Volver a creer. #1

capítulo 12.

Capítulo 12.
 

 

— ¡Raizel! —Exclama mi madre al verme entrar en casa.

—Hola —Ella no está sola, mi hermano está junto a ella mirándome con una ceja enarcada y mi novio está mirándome con el ceño fruncido. Bien, ahora sé que hay dos personas que no me creen.

Mi madre no tarda en llegar hasta donde estoy parada y abrazarme, me estruja en sus brazos con tanta fuerza que me sorprende.

—No vuelvas a darme este susto señorita.

—Mamá, creo que ya soy algo mayorcita…

—Y aún sigues viviendo aquí —Me corta ella—, ni siquiera Keith sabía en dónde estabas así que no me vengas con que no tenías por qué avisar. Gracias a Dios tu jefe fue el considerado en coger el teléfono aun estando mal, hablando de él ¿Cómo está?

—Perdón, no volverá a ocurrir. Se encuentra mejor no fue nada grave.

No quería profundizar en el asunto ya que no quería mentir aún más de lo que Cayden ya había hecho.

—Debes invitarlo un día de estos a comer —Sus palabras me sorprende y por lo que veo también sorprende a mi novio—. Se nota que es un hombre muy gentil y la manera de la que habló de ti me gustó mucho.

—No creo que tenga tiempo para venir, él está muy ocupado.

—Pues tú eres su asistente personal así que sabrás cuando le sobra el tiempo, pero de que viene a comer en casa, viene. ¿Por qué no me dijiste que fue él quien te salvó del asalto?

¿Y ella como se enteró de eso?

—No creí que…

Ella suelta un suspiro cansador.

—Mejor vete a bañar y descansar debes estar agotada —Antes de irse se voltea nuevamente—. ¿Desayunaste?

Asiento.

—Sí, Cayden me llevó a desayunar al salir del Hospital.

Ella arquea una ceja sorprendida pero asiente conforme para retirarse de la habitación. Mi hermano me mira interrogante.

—Esto es nuevo ¿desde cuándo mientes tan bien?

Abro la boca para para contestar pero me interrumpen.

—Estoy preguntándome lo mismo.

Dylan hace una mueca al ver que ambos están de acuerdo en algo. Él siempre ha celado de mí y nunca le ha agradado Keith pero eso ya lo sabían. Sus ojos verdes esperan una respuesta.

—No estoy mintiendo —Digo de manera segura—, además ¿Por qué creen que estoy mintiendo?

Él rueda los ojos y se acerca para abrazarme levemente lo cual me sorprende ya que mi hermano nunca fue de demostrar afecto.

—Solo avisa la próxima.

Y así como se acercó tan rápido se fue caminando de la misma manera hacia la cocina.

—No te creo —Suelto un bufido al escuchar a Keith.              

—No quiero discutir en estos momentos.

Ignorándolo camino hacía el sótano que es el lugar donde está mi habitación. Abro la primera puerta y no la cierro ya que sé que él me sigue, bajo las escaleras y luego abro la puerta de mi cuarto y lo primero que miro es mi cama. Cuando voy a dar otro paso la mano de Keith me sujeta de codo y yo volteó soltándome con brusquedad.

— ¿Tienes algo con tu jefe? —Suelta apenas al mirarme a los ojos.

Ahí está, sabía que preguntaría eso y por dios no puedo creer que piense en eso.

—Sabes muy bien que no, Keith —Hago una mueca—, él tuvo un pequeño accidente nada más fui a llevarlo al hospital y listo. No pasó nada.

Él estira su cabello con frustración.

—Me estás diciendo que no tienes nada con tu jefe y te creo Raizel —Sus brazos caen en sus costados—, pero no creo lo del accidente y no entiendo porque no me quieres decir la verdad.

A veces odio que Keith vea en mi esos pequeños detalles que me delatan al mentir.

—Tienes razón, pero no puedo contártelo —Bajo la mirada.

— ¿Desde cuándo hay secretos entre tú y yo?

—Nunca los hubo, pero no puedo decírtelo no puedo traicionarlo.

No quería que nadie supiese que Cayden estaba borracho en un bar, nadie debía saber que estaba en un estado de vulnerabilidad. Debía protegerlo.

Él suelta una risa seca.

—Pues me estas traicionando a mí de alguna manera —Se coloca mejor su camisa y da media vuelta—, el novio parece otro.

Antes hubiese detenido a Keith para explicarle las cosas, pero ahora no quería hacerlo solo quería acostarme en mi cama y dormir, algo estaba pasando con nosotros pero muy en el fondo no lo quería admitir.

 

👠👔👠👔
 

 

Tener tiempo para salir de compras era justo lo que necesitaba. Un tiempo para despejarme y mimarme, salir a comprar ropa era algo estresante a veces pero ahora era de lo más liberador. Tenía varias bolsas en los brazos mientras recorría el centro comercial con mi helado en mano.

Encontré unas deportivas que me irían perfectas para salir a correr mañana, el cumpleaños de mi madre se aproximaba por lo que le compre un hermoso vestido para esa noche con unos zapatos elegantes que le encantarían.

Veo muchos panfletos rosas por todas partes y algunas personas paran de caminar para mirarlos, mi celular comienza a vibrar en mi bolsillo y lo atiendo.

— ¿Hola?

— ¿Es cierto que el jefe tuvo un accidente? —La voz de Ethan suena curiosa—, tu novio estaba tan desesperado que vino a desahogarse conmigo ¡Conmigo! ¿Pero qué mierda ha pasado, Raizel?

—Tranquilízate Ethan, ¿cómo es eso que Keith se desahogó contigo? —Pregunto extrañada—, y si, fue un pequeño accidente nada grave mañana seguro se presenta a trabajar como nuevo.

Una chica me entrega un panfleto rosa el cual agarro.

—Sí, vino hasta mi departamento imagínate la sorpresa que me lleve yo —Odio que mi mejor amigo no soporte a mi novio—, pero debes agradecer que no lo eché sino todo lo contrario, escuche todo.

— ¿De qué hablas?

—Me explicó que las cosas entre ustedes no van muy bien y qué tú estás muy distante.

¿Yo?

—No es mi culpa que él sea un maldito celoso.

De manera distraída leo el panfleto.

Citas a ciegas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.