Capítulo 2.
No de nuevo, camino hasta mi bolso mientras que me coloco los tacones como puedo, voy a llegar tarde como siempre. Cuando agarro el bolso doy un mal paso y casi voy debruces contra el suelo pero unas manos en mi cintura me sostienen.
—Tranquila Raizel, si sigues así vas a romperte algo.
Ruedo los ojos, lo golpeó de manera juguetona y veo con deleite como muerde su labio.
— ¡Esto es tu culpa! Me mantuviste entretenida.
Él ríe con ganas y se agacha hasta mi altura para robarme un beso, solo una presión. Me deja con una sonrisa mientras se coloca su camisa.
—Oh vamos Raizel, tú no te opusiste al sexo mañanero —Suelta tras guiñarme un ojo.
— ¡Claro que no me iba a negar! —Digo y él me mira divertido—. ¿Quién en su sano juicio se negaría a tener sexo contigo?
Guardo el celular en mi bolso con otras cosas que había sacado la noche anterior, camino hasta el espejo de mi toilette en el baño. Recojo mi cabello en un moño alto y me aplico un labial rosa pálido. Lo veo entrar al baño por el reflejo del espejo coloca sus mano en mi cintura y me abraza descansando sus manos en mi abdomen, luego esconde su rostro en mi cuello.
—Estás preciosa.
Le sonrío y doy un giro aún en sus brazos para poder besarlo, me alejo manteniendo una gran sonrisa de tonta en el rostro, estoy tan enamorada de este hombre.
—Te amo —Dijo él y yo le sonreí aún más, si eso es posible.
—Yo te amo más —Me alejo aunque eso es lo último que quiero—, vamos Keith debes ir a trabajar, nos vemos en el almuerzo.
Me despido de él con otro beso, cuando se marcha maldigo nuevamente ya que olvide que se me hacía tarde. Tome mis cosas y salí de mi casa sin siquiera despedirme de mis padres, ya estaban acostumbrados a que saliera tarde así que eso no sería nada nuevo para ellos. Al salir de casa veo a Cat que se encuentra dentro de su casita durmiendo pero cuando escucha mis pasos su cabeza se levanta y toda emocionada se acerca moviendo su cola.
— ¿Cómo está la perrita más hermosa del mundo? —Me agacho un segundo a su altura, tiempo justo para recibir un lametazo de su parte en mi mejilla—, nos vemos princesa.
Salgo de casa toda apresurada, siempre voy caminando al trabajo porque no se encuentra muy lejos además de que no tengo un auto, no por no tener dinero, sino que me da pánico el conducir así qué vivo de taxi en taxi. Veo a mi vecina la señora Tarner mirarme entre risas, es una señora de edad que siempre se ríe de mí porque la verdad esto de salir tarde es lo mío.
— ¡Con cuidado Raizel! —Y también me ha visto caer en más de una ocasión.
— ¡Claro!
Por suerte esta vez no termine en el suelo. Cerca de mi trabajo, bueno, no tan cerca, se encuentra una cafetería donde debo comprar el café para mi jefa. Entro al lugar con pasos apresurados y pido el café de siempre a mi amigo Tobías quien trabaja aquí desde el año pasado y me ha visto derramar el café, no creo que se sorprendan más sobre mí a estas alturas.
— ¿O través tarde? —Pregunta burlón y yo achino los ojos en su dirección.
—Mejor tráeme mi café y panecillo.
—Marchando Jefa.
Regresa en unos minutos con mi pedido en mano, antes de que me lo entregue arquea una ceja y se muerde el piercing de su labio conteniendo una risa. Achino los ojos en su dirección, él es amigo de mi hermano hace unos años tienen la misma edad pero no van al mismo instituto.
—Con la suerte que tienes creo que rezare para que no se te caiga.
—Muy chistosito —Digo fingiendo una carcajada—, toma y quédate con el cambio.
—¡Gracias!
Salgo del local con cuidado y por fin me dirijo a la Empresa, las cosas que me ahorraría con un auto. Suelto un gran suspiro e internamente cruzo los dedos para que no se me caiga nada. Esquivo a todos los transeúntes sin dificultad, esto ya lo hecho unas mil veces.
—Por favor Diosito que mi jefa no me mate —Susurre para mí misma en voz baja. Cuando llegue a la Empresa mis ojos brillaron, entre y el recepcionista Ethan “también conocido como mi mejor amigo” me miró negando con la cabeza. Lo ignoro y sigo mi rumbo hasta el ascensor.
—¿Sexo mañanero? —Pregunta cuando presiono el botón del ascensor.
—Ajá —Es todod lo que digo mientras ingreso y espero que las puertas se cierren.
—Porque no me sorprende —Dice entre carcajadas, revoloteo los ojos cuando se cierran las puertas y me muevo de un lado a otro esperando llegar arriba. Cuando por fin puedo decir que estoy en el piso donde a unos metros está mi Jefa es cuando puedo respirar con normalidad nuevamente. Camino hasta mi escritorio y tiro mi bolso en este, aún con el desayuno de mi Jefa en mano voy hasta su puerta y la encuentro medio abierta, se escucha su voz por lo que sé que debe estar hablando con alguien, entonces ingreso al lugar de puntitas.
La veo tan arreglada como siempre, con su traje negro y un “aw” se me escapa de entre los labios al ver su pancita, se mueve de un lado a otro con el celular en mano, juguetea con su cabello castaño sin percatarse de mi presencia.
— ¿Cómo que hoy? Quedamos que volverías dentro de unas semanas o meses Cayden —Acusa—. ¡¿Qué ya llegaste?!... ¿Eres idiota o qué?…
Hago una mueca al oír su discusión pero prefiero que le grite a él que a mí así que camino hasta su escritorio con cuidado pero su mirada se cruza con la mía y me fulmina con la mirada. Despega su celular de la oreja y me señala con este.
— ¿O través tarde Raizel? —Le regalo una de mis mejores sonrisas y rueda los ojos para volver a acercar el celular hasta su oreja.
—Como te decía —Dice siguiendo con la conversación—. No, solo mi asistente llego tarde… mm no… Hoy no podrás venir a la empresa, debo aclarar todo… sí mañana… mejor ve a ver a tus padres y hermanas… De acuerdo… Nos vemos.
Cuelga la llamada bufando por lo bajo, acomoda su cabello castaño y toma asiento, espero que no me regañe aunque merecido me lo tengo. Levanta la mirada hacia donde estoy y suspira.