Volver a creer. #1

Capítulo 5.

Capítulo 5.
 

 

 

Al llegar a casa me sorprendo al no encontrar a nadie nuevamente, la casa se encuentra en total silencio por lo que tiro mis llaves en su lugar correspondiente. No me quejo por estar sola, al contrario estoy aliviada al saber que no debo comentarles lo ocurrido.

Agudizo mejor mi audición al escuchar unos sonidos provenientes del comedor. El cual nunca usamos, eso me pone en modo alerta, miro mi alrededor buscando algo con lo cual pueda defenderme, no veo nada que pueda causar daño físico solo el jarrón de mi madre el cual si llega a romperse me matara así que lo descarto enseguida, veo una guía telefónica la cual es tan grande que creo poder defenderme con ella.

La tomo entre mis manos y camino hasta el comedor con pasos sumamente cautelosos, cuando llego hasta allí una sombra negra llama mi atención así que levanto la guía para asestarle un tremendo golpe pero la persona me detiene al darse la vuelta.

— ¡¿Pero qué te pasa Raizel?!

Es Keith.

Un gran suspiro de alivio abandona mis labios suelto la guía y esta cae al suelo haciendo un gran estruendo.

—Maldición Keith, me asuste —Murmuro mirándolo mal—, no sabía que vendrías hoy.

Él me mira frunciendo el ceño. Ahora que estoy más tranquila me percato de la ropa que lleva puesta, tiene un traje completamente negro y una camisa blanca abierta hasta el pecho, su cabello está bien arreglado y ahí lo recuerdo.

—Mierda.

— ¿Lo olvidaste? —pregunta incrédulo.

Hoy es el cumpleaños de su hermana y yo lo he olvidado por completo, la fiesta es un salón muy importante por eso va vestido de una manera refinada.

—Lo siento amor —Digo llevándome una mano al rostro—, con todo eso de que el jefe llega mañana me mantuve ocupada y lo olvide.

Él suelta un bufido pero luego me mira mejor.

— ¿Eso es sangre? —Sin dejarme responder se apresura en llegar hasta mí para revisar mi cabeza con sumo cuidado.

—Auch —Murmuro quejándome.

— ¿Qué te paso?

Trago saliva, no sé si contarle él suele ser demasiado exagerado.

—Mira no fue nada grave, solo intentaron asaltarme…

— ¿Qué? —Pregunta sin poder creerlo—, ¿tenía un arma blanca?

—No —Eso pareció tranquilizarlo—, solo una pistola.

Abre sus ojos sorprendido.

— ¿Qué demonios Raizel? —Pregunta enojado—, ¿Cuántas veces te he dicho que no salgas a correr a estas horas? Ni siquiera llevaste a tu perra.

—Perdón —Mi voz suena cansina—, no pasó nada grave ¿sí? salí corriendo y luego Cayden me salvó el pellejo.

— ¿Cayden?

Cada vez lo veo más molesto lo cual no entiendo ¿No debería estar preocupado?

—El hombre que me salvó se llama así —Respondo—, le hizo una llave la cual me gustaría aprender…

— ¿Te estás oyendo? —Murmura incrédulo—, te asaltaron y ni siquiera lo tomas enserio.

Cierro los ojos.

—Mira Keith, me duele la cabeza solo quiero…

En eso se escucha claramente como la puerta de la casa se abre, Keith sale del comedor y yo lo sigo. Veo a mis padres entrar con unas bolsas de supermercado seguido de mi hermano, al vernos fruncen el ceño.

— ¿No iban a salir hoy? —Pregunta mi padre—, Raizel… ¿Por qué luces tan pálida?

Pienso responder per mi querido novio se adelanta.

—Pasa que su hija nunca entiende los peligros que hay en la calle —Dice él sorprendiéndome—, salió sola y la asaltaron.

— ¡Keith! —Exclamo enojada.

Mi madre suelta la bolsa y corre hasta llegar donde estoy a cerciorarse de que estoy en una pieza.

—Cariño tienes sangre coagulada en la cabeza —Su voz se tiñe de preocupación.

— ¿Estás bien? —Pregunta mi padre dejando las bolsas en manos de mi hermano el cual la lleva hasta la cocina. Asiento con la cabeza—, voy por el botiquín.

Miro a Keith fulminándolo con la mirada, otra vez ha exagerado.

Luego de contarles lo que había sucedido, “que ciertamente explique con lujos de detalles que mi novio no me dejo explicar” mi padre curó mi herida en la cabeza que no era nada grave por suerte. Me regañaron como si fuera una niña lo cual odié, Keith miraba todo con una cara de satisfacción en el rostro lo cual me puso de peor humor.

—Espero que esto te enseñe a no salir a estas horas de nuevo —Murmuró mi novio una vez que estuvimos solos en mi cuarto. Me acosté en mi cama ignorándolo por completo—. Ni siquiera pudimos ir a la fiesta de mi hermana…

— ¡Ya basta! Lo siento ¿De acuerdo? —Digo cansada—, pero no tienes porqué ponerte así.

Él niega con la cabeza.

—Es que todo esto se hubiese evitado si me hicieras más caso.

Frunzo el ceño.

— ¿Te crees que soy tu maldito juguete el cual sigue tus ordenes? —Ya estoy comenzando a cabrearme—, solo salí a correr no pensé que me asaltarían.

Keith se sienta en la cama, yo me acuesto mejor dándole la espalda.

—Perdón Raizel, solo qué me molesta saber que estuviste en peligro —Acaricia mi brazo—, no quiero que te molestes.

Suspirando por enésima vez volteó para mirarlo mejor.

—La forma en la cual se lo dijiste a mis padres estuvo mal —Él asiente—, no puedes explotar así siempre, soy una persona adulta que toma sus decisiones y que como cualquier ser humano puede equivocarse.

Se acerca para besarme castamente.

—Lo siento.

Sonrío.

—Ven aquí tonto —Palmeo un sitio en mi cama—, debes estar tan cansado como yo.

Él sonríe igual que yo y se acuesta estrechándome en sus brazos.

—Te amo.

Vuelvo a sonreír.

—Yo también.
 


 

👔👠👔👠

 

 

Mierda, mierda, mierda.

— ¡Raizel nuevo vas tarde! —Exclama mi madre al verme tomarme el jugo en grandes sorbos.

—Sí, justamente cuando hoy se presenta mi jefe —Gimo lamentándome.

Estaba tan cansada por lo de ayer que ni siquiera me acorde de encender la alarma por lo cual volvería a llegar tarde.




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