Volver a creer. #1

Capítulo 19.

Capítulo 19.

 

Suelto un largo suspiro doy unos cuantos brincos y muevo la cabeza de un lado a otro como si eso sirviese para destensar mis hombros.

Frente a mí se encuentra la puerta que lleva a la oficina de mi Jefe y está vez yo llegue a hora pero él mucho más temprano por lo que en un mensaje me dejo claro que no hacía falta el llevarle su café hoy. Mi corazón está completamente alocado y eso me pone más nerviosa. Siento como mi pecho se oprime y mi respiración es distinta, más lenta, como si el aire se atorara en mi garganta.

Solo debes fingir Raizel, fingir

Eso sonaba sencillo pero no lo era. No cuando tienes sueños besuqueándote con tu jefe.

Antes de que pueda arrepentirme abro la puerta, nunca me preocupe en llamar antes así que no lo haría ahora.

Él levanta la mirada y se apresura en guardar algo en su escritorio, no es la primera vez que lo veo haciendo esto y sé que lo que esconde es la foto.

—Hola Jefe —Digo mirándolo algo ansiosa.

—Buenos días Rose —Para mi sorpresa no se lo ve molesto, ansioso, ni nervioso, creo que la única afectada aquí soy yo—, ven, aquí tengo unos papeles que debes leer. Debo firmarlos pero prefiero que veas que todo está en orden ¿de acuerdo?

Asiento con la cabeza, me acerco para tomar la carpeta y me tenso cuando sus dedos rozan los míos. Ay no, el ambiente se está volviendo tenso aquí. Los dos nos miramos siendo incapaces de apartar la mirada pero de alguna manera me obligo a alejarme.

—Yo… —Aclaro mi garganta—, estuve viendo lo de la cita en el Club y será viernes por la noche.

— ¿Qué? —Pregunta incrédulo—, ¿Quieres continuar con esto de las citas?

Aparto mi mirada mientras me encojo de hombro.

—Por supuesto que sí, está es la última cita.

Él me mira con el ceño fruncido.

—Yo creí que…

— ¿Tu creíste qué, Cayden?

No quiero que diga algo como ayer, no quiero que mencione nada. Niega con la cabeza y aprieta la mandíbula.

— ¿Sabes qué? Haremos lo que quieras Raizel y está vez quiero algo distinto —Sus palabras suenan secas lo que me permite notar que está molesto—, no quiero que sea rubia, no quiero nada de lo que pedí y está vez que ellos elijan mi cita no tú —Lo miro sorprendida—, ¿Qué? ¿Crees qué no me di cuenta? La tal Melody y tú no son buenas fingiendo.

—Es que yo —No me deja continuar.

—No he terminado, no quiero que te involucres está vez y hablo en serio ¿Entiendes?

Muerdo mi lengua para no decirle que se está comportando como un idiota y asiento.

—Cayden yo…

—Aquí soy tu superior creo que no me siento cómodo con que me llames así.

—De acuerdo, Jefe…

—Ahora estoy ocupado, ¿Puedes ir a trabajar de una vez? Estaba haciendo algo importante hasta que llegaste.

Lo miro mal pero él ni siquiera se inmuta, molesta aprieto la carpeta contra mi pecho y salgo de su oficina. No me gusta que las cosas estén así entre nosotros pero debo admitir que esto es mi culpa.

El ascensor se abre y Ethan sale de él mirándome con curiosidad.

Ay no.

— ¿Lo besaste de nuevo? —Pregunta en voz alta y lo miro horrorizada, por favor que Cayden no haya oído eso.

Me acerco hasta él y lo golpeo en el hombro con fuerza.

— ¿Quieres callarte?

—Auch, eso en definitiva dolió —Se queja sobándose el área afectada—, se nota que no hubo beso por eso estás toda violenta mujer.

—Por dios eres una chismosa ¿Para eso viniste hasta aquí?

—En realidad no, vine para decirte que tu novio está abajo.

Abro mis ojos como platos.

— ¿Qué?

—Que tu novio está abajo ¿A caso eres sorda?

—A veces quiero golpearte ¿Cómo es que está aquí? Él me dijo que volvería mañana o pasado. Dios... yo no podré verlo a los ojos.

Mi amigo me abraza e intenta tranquilizarme.

—No sé lo digas, ese es mi consejo.

—Sería injusto yo no puedo ocultarle eso.

—No, solo te lo estás guardando es un pequeño secreto Raizel eso evitara dañarlo a él.

—No lo sé —Camino hasta el sofá de espera y me siento.

Estoy debatiéndolo, en verdad lo hago.

Recargo el peso de mi cabeza contra mi mano que está apoyada contra el sofá.

—No te atormentes linda —Dice sentándose al lado mío—, tu sabes que puedes arriesgarte y contárselo y puede que su relación se vaya a la mierda y así puedas salir con el jefe.

Lo miro mal.

—Es solo una sugerencia.

Me levanto.

— ¿Puedes atender las llamadas de mi puesto? Voy a ir a contarle todo, no voy a mentirle.

Asiente mientras camina hasta mi puesto y yo bajo en el ascensor completamente asustada.

Al salir de este quiero maldecir al ver a Keith con un enorme ramo de rosas rojas. Esto solo me hace sentir peor.

Él me mira con una sonrisa y yo lucho para devolvérsela.

Me acerco con paso recelosos y cautelosos él sigue sonriendo y cuando se acerca por si mismo me extiende el ramo.

—Para la mejor novia.

Ahora me siento peor.

—Keith, wou, estoy sin palabras.

—Quiero disculparme por no estar contigo cuando supiste lo de Cat y por no atender tus llamadas, tu madre me contó todo así que vine lo antes posible.

Mucho peor.

Tomo las rosas entre mis manos y le sonrío, él se acerca para dejar un beso casto en mis labios y me preocupo al no sentir nada.

—Gracias, en serio no tienes por qué disculparte.

Lo digo en serio.

—Me sentí mal y bueno estas rosas son lo mínimo que te mereces, tú te mereces que te baje las estrellas.

No digas esas cosas debo contarte la verdad.

—Keith…

—Espera, tengo una reservación para los dos para cenar el sábado por la noche y no puedo recibir un no por respuesta.

Un aclaramiento de garganta me hace voltear y creo palidecer al ver a Cayden.

—Se me hizo raro encontrar a tu amigo en tu puesto, ahora lo entiendo.

—Señor Harrison —Me sorprende  que Keith le dirija la palabra—, quiero disculparme por la escena de celos tontos de hace un tiempo atrás creo que me comporte de una manera infantil lo que fue muy madura de mi parte sabiendo que ustedes son solo amigos, bueno jefe y asistente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.