Volver a amar

Capitulo 11

Leia

Días buenos y días malos.

En eso se han resumido mis últimas semanas, días en los que mi mente trabaja muy rápido y esta muy agotada para pensar en otra cosa que no sea trabajo, días en los que elijo salir con mis amigas a tomar algo, en los que hago amigos en el trabajo a la hora del almuerzo y charlamos sobre sus vidas.

Días en los que me emociona ganar un caso y saber que esa persona tendrá todo lo que quiso, días en los que puedo saltar por la oficina con los demás por a ver acertado algo o solo a ver encontrado material bueno para un caso.

En los días buenos sonrió más, me esmero en arreglarme, limpio el departamento, acomodo los muebles que me van llegando y suelo salir con Zeke a comprar alguna planta o cuadro para la casa, para darle un toque mas mío y que cada vez se sienta más mi hogar o vamos a comer algo o simplemente nos sentados en las escaleras del edificio hablando hasta la madrugada.

Pero hay otros días en los que mi mente regresa a ese día, a él, a sus recuerdos, a lo bien que se sentía estar con él, en cómo podía sentirme a salvo en sus brazos. Esos son los días malos, en los que no me quiero levantar de la cama, pero me tengo que obligar a hacerlo, días en los que me cuesta concentrarme porque mi mente no deja de recordarlo y me tortura de una manera lenta y horrible, porque me proyecta cada recuerdo nuestro, como si volviera vivir todo, de nuevo, pero con mas dolor, hay días en los que le pregunto a la vida, ¿Por qué a él?, ¿Por qué elegiste llevártelo cuando tenía mucho por vivir aun?, ¿Por qué me está costando tanto?

En ocasiones me obligo a estar bien, a que todos piensen que va todo bien, pero otras veces no puedo.

Cuando pasas cuatro años con una persona te acostumbras a su presencia, a su aroma, su risa, su tacto, te acostumbras a que te consuele, te aconseje, te quiera, te proteja, te acostumbras a todo y cuando lo pierdes sientes que todo cae al vacío, sin freno.

Hay veces que me pregunto si luego estaré bien, si luego podre recordarlo con una sonrisa y no con lágrimas, pero cuando despierto en esos días malos ese pensamiento se va porque todo se vuelve oscuridad y ya no esta esa luz que me encontraba.

A veces lo siento, siento que está conmigo, siento que me mira y que en ocasiones se pone feliz de que estoy bien y otras veces siento que solo quiere abrazarme pero no puede, poder sentirlo me hace sentirme menos sola, porque una parte del aún está a mi lado, porque sabe que aun lo necesito, tuve que investigar si no me estaba volviendo loca por sentir su presencia debes en cuando, pero leí que a veces el alma de la persona merodea por el mundo terrenal, haciéndote saber que aun esta contigo, las primera vez que lo sentí estaba trabajando hasta tarde en casa y sentí un escalofrió en mi espalda, recuerdo a ver cerrado mis ojos y lo primero que vi fue su rostro sonriéndome y me sentí mas tranquila, sabia que el estaba ahí conmigo.

Después empecé a hablar con el, de cómo me sentía estresada en el trabajo o cuando mamá me hablaba para contarme sobre las peleas con papá y aunque no había respuesta alguna me sentía más liberada después de poder sacar todo.

Recuerdo que a los seis años a una compañera se le murió su abuela, recuerdo a ver ido con ella a la hora del recreo y decirle que no estuviera triste que imaginara que su abuela se había ido a un viaje que por eso no iba a poder verla, cuando estaba pequeña creía que así no dolía tanto y lo seguí creyendo por largos años porque nunca experimente una perdida hasta ahora y cuando lo experimentas es horrible, primero tu mente te bombardea con recuerdos de las veces que pelearon, las veces que se dijeron cosas que no querían, todas esas palabras que no pudiste decir, después te das cuenta que ese supuesto viaje es uno sin retorno y que estarás sin escuchar su voz o poder verlo a través de una cámara y ahí es cuando se empieza a sentir un vacío en el pecho, después tu mente empieza a proyectar esa ultima vez que lo viste y como tuviste que dejar que la tierra se lo llevara, proyecta esas últimas palabras que le dijiste y justo ahí te empiezas a cuestionar, ¿debí decir otra cosa?, ¿Qué podía decir en un momento así?

Unos días después piensas que todo esta bien y que lo supiste manejar, pero luego alguien lo menciona y automáticamente empiezas a llorar por todas esas veces que pudiste estar con él, por todas esas veces que no disfrutaste un beso o un abrazo de él, por todos esos recuerdos juntos, entonces te empiezas a preguntar, ¿Dónde estará?, ¿estará bien?, ¿podrá verme? Y todos los pensamientos surgen de nuevo como un circulo vicioso del que no puedes salir, son días largos en los que prometes mejorar, pero no lo haces.

Si pudiera decirle algo a la Leia de hace uno año o dos, le diría: aprovecha cada momento que tengas con él, dile que lo amas, dile que es lo mejor que te paso, abrázalo y cuando lo abraces cierra tus ojos y disfruta como se sienten sus brazos alrededor de ti, escucha su corazón cuando lo abrazas, bésalo todas la veces que puedas, hazlo feliz, dile todas esas cosas que siempre le haz querido decir pero por pena no lo haces, porque vas a perder la oportunidad, recuérdale todos esos recuerdos juntos, tomate muchas fotos con él, al final serán el único recuerdo que tengas, memoriza su voz para que jamás la olvides, no te vayas nunca sin despedirte de él, no sabes cuando vaya hacer la ultima vez que lo veas.

Me fuera gustado tener más tiempo con Nick, me fuera gustado tener una vida con él, pero el destino me lo arrebato y no puede pelear por él, tampoco puedo odiar al destino, después de todo el fue el que hizo que ambos nos cruzáramos por los pasillos y Nick me pidiera ayuda.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.