—¿Me dirás si esto es un sueño?
—Que importa si este es un sueño, disfrutémoslo. —La voz de Nick se escuchaba emocionada y su rostro tenía un brillo especial.
Me debatí si esto era real o era mentira, tal vez al fin despertaba y el sueño había sido ir al funeral de Nick, ahora lo tenía de frente y me parecía muy real. Corrí hasta él y miré cómo abrió sus brazos, me trepé enredando mis piernas en su cintura y lo abracé con tanta fuerza, olía a colonia y a él jabón de coco que había en su casa.
—No me sueltes. —Susurre abrazándolo con más fuerza, no sabía lo que era esto, pero quería aprovecharlo.
—Jamás lo haría, nena.
Su voz era la melodía perfecta, no quería más, solo ese momento, ambos abrazándonos, podía sentir su calor, sus manos moverse acariciando mi cintura, podía sentir el latir de su corazón, de nuevo.
—Leía, cariño despierta se hará tarde.
La voz de mi madre se escuchaba lejana y cada vez que la escuchaba más cerca Nick iba desapareciendo, hasta que abrí los ojos y la vi, había sido un sueño, no era real.
—¿Qué pasó? —Me preguntó acariciando mi cabello
—Nada, ya bajo, espérame, bajo en 5 minutos. —Hable tan rápido que apenas se me entendió, pero no quería hablar con nadie en ese momento.
Mamá salió del cuarto y en cuanto escuché la puerta cerrarse me puse la almohada encima de la cara para llorar en silencio, había sido un maldito sueño, había sido tan real, lo había sentido, sentí su abrazo, su olor, pero no fue real.
Me obligue a levantarme e ir directo a darme una ducha rápida, tendría que alistarme a velocidad máxima, aunque en realidad no quería tocar una gota de maquillaje, ¿Para qué?, no quería sorprender a nadie, tampoco tenía ganas de eso.
Estaba en la cama el vestido negro que había elegido mamá, era suelto de abajo, me lo puse y desenredé mi cabello mientras miraba la hora y escuchaba los gritos de mi madre para que bajara, tomé mi celular y los lentes negros, los zapatos de piso que traía ayer estaban en la entrada de mi habitación así que volví a ponérmelos.
—Te miras linda, hija. —Papá trato de sonar lo más encantador posible.
—Gracias, papá, vámonos.
Nos encontramos con todos los autos en la funeraria, darían un recorrido por unos sitios y al final acabarían en el cementerio, me coloqué los auriculares y miré la ventanilla quería ver todos los sitios e imaginármelo ahí.
El primero lugar fue la preparatoria y me fue imposible no imaginármelo salir de ahí con todo el entusiasmo del mundo haciendo bromas con Noah y recordé el día que lo conocí.
—Hola, soy Nick Keller. —Dijo el extraño que me extendió su mano.
¿Quién estrecha la mano en estos tiempos?, por educación se la recibí dándole un chequeo rápido, tenía el cabello castaño claro apenas peinado, aunque le quedaba bien así, sus ojos eran verdes, de un verde que llamaba tu atención a la primera, además que si te acercabas al parecer se podían ver otros colores, tenía unas cejas perfectas y sus labios no eran tan grandes, eran de un tamaño adecuado con su rostro y tenía una sexy sonrisa de lado.
—Hola, Soy Leía, ¿se te ofrece algo? —En mi vida había visto a ese chico por los pasillos de aquí, seguro era uno que venía del equipo contrario, hoy abría juego de fútbol y venía una escuela de cercas.
—Hmm, sí, soy nuevo, quería saber si me ayudas, en dirección me dijeron que fuera al aula de Gibson, me dieron este estilo de mapa. —Me mostró la hoja de cercas señalándome el aula. — Pero no encuentro ningún aula con ese número.
—Ok, no la encontrarás porque cada semestre cambian las aulas, la señora de dirección es muy grande y olvida modificar eso siempre, termina haciéndolo casi a final de curso, anda ven yo te llevo. —Le hice una señal que me siguiera y él volvió a sonreírme de esa manera coqueta caminando a mi lado.
—Enserio muchas gracias, estaría perdido sin ti. —Dijo en un susurro, podía sentir su vista de reojo.
—Nick, ¿qué haces aquí?, ya entramos, anda. —La voz de un chico me hizo voltear frunciendo el ceño.
—¿No dijiste que eres nuevo? —Pregunté cuando el chico castaño se acercó.
—¿Nuevo?, tiene como una semana que entró. —Confesó el castaño y miro a Nick hacerle una seña que guardará silencio.
—Entonces sabias donde quedaba el aula, ¿querías burlarte o algo?
—No, para nada, solo te mire y me pareciste linda, ingenie algo para hablarte. —Su amigo río y el solo seguía mirándome y sonriendo de esa manera tan coqueta.
—Lastima, a la próxima te ingenias algo mejor. —Me di la media vuelta y me fui de ahí.
Ahora todo quedaba como un simple recuerdo, cada cosa que pase al lado de él y de nuestros amigos, se quedaría en mi cabeza y se reproduciría cada vez que lo extrañara. Cuando levante mi vista estamos pasando el restaurante favorito de Nick y después iríamos a su casa y al último el cementerio, baje la vista a mi celular a y busque qué canción poner.