Volver a Conquistarte

Capítulo # 5

Capítulo # 5

En la mansión Morin.

Charlotte tocaba su vientre con tanta ilusión.

—Si eres niño, te llamarás Emiliano como tu abuelo materno y si eres niña, te llamarás Chiara como tu abuela materna. No sé cómo seré de madre, pero espero amarte tanto como tus abuelos lo hicieron conmigo y darte todo lo que pueda para que seas inmensamente feliz. Trataré de no hablarte de tu padre, mi pequeño o pequeña… Quiero que entiendas que solo estamos nosotros dos y que nada nos hará falta. Solo tienes que confiar en mamá.

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Al día siguiente.

En la empresa Dupuis.

Charlotte estaba llevando a su oficina para irse a comenzar su trabajo, cuando veía venir a su secretaria.

—Señorita Charlotte, tiene una reunión con las 8:00 am.

—Perfecto, para unos meses no quiero nada. Es que pienso irme por un tiempo de vacaciones —informó entrando a la oficina.

La secretaria se había quedado sorprendida. No esperaba que su jefa se fuera del país.

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En Turquía.

Emir estaba mirando a la mujer que sería su esposa. Su abuelo le había elegido a una mujer inteligente y hermosa.

—Mi nombre es Asya Celik —dijo la morena mirándolo con seriedad—. Mi padre me comentó que seremos esposos.

—Eso es correcto, pero no pienso casarme contigo por los momentos —le comunicó, asombrando a los presentes—. Esto es un matrimonio de negocios y no quiero que pienses que nos casaremos porque hay amor.

—¡Emir! —exclamó su abuelo completamente molesto—. ¿Por qué le hablas de esa forma? —preguntó realmente furioso. Nunca lo había visto tan grosero—. ¡Discúlpate!

—Déjalo —aclaró Asya sin dejar de mirarlo—. Él tiene razón, es un matrimonio donde no hay amor y que será por una unión de beneficios. Me gusta que sea sincero conmigo y saber que tenemos un solo deber, y es tener un heredero y listo.

—¿Disculpa? ¿Quién te dijo que quiero tener hijos contigo? —la miró con una mirada sombría—. La ciencia ha avanzado tanto que no pienso tenerlo a lo tradicional, será por inseminación y será en el momento en que yo lo desee.

El abuelo de Emir no daba crédito a lo que estaba presenciado. ¿Qué le estaba pasando? ¿Él no era así y por qué se comportaba de esa manera?

—Discúlpenlo —pidió.

Emir salió de la sala. Necesitaba buscar a Charlotte y saber de ella. Era a la única mujer que deseaba tener en su cama y que quería estar en sus brazos. Ella había despertado en él un sentimiento que desconocía y sin ella no sería el mismo.

Su mano derecha estaba disfrutando de una comida, cuando sintió los pasos de su jefe.

—Vámonos, no quiero estar aquí —anunció con rudeza.

—Sí, señor —dijo agarrando su comida y salió hacia el auto.

El turco estaba tratando de comunicarse con su hombre de confianza. Le urgía saber de Charlotte, necesitaba verla de nuevo e intentar tener una historia con ella a escondidas.

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Charlotte al día siguiente tuvo que viajar de emergencia a Inglaterra para poder estar con su padrino, que le había dado un infarto y estaba delicado. No quería dejar a su madrina sola, y viajó para quedarse unos días; y regresar un día antes de la boda.

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Unos días después.

En el centro comercial.

Charlotte estaba impaciente porque se probaría el vestido de dama de honor.

—El vestido será un turquesa precioso —anunció Tasia con alegría.

A ella le preocupaba si el vestido fuera a molestarle al momento de colocárselo, su vientre seguía plano, pero no quería poner en riesgo la salud de su bebé.

La empleada llegó con el vestido y Charlotte se dirigió con ella al cambiador.

La mujer miraba a la rubia y antes de colocar el cierre sentía que ella debía de meter la barriga para que cerrara.

—Necesito que meta la barriga y cerrar —le pidió la mujer.

Charlotte presentía lo peor y aclaró.

—Estoy embarazada y es mejor que no lo haga.

—¡Oh! Podemos añadirle un poco más de tela.

—¿Y no tendrá otro modelo? —preguntó, la boda seria en dos días y se suponía que debía de mantenerse igual.

—Bien, creo que tenemos otro —dijo saliendo del cambiador.

Anastasia acercándose a los cambiadores y se quedó en la puerta.

—¿Sucede algo Charlotte?

—Me queda pequeño y buscarán otro —confesó—. No quiero que te enojes.

—¡Bah! Lo que importa es la salud del bebé y no me importaría si eligieras otro vestido —aclaró, antes de que se hiciera una idea equivocada del vestido de dama de honor.

—Señora, aquí traje el otro —dijo pasándoselo.

La rubia lo detalló y no llevaba rache; y sería superfácil colocárselo por arriba y que no le molestara su vientre. A los pocos minutos salió y todos quedaron encantados de cómo se veía Charlotte. Estaba divina y radiante.

—¡Te queda espectacular! ¡Pareces una princesa! —confesó Fátima encantada.

Charlotte se miró al espejo y le gustó cómo se veía. Su pancita no se notaba porque era suelto en la parte de la cintura y eso era lo que ella quería que no se notara nada su embarazo.

Lili estaba detallando a la rubia y no podía negar que era hermosa, pero no se comparaba con su hermana. Por algo, Alain nunca se había fijado en ella.

—Nos quedamos con este —afirmó Tasia con alegría.

En eso comenzó a sonar el celular de Lili y ella contestó.

—Dime, amor.

Raffaello estuvo diciéndole unas cosas y ella sonrió.

—Nos veremos en una hora, entonces —dijo, antes de cortar la comunicación y las miró—. Nuestros maridos nos dicen que en una hora nos veremos en un restaurante.

—Yo paso —habló Charlotte, no quería ver a nadie y la verdad lo de Emir le había afectado mucho para lidiar con enamorados—. Yo me voy directamente a mi casa.

—¿Estás segura? —preguntó Tasia.

—Sí, tengo que llegar y empacar todo. Te recuerdo que me iré después de la boda a Inglaterra a pasar unos meses allá y después regresar —le recordó. Quería que su bebé naciera en Francia y no en Inglaterra. No quería quedarse con ellos porque no quería ser una molestia para Alain y su esposa, no sería justo que ella estuviera en medio de ellos y que fuera a lastimar su relación. Si ella no era feliz, tampoco iba a ser infeliz a su amigo Alain Dupuis.




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