Volver a creer. #1

Capítulo 11.

Segunda parte
 


 

¿Debería estar sorprendida por la casa de Cayden?

No, sabía que su casa sería la de un Empresario, pero joder jamás pensé que tendría una mansión de casa.  Ayude al borracho a salir del auto sin la ayuda del chofer el cual no me agrado desde un principio y ahora lo hace menos.

Al entrar a su casa luego de pasar prácticamente una hora afuera descubriendo como entrar, cabe aclarar.  Todo se tornó más difícil puesto que aunque le prohibí tomar ese trago en el bar él muy idiota compró una botella de whiskey y vino tomándolo por el camino. Cayden estaba completamente borracho a tal punto donde sus pies se tropezaban con el otro.

Me preocupo por él, no sé el porque el alcohol se volvió su mejor amigo está noche y en verdad quiero saberlo. Lo llevo a rastras hasta el sofá en donde lo ayudo a recostarse, sigue con la botella en mano y mantiene los ojos cerrados.

—Llegamos a tu dulce hogar, borrachín.

Abrió los ojos los cuales se encontraban rojos y también cristalizados.

— ¿Hogar? Esto no es un hogar para mí, rubia —Se intentó sentar pero parece que eso lo mareó por lo que cerró sus ojos de golpe, me aproxime hasta estar junto a él y lo ayude a sentarse e hice lo mismo sentándome a su lado—, este lugar es solo una casa… solo vengo aquí para dormir y nada más.

Hablaba tan seriamente pero sus palabras salían arrastradas quitándole la seriedad la cual él quería proyectar.

—Eso no tendría por qué ser así —Digo y coloco mi mano en su hombro—, puedes darle tu toque y así te iras sintiendo más a gusto.

Él frunció los labios.

—El toque que le falta a esto es el de Geraldine… ¿Sabes? Ella debía vivir aquí conmigo —Dió otro trago a la botella—, pero no, no está aquí.

Me parte el alma verlo así, aunque ya sé la respuesta lo pregunte.

— ¿Qué paso con ella?

Se hizo un silencio, abrió los ojos y me miró.

—Murió, hoy es el aniversario de ese… día.

Todo el aire que inhale lo mantuve en mis pulmones siendo incapaz de exhalarlo luego de oírlo decir aquello.

—Lo siento tanto…

—Si ella estuviese aquí yo sería feliz… —Intentó dar otro trago pero está vez fui más veloz y se la arrebate de las manos.

—Pues no deberías estar tomando —Levante la botella semivacía en su frente—, ¿Crees que esto te ayudara con el dolor? Pues no Cayden, esto no ayuda en nada.

Se rió.

—No, no ayuda —Fregó su rostro con sus manos—, nada ayuda.

Yo soy pésima en esto de consolar, no sé muy bien que hacer o que decir.

—Puedes hablarme de ella —Me miró con el ceño fruncido—, tal vez la cura no sea olvidarla si no recordarla.

—Yo… Yo no sé por dónde empezar.

Verlo así de perdido era tan desesperante para mí, me dolía el no saber qué hacer así que me pegue a él y recosté mi cabeza en su pecho. Tome su mano y entrelacé nuestros dedos.

—Dime lo que quieras contarme sobre ella, soy tu amiga y puedes confiar en mí.

Trago saliva y asintió.

—Geral, ella era… era mi simple y maravilloso caos ¿Sabes? Era perfecta aunque se creía imperfecta —Me sorprendía su capacidad de hablar aunque estuviera con muchas copas de más en el organismo—, pequeña, vulnerable, hermosa y amable.

Suspire, tenía ganas de llorar, siempre he sido muy sensible.

—Cuando la conocí me dejo sin palabras actué como un tonto pero ella me hizo cambiar en muchas cosas fue la primera chica de la cual me enamore como un loco y no sabes cómo duele saber que no está conmigo.

»Sufrió tanto siendo tan joven… yo no lo sabía… —Recostó su cabeza por la mía—. Ella se guardaba toda la mierda que pasaba en su vida para no involucrar a nadie más y por guardárselo termino muriendo.

Su voz se rompió como yo lo hice en ese momento y no pude evitar llorar al sentir que él también lo hacía.

—Sí no puedes seguir yo lo entiendo —Dije y no pude evitar abrazarlo.

Él me apretó contra su pecho, sabía que necesitaba un abrazo.

—La extraño Rose, la extraño tanto.

Dejé que llorara en mi pecho, que se desahogara. Lo necesitaba. Luego lo ayude a acostarse en el enorme sofá pero lo que no conté fue que yo terminará acostada a su lado. Me tenía sujeta de la cintura y no quería moverme eso terminaría despertándolo y él tenía que descansar. Levante mi rostro para mirarlo mejor, acomodé mejor su cabello y luego recosté mi cabeza en su pecho.

Esperaría a que se quedara profundamente dormido para ir a mi casa.

Tenía un nudo en la garganta, él perdió a alguien importante en su vida y nunca pudo desahogarse, espero que lo pueda hacer algún día. Ahora entiendo porque no tiene una novia o esposa.

Pero creo que aún sigue necesitándolo, tal vez si encuentra a una chica que lo haga feliz podrá dejar a su ex novia en un cajón de los buenos recuerdos, no digo que la supere porque eso sería insensible de mi parte pero él se merece ser feliz, se lo merece.
 

 

👔👠👔👠

 


Un sonido, un maldito sonido no me deja seguir durmiendo. Fregué mi rostro contra la almohada pero ahí me di cuenta de que eso no era la almohada.

Abrí los ojos alarmada, vi a Cayden y me asuste, lancé un grito tremendo y me aleje tan rápido que termine cayendo al suelo.

— ¿Qué demonios? —La voz ronca de Cayden llegó a mis oídos. Seguí en el suelo y al verme allí se sorprendió.

—Bueno días jefe.

— ¿Raizel? ¿Qué demonios haces… —Se calló de golpe lo que me dio a entender que empezó a recordar lo que paso.

El sonido volvió y ahí me di cuenta de que era mi celular, me levante algo confundida ¿Cuándo me quede dormida?  Llegue hasta la mesita de vidrio donde se encontraba mi bolso y saqué el celular al desbloquearlo vi la hora y casi lanzo otro grito.

Las diez de la mañana.

Oh no.

Veo las llamadas perdidas de Keith, mi madre… mi padre…




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