🍃Cayden🍃
Cierro los ojos unos segundos por el cansancio. No me he apartado del lado de Geraldine en ningún momento.
Lleva dormida demasiado tiempo, dieciséis horas para ser exactos, según los doctores despertará en el transcurso del día. Yo no me he ido en ningún lugar, tengo un miedo horrible de que le suceda algo mientras no estoy por lo que me rehusó a irme de aquí. Cameron se fue hace unas horas en busca de nuestro almuerzo pero nunca volvió. Me pareció extraño pero no tenía cabeza para pensar en otra cosa en ese momento. Me acomodo mejor en la silla y al abrir los ojos hago una mueca de dolor, llevó una de mis manos a mi espalda. No sé porque demonios no ponen unos asientos cómodos.
La puerta se abre y Cam entra a la habitación, lo veo algo distinto.
—La vida me odia —Dice al entrar. Me tira una bolsa y la atrapó con la mano—, ¿Por qué me pasa esto a mí?
Me levanto de mi asiento y voy hacia mi amigo. Se lo ve cansado, pero aparte de eso está demasiado tenso.
—Oye ¿Qué ha pasado, Cameron?
—Mi abuelo —Suelta un bufido—. Eso ha pasado.
Frunzo el ceño sin comprender a que se refiere.
—Ha muerto.
Abro los ojos sorprendido.
—Lo siento...
—No sientas nada, era un puto cabronazo... el problema viene siendo que el muy infeliz antes de morir me ha jodido.
—No estoy entendiendo nada.
Él suspira y se sienta en el suelo. Dejó la bolsa de lo que supongo debe ser un sándwich y me siento a su lado.
—Me ha dejado su puta empresa.
—¿Qué?
Se agarra del cabello y ahoga un grito.
—Me ha dejado una empresa prácticamente en la quiebra.... mierda en el maldito testamento dice que debo hacerme cargo.
— Pero estas estudiando medicina.
—Exacto. Mi sueño es ser un Maldito Doctor no un empresario, Cayden... no sé qué hacer.
Veo la preocupación en mi amigo.
— ¿Por qué no trabajas en la empresa y estudias a la vez?
—Él muy infeliz tenía todo planeado —Dice mirándome—. Siempre ha odiado que su nieto quiera seguir una carrera así, por lo que la mayor de las empresas estan en Estados Unidos... debo ir allá a solucionar las cosas.
—Mierda.
Un silencio se extiende en la habitación.
—No quiero ir Cayden, estoy bien aquí, estudio lo que me apasiona... estoy con mi novia a la que quiero con locura —Suspira—, esta mi mejor amigo. No puedo ir.
—Véndela. Vende la Empresa.
—Nadie la querrá... salvar esa empresa es prácticamente una misión imposible, además nadie querrá ir hasta Estados Unidos, será una perdida de dinero tremenda.
— ¿Qué opinaron tus padres?
—Que debo ir, nuestro cuello esta hundido en deudas de mi abuelo ahora.
—Pero... si vas... ¿Volverás pronto no?
No quiero separarme de mi mejor amigo.
—No, si llego a levantar la Empresa tal vez tenga unos treinta picos años de edad. Joder apenas tengo diecinueve Cayden.
Pongo una mano en su espalda y le doy unas palmadas.
—Tranquilo encontraremos una solución.
—Eso espero o tendré que irme.
—Hay que buscar a alguien que quiera hacerse cargo de la empresa...
—La venderé lo más barato que pueda... o tal vez la regale.
— ¿Regalarla? No puedes hacer eso.
—Claro que puedo, me la ha dejado a mí... puedo hacer lo que quiera con ella.
Niego con la cabeza.
—Al menos si la regalas debe ser alguien confiable... no sabes que puede haber dentro ¿De qué va la empresa?
—Creo que va sobre Tecnología... y otras cosas. Yo no tengo ni la mínima idea de que se hace en una empresa.
—Veremos...
Un ruido nos hace girar la cabeza hacia la cama de Ger y la vemos mirar toda la habitación confundida. Me levanto de un salto y Cameron hace lo mismo. Camino hasta llegar a ella y no sé si reír o llorar. Quiere hablar pero el tubo que está en su boca se lo impide.
—No hables amor —Digo al llegar a su lado y tomar su mano—. No te preocupes, estas en un hospital.
Veo que no entiende que pasa y eso me preocupa.
—Cam llama al Doctor —Pido y el asiente.
Acerco mí frente a la suya y siento como se relaja.
—Tengo muchas preguntas que hacerte —Murmuro en un susurro—. Pero este no es el momento.
Me separo y beso su frente.
Veo que las lágrimas se agolpan en sus ojos y me apresuro en llevar mis manos hasta sus mejillas y acariciarlas.
—No, no llores muñeca... todo estará bien.
Ella niega con la cabeza.
—No dejaré que nada te pase.
Una lágrima corre en su mejilla e intenta volver a hablar.
—No Ger, no puedes hablar muñeca.
Ella intenta levantar la mano y notó que lo hace con esfuerzo, toma mi mano y lo veo sus ojos.
Siente culpa.
—No sé porque me ocultaste todo —Digo y ella cierra los ojos—. Pero este no es momento para reprocharte nada, quiero que estés calmada.
Asiente con un movimiento leve de cabeza y aprieto su mano.
—Te amo Ger, no lo olvides ¿Si?
Beso su frente y el Doctor ingresa al cuarto. Como desearía que todo haya sido distinto... Porque nada me tenía preparado para lo que escuché esa tarde.
Editado: 15.01.2022