Capítulo # 4
Raffaello respiró profundamente y se sintió un poco mal al mentirle a Liliana porque iba a New York para hablar personalmente con Paul Walter y saber que sabía él que Liliana desconocía de la muerte de su hijo y por qué la ayudó a irse del país.
Él se reunió con su hermano y le explicó cómo debía de manejar la empresa por unos días porque estaría en New York y que no debía de decir nada que solo confiaba en él. Su hermano se sintió comprometido y lo aceptó, muy poco su hermano mayor le pedía favores.
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Unas horas después.
Lili estaba disfrutando del paisaje de la ciudad en compañía de Raffaello.
—Gracias por llevarme a casa.
—Lili en los días en que estaré fuera —dijo él manejando—. Podrías quedarte en mi departamento.
—¿Por qué lo haría? —preguntó confundida.
—Sabes que voy entre semana y me llegarán unos pedidos a mi departamento —explicó seriamente—. Tú conoces mis gustos y si algo sale mal, sabes cómo manejarlo.
—¿Pero será por mucho tiempo? —preguntó confundida.
—Unos días nada más —dijo con suavidad. Quería protegerla desde que Monique la lastimó; temía que quisiera hacerle daño desde ese incidente, tenía unos guardaespaldas que estaban cuidándola de día y de noche, pero en su departamento estaría segura en los días que no estaría.
—Está bien, lo haré porque eres muy quisquilloso —dijo medio divertida—. Cuídate mucho.
—Tú también —dijo ella al sentir que el auto se detenía y ella quitándose el cinturón de seguridad—. Me envías para saber cuándo te vas.
—Mañana, temprano después del trabajo. Tienes que quedarte en mi departamento —anunció y observó su asombro—. Un chofer estará esperándote para dejar la maleta en mi departamento y te llevará al trabajo hasta que regrese.
Liliana estaba demasiado confundida.
—¿Por qué lo haces, solo soy una empleada más?
—Eres, mi amiga Lili, tú eres la única que ha estado para mí en todo momento —dijo con sinceridad—. Acepta todo lo que te dé.
Ella soltó un suspiro y sonrió.
—Está bien, lo haré. No te aproveches porque estoy sola en este país.
—Jamás —aseguró él.
Liliana creía, en sus palabras, pero de algo estaba segura. Raffaello podía tener un carácter peculiar, un tanto egocéntrico y muy mujeriego en cierto sentido, pero cuando quería y apreciaba a alguien era como si estuviera conociendo a otra persona, algunas veces se había sentido atraída por él… Desde pequeña siempre había sentido atracción por los morenos y era algo que ni ella podía entender. Raffaello tenía algo que le gustaba y le atraía tanto que a veces se recordaba que era su jefe y que no estaba en sus gustos.
Cuando llegó a su departamento, se cambió de ropa y se dio un baño para comenzar a preparar la maleta. Necesitaba guardar algo de ropa para que pudiera estar cómoda cuando Raffaello no estuviera. Normalmente, se sentiría extraña estando sola en ese departamento tan grande, pero disfrutaría de las ventajas de ver películas de estreno que ella no había podido ver y mucho menos había tenido tiempo para ir al cine. Si su jefe estaba dándole comodidades, iba a aprovecharlas.
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Raffaello estaba demasiado nervioso, ansioso e impaciente por el pasado de Lili. Era demasiado duro y que ella desconocía eso, tenía miedo de que su presentimiento fuera real, como tendría el valor de decírselo y explicárselo. Era demasiado extraño que Paul Walker se acercara a ella y la ayudara a viajar a un país extraño, ayudándola sin recibir nada a cambio. En casi cinco años trabajando para él, Liliana era sincera y muy transparente, aunque le ocultó de su hijo, eso no cambiaba el hecho de quién era ella… Todos guardaban secretos, hasta él los tenía. Desde que Lili le confesó la verdad, se sintió intranquilo y necesitaba investigar más para sentirse tranquilo.
Al día siguiente.
Él tomó el primer avión hacia New York, se fue particular para no levantar sospecha, normalmente siempre viajaba con su traje de ejecutivo. Esta vez, necesitaba ser cauteloso y evitar que lo descubriera la prensa.
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Horas después
Lili al llegar al departamento de Raffaello se dio un baño y guardo su ropa en una de las habitaciones de invitados no sabía cuánto tiempo se quedaría allí, caminó hasta la sala para preparar un poco de comida y mientras la cena se iba haciendo escuchó que llegó un mensaje y agarró su celular, lo leyó.
«Buenas noches, Lili, ya llegué a mi destino… Creo que en tres días estaré de regreso, cuídate mucho.»
Lili soltó un suspiro y sonrió. Desde que le confesó la verdad sobre su hijo, Archie era más amable y comprensivo con ella, nunca pensó que podía existir una amistad entre jefe y empleada.
«Buenas noches, jefe, aquí estoy preparando la cena en su lujosa cocina», le respondió enviándole caritas divertidas. «Disfrute su viaje, que yo estaré viendo muchas películas»
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En New York
Raffaello sonrió por el descaro de Lili y disfrutaba de una deliciosa bebida esperando que llegara el tal Paul Walker, hasta que llegó.
—Buenas tardes —habló Paul detallándolo y era tal cual como salía en las revistas—. Es un gusto conocerlo en persona.
—El gusto es mío —dijo él mirándolo cómo se sentó y habló de nuevo—. Cuéntame, ¿por qué ayudaste a Lili?
—¿Lili? —repitió confundido—. Será Ana.
—Bueno, mejor hablemos de Liliana.
—Ok. Para ser sincero, la ayudé porque me dolía verla sufrir por algo que no tenía culpa.
—Ella no tiene la culpa de la muerte de Archie —aclaró con seriedad—. Eso fue un accidente.
—La verdad, antes me gustaba Ana —confesó con una media sonrisa—. Ella siempre estuvo enamorada de mi primo.
—¿Qué?
—Ana desconoce que Joseph y yo somos primos por parte de la madre —explicó—. Mi primo siempre ha sido un consentido y mimado —habló con seriedad—. La enamoro porque sabía que me gustaba y la embarazo. Nunca le fue fiel y mis tíos lo apoyaban en todo.