quiero dejar cuando muera. Un libro donde contaré algunas cosas, solo espero que no necesite mostrárselo a nadie todavía. Ahora puedo decir que soy feliz, no tengo ganas de morir, no ahora.

— ¿Me has llamado amor? —Pregunta sorprendido.

Repaso mentalmente lo que acabo de decir y me sonrojo.

—Yo eh... Lo siento no me di cuenta...

Se levanta de su asiento y apoya los codos en la mesa para besar mis labios, el sabor a café invadió mis papilas gustativas y le devolví el beso gustosa. Me encanta que me bese sin aviso.

—No pidas disculpa por todo muñeca — Pellizca mi nariz y vuelve a sentarse—, me gusta que me digas así.

Sonrío nerviosa y bajo la mirada a mis manos.

—Me pones nerviosa.

— ¿Por qué? Aunque... puedo ver lo roja que te has puesto.

Miro otro lado.

—Deja de hacer eso.

— ¿Qué cosa? —Pregunta sonriente—, solo te digo lo malditamente hermosa que eres.

—Cállate —Susurró llevándome las manos hasta mis mejillas, las cuales están hirviendo.

—Preciosa.

—Cayden —Murmuro más que colorada.

—Sexy —Tiene una sonrisa hermosa pegada en el rostro, lo que hace que sus dientes resalten como perlas. Ahora me levanto yo y beso castamente sus labios, vuelvo a sentarme y veo como esa sonrisa no desaparece.

—Te quiero —Su mirada está cargada de ternura.

—Yo te quiero el doble —Murmura entrelazando nuestros dedos por encima de la mesa. Seguimos hablando un buen rato, me encanta pasar tiempo con Cayden de este modo.

—Eres adorable —Juguetea con mi anillo.

—Lo dices porque aún no me has visto furiosa.

Él se ríe.

—De seguro aun así te verías adorable.

Ruedo los ojos divertida, mi vista cae en la cobertura de chocolate de mi pastelito.

—Esto es demasiado empalagoso.

Él frunce el ceño.

—No te he visto comer hoy —Muerdo el interior de mi mejilla.

—Se nos hizo tarde hoy y no pude desayunar.

—Eso lo sé... pero creí que comerías algo luego ¿Y el almuerzo?

—Oh, el almuerzo —Murmuro—, creo que almorcé un sándwich.

—Geraldine —Su voz tiene un deje de advertencia. Suelto un suspiro.

—Tenía mucha tarea y me quede en esa hora a completarlo —Él me mira con reproche.

—Mierda Geral, eso quiere decir que ahora apenas estas comiendo un pastelito ¿Tienes problemas alimenticios?

Abro la boca indignada.

— ¡Claro que no! Solo no como mucho.

—Muñeca... puedes tener un problema, sé de que te hablo.

—Cayden no tengo ningún problema. No vengas a hacer el papel de psicólogo conmigo.

Él levanta sus manos en señal de derrota.

—Solo digo lo que veo —Me cruzo de brazos—, desde que te conozco no veo que comas lo suficiente.

—No estás conmigo las veinticuatro horas —Murmuro defendiéndome.

—Tienes razón, pero estoy contigo las horas necesarias —Se pasa una mano por el cabello—, necesito que me prometas que comerás más.

Achino los ojos y asiento. Llevo el pastelito a la boca y él sonríe.

—Solo lo digo porque me preocupo por ti ¿De acuerdo?

Terminamos nuestros cafés luego de un rato, salimos del local en dirección a mi casa. Cayden no vino con el auto por lo que tenemos que caminar. Como él me prometió cuando me pidió ser su novia, caminamos de la mano. No podía creer que estaba con un chico de esta manera. Cayden lo hace parecer tan natural que logra sacarme una sonrisa, creo que cada vez me estoy enamorando más. Pero en mi vida no puede ser todo rosa ya que veo a alguien que no esperaba.

Diana.

Y no está sola, está con las perras de sus amigas, ellas no se percatan de nuestra presencia por lo que freno de golpe. Cayden me mira con el ceño fruncido.

— ¿Qué pasa?

— ¿Por qué no vamos a otro lado? —Pregunto rápidamente.




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