Un molesto pitido hace que abra los ojos mientras la luz entra por la ventana me esfuerzo para no volver a cerrarlos, rápidamente estiró el brazo hasta apagar ese ruido. Me restriego los ojos mientras tomo el valor de levantarme, mi día acaba de comenzar. Quiero dejar de tomar esas píldoras pero de lo contrario no logro pegar un ojo en toda la noche. Camino hasta al baño a darme una rápida ducha, entrenar en el club donde juego es lo único que logra desconectarme de mi cruda realidad.
Después de unos minutos bajo listo a preparar mi desayuno energético como cada mañana.
Al terminar dejó los utensilios dentro del lavavajillas; y me dirijo a mi auto. Al sentarme me abrochó el cinturón de seguridad y enciendo el motor. Sin darme cuenta me encuentro pensando en Les una vez más, no me molesta recordarla pero siento que en algún momento debo dejar de hacerlo. Talvez deba considerar regresar al psicólogo.
Giro mi cabeza hasta ver el celular, tengo un mensaje de Aarón sin abrirlo vuelvo la vista al frente ya que voy conduciendo y no es prudente de mi parte, al mirar veo que estoy llegando a una boca calle donde están los semáforos en rojo, piso el freno bajando un poco la velocidad. De repente veo a una chica de cabello naranja aparecer frente al coche, mi corazón parece salir del pecho cuando impactó contra ella. Para mí buena suerte el vehículo no la golpea demasiado fuerte o es lo que espero; bajo rápidamente
-¿estas bien?- le pregunto al verla consciente. Ella asiente con su cabeza. Respiro aliviado
-¡lo siento no te vi! Lo siento mucho- farfulló. Ella intenta ponerse de pie pero hace una mueca de dolor -deja que te ayude- hablo nervioso, la tomo del brazo. Miro hacia todos lados pero no hay nadie; una parte de mí se siente aliviado por eso. -te llevaré a un doctor-
-no, no es necesario solo me duele el tobillo- masculla
-lo siento pero debo asegurarme de que no esté quebrado- señaló su pie
-¡he dicho que no!- habla en un tono demasiado alto para mí gusto
-bien, como quieras- respondo con desdén. -te llevo a tu casa- miro la hora en mi móvil. Ya voy tarde, que más da. Ella no se niega cosa que agradezco, no estoy de ánimos para que una desconocida se ponga terca.
La ayudo a quitarse la guitarra que lleva colgada y luego sube al auto.
Durante el camino no decimos ni una palabra, solo me indica donde vive y ya, conduzco unas cuantas calles
-aqui es- dice, aparco frente a una vivienda algo pequeña y humilde, las paredes están sin revocar y pintar, el frente es algo ...aburrido, en la mayoría de las casas hay árboles o flores pero en la de ella nada, solo pasto y largo. Las aberturas están algo descoloridas aunque se aprecian que son negras.
-gracias por traerme, aunque no debería agradecértelo ya que casi me pasas por arriba- habla molesta. La verdad me inquieta su actitud; se que fui un distraído e inconsciente pero trató de ser amable al menos.
-te pedí disculpas- respondo
-ya que va, eres un ...- se calla de golpe, aunque espero impaciente a que termine la frase no parece dispuesta a hacerlo, solo abre la puerta y se baja, inclina el asiento hacia delante, retira su instrumento del asiento trasero y la cierra. Camina despacio y prácticamente no apoya su pie izquierdo, la observó unos segundos y noto que no está bien , bajo y voy tras ella
-deja te abro la puerta al menos- digo estirando la mano para que me entregue la llave, pero ella me ignora. Bien ya me parece demasiado no pienso seguir insistiendo si quiere hacerlo sola que lo haga. Doy la vuelta en mis talones y regreso a mi coche, lo enciendo y me dirijo al club. Ya voy media hora tarde y todo por una imprudencia.
Al llegar estacionó y entró, saludo a Cesar el portero y hombre de seguridad. Él es muy educado además de simpático pero no por ello está en ese lugar, asusta a quien se lo propone con su voluminoso cuerpo.
Camino hacia el vestuario, me cambio con mi ropa deportiva y salgo al estadio.
Los demás ya están trotando, me acerco a Nestor el DT quien me mira molesto
-sabes que no puedes aparecer cuando se te de la gana ¿cierto?- habla molesto
-si lo siento, se me presento un inconveniente- respondo
-ya, empieza a estirar y que no vuelva a pasar- yo asiento mientras hago lo que me dice.
