Volver a creer. #1

Capítulo 22.

Capítulo 22.

 

Qué pena con mis uñas. Nunca fui de las chicas que mordían las suyas pero ahora como que me estoy contradiciendo al mordérmelas. Estoy demasiado nerviosa y no quiero admitirlo, en cualquier momento Cayden saldrá por esa puerta para que vayamos a su cita y no sé qué me pone más nerviosa, el que la chica no la haya elegido yo o que Cayden va tener una cita.

Me siento una verdadera estúpida, porque la idea de que Cayden salga con otra fue mi idea y me parece la cosa más desagradable de la faz de la tierra. ¡Por Dios!  Él no quería seguir con esto pero yo abrí mi bocota y bueno estamos a una hora de su cita. Bueno, menos de una hora y yo me estoy muriendo internamente.

No puedo dejar de pensar en los sucesos de ayer, no puedo dejar de pensar en estar sentada en la mesa de la casa de sus padres recostada en su pecho y mucho menos en todo lo que sentí con esos besos de despedida, por un lado una parte de mi quiere agradecer a su madre porque solo por ello me beso.

Mi celular es que el comienza a vibrar en mi escritorio y frunzo el ceño, es raro que alguien me llame en mi hora