Volver a creer. #1

Capítulo 11.

Capítulo 11.

 

Sábado, glorioso sábado.

Tengo un trabajo que amo, pero a la vez es malditamente agotador. Estar todo el día pegada al computador o preparando juntas y demás me cansa, hay veces que los ojos me lagrimean de lo cansados que están pero vale la pena. Mañana podría descansar en la comodidad de mi cama y así reponer fuerzas para regresar a trabajo el lunes con las pilas llenas.

Está noche tengo una cena familiar donde mi novio también estará presente, por fin mi padre iba a tener tiempo de cenar con la familia y eso me ponía feliz. Solo faltan unos minutos para poder irme y así pasar por el salón de belleza mi cabello estará agradecido conmigo.

Apago la computadora y guardo todo en su lugar, me levanto para ir a despedirme de mi jefe y me encuentro con que la puerta está entre abierta, antes de entrar escucho que Cayden tiene una conversación por teléfono y como soy curiosa me quedo a escuchar.

—Basta Cameron, no me importa si piensas que está bien o no —Su voz se oye cansada. En todo el día Cayden estuvo demasiado frío y cortante—. Voy a ir ¿Quieres que me quede en mi casa? —Hace una pausa escuchando a la persona con la cual está hablando—. Estar allí solo me hará pensar en este maldito día y no quiero pensar en ello ¿Entiendes?

Frunzo el ceño, echo un vistazo y lo veo desplomarse en su asiento con la mirada perdida en un punto.

—Lo sé, Cam —Suelta un suspiro demasiado largo—, no prometo nada, adiós.

Esa es mi señal, como si nada hubiese pasado entro al lugar sin llamar como me es de costumbre.

—Oye Jefe ya me voy… ¿Estás bien Cayden?

Él levanta la cabeza de golpe al verme y su rostro se encuentra serio, me mira unos segundos sin decir nada y siento como mi piel se eriza.

—Puedes irte Raizel, yo estoy bien.

No creía en sus palabras pero de igual manera asentí.

—Cualquier cosa no dudes en llamarme Cayden —Él hace una mueca—, hablo enserio, somos amigos y si necesitas algo estaré para ti.

Dicho esto salí de allí, pero algo preocupada por mi amigo.

***

Mi cabello lucía espectacular, había tardado un par de horas más pero realmente valió la pena, ahora volvía a ser una rubia como debe ser, me corte las puntas y me sorprendía lo sedoso que estaba mi cabello, olía a una fuerte combinación de vainilla con algo más que no podía descifrar pero que me encantaba. Espero que a Keith le guste.

Al salir del salón fui directo a mi casa a ducharme y usar una nueva crema corporal que había comprado, quería estar bonita para mi novio algo muy en el fondo me decía que hoy me propondría matrimonio.

Lo sé, puede que no lo haga ¿Pero para qué venir a cenar con toda mi familia? Él no hacía esas cosas sin ninguna razón de por medio y espero que lo haga.

Me coloque un vestido rosa pálido simple, no quería parecer demasiado arreglada ni tampoco demasiado informal, estaba tan nerviosa que en cualquier momento terminaría comiéndome las uñas, lastima ya que la manicura me costó.

Cuando subí al comedor Keith ya estaba allí, sonreí. Él se acercó para abrazarme con fuerza.

— ¿Cómo está mi corazón?

Besé castamente sus labios.

—Mejor ahora que estás aquí.

Lo mire esperando algún alago por mi cabello pero él no dijo nada y solo besó mi mejilla para llevarme de la mano hasta el comedor.

—Fui al salón de belleza hoy —Digo para que se dé cuenta. Él para de caminar y gira en mi dirección frunciendo el ceño.

— ¿Ah sí?

—Sí, volví a teñírmelo —Él asintió restándole importancia. Hice un puchero con los labios cuando no me vio, ni siquiera un halago recibí.

Mi madre estaba preparando la cena y mi novio y yo preparamos la mesa, al terminar mi padre y mi hermano vinieron a sentarse en la mesa junto con nosotros.

—Keith —Saludó mi hermano a mi novio. No era ningún secreto que mi hermano no soporta a Keith.

—Cuñado —Y sí, eso cabreaba a mi hermano.

Este hizo una mueca y volvió a colocarse los auriculares, pero mi madre lo regaño y terminó sacándoselo a regaña dientes.

—Y cuéntame Keith ¿Cómo vas con las clases?

Mi novio es profesor de matemática por si no lo había comentado antes.

—Muy bien, en realidad por eso vine hoy.

Arrugue el ceño.

— ¿De qué hablas?

—Tengo un nuevo colegio a partir del lunes, enseñaré días de por medio pero lo importante es que tendré más dinero.

— ¿Viniste para decirnos eso? —Pregunto atónita.

—Sí ¿A qué es una buena noticia?

Mi pecho se desinflo.

—Sí —Me aclaro la garganta—, una excelente noticia.

Soy una tonta al pensar que Keith me propondría matrimonio hoy, pero por una parte estaba segura de que lo haría hoy. Era el momento perfecto.

Luego de la cena mi novio y yo fuimos a mi habitación. Keith comenzó a repartir besos en mi cuello a penas al entrar pero yo me aparte. Sabía que no debía estar enojada con él pero por una parte si lo estaba.

— ¿Qué pasa? —Preguntó extrañado.

—Mm, solo que debo quitarme el vestido porque tú vas a arrugarlo.

No sabía mentir muy bien que digamos pero creo que me creyó por la carcajada que soltó.

—No seas tonta Raizel, ven aquí.

No pude negarme, pero algo raro sucedía no quería tener sexo con él, no quería ni siquiera sus besos y eso me preocupaba ¿Tan enojada estoy?

Me acerco a su cuerpo y beso mis labios mientras caminábamos hacia atrás y mi cuerpo cayó en la cama. Keith se colocó encima de mí y antes de poder continuar mi celular comenzó a sonar.

—Apártate debo contestar.

—Deja que sigan llamando —Beso mi cuello pero en verdad no tenía ganas por lo que mi celular era la excusa perfecta.

—Puede ser importante.

Lo quito de encima y voy hasta mi bolso, al sacarlo veo que la llamada era de Cayden, frunzo el ceño y vuelvo a marcar. Keith mira distraído su celular y yo me alejo en dirección hacia el baño.




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