Al terminar la práctica nos dirigimos a los vestidores nuevamente y nos damos unas duchas, después cada uno retoma su camino a casa. Como todos los días encamino hacia un restaurante llamado "rotiseria" y pido mi almuerzo para llevar.
Conduzco a casa, tras aparcar entro y apronto la mesa para comer, muero de hambre. Suena mi móvil miro la pantalla antes de atender la llamada veo el nombre de mi primo Ian.
-hola bro- lo saludo
-eh primito ¿cómo estás?- responde
-bien ¿y tú?- preguntó
-de maravilla, oye ¿qué planes tienes para esta noche?- indaga. Ian es mi única familia aquí y somos muy unidos me alegra tenerlo cerca.
-nada ¿qué vas a proponerme?-
-bien en dos hora salgo de la universidad y te caigo. Así jugamos a la play- propone
-bien, te espero- digo. Finalizamos la llamada.
Dejo el plato, los cubiertos y el vaso en el fregadero luego de una siesta los lavare. Subo hacia mí cuarto de dos en dos escalones, me quito la chaqueta y me tiro boca abajo en la cama sintiendo la suavidad de la colcha, cierro los ojos y el sueño se apodera de mi a los poco minutos. Es increíble durante el día logro dormir con normalidad pero en la noche siempre tengo pesadillas.
Después de dormir alrededor de dos horas me levanto dispuesto a darme un baño, miro mi celular y veo un mensaje de Ian.
Estoy en camino.
Lo envió hace diez minutos, no respondo ya que debe estar llegando si es que no está afuera. Me meto al baño y me doy una rápida ducha, me cambio y bajo. La puerta se abre y entra el rubio
-buenas, llego la luz de este hogar- bromea. Él tiene una copia de las llaves. Niego divertido
-¿qué haría sin ti?- pregunto irónicamente
-algún día debes admitir que soy el mejor del mundo- alardea
-por supuesto, en tu boda lo dire- y esbozo la risa más socarrona que puedo. Él enarca una ceja
-si claro- dice. Enciendo la consola y le entrego un joystick, Ian lo toma y escogemos un personaje para comenzar a jugar.
Durante el juego me mira
-¿y como estas ahora con eso de las pesadillas?- pregunta sigilosamente; èl es con la única persona que hablé acerca de eso.
-ya no las tengo- miento
-no sabes cuánto me alivia, sabes que puedo quedarme siempre que lo desees. Si es necesario te hablo toda la noche para que no duermas- replica. Una parte de mí se alegra por saber que puedo confiar en él. Pero por otro lado no me atrevo a confesarle que después de tanto tiempo siga con lo mismo.
-y con respecto a las chicas - pone en pausa para mirarme a la cara -¿cómo vas?- inquiere
-normal- me encojo de hombros restándole importancia.
-me refiero a si has vuelto a sentir algo no se...- busca las palabras correctas antes de que continúe decido sincerarme con él.
-te diré algo y no pienso repetirlo ¿si?- Ian asiente - el día en que inhumaron a Leslie yo enterré mi corazón junto a ella. Y no volveré a sentir nada igual por otra persona, nadie se asemeja a ella. Solo tengo sexo con chicas que me parecen atractivas y no busco nada más que eso-
-lo sé, y no digo que eso esté mal solo que ¿se lo dejas en claro a ellas?- pregunta -no seria bueno jugar con sus sentimientos-
-es lo primero que les aclaro, además no vuelvo a estar con la misma. Ambos obtenemos lo que queremos <<placer>> y ya- digo.
-sabes que no soy de creer en el amor y esas cosas pero no creo que tengamos el control sobre eso- habla pensativo.
-no lo sé, pero tengo en claro que nadie despertará en mi ese sentimiento y mejor juguemos- digo. Mi primo da play y contuamos el partido.
Después de ganarle en fútbol cambiamos a pelea, allí me ganó el. Al terminar miramos una película de terror llamada "Verdad o reto". Ya no tocamos el tema de amores ni mujeres solo de fútbol, su universidad y la familia. Ian quiere que lo acompañe el próximo mes a visitarlos. Solo respondo que puede que lo haga; la verdad los extraño y me hacen falta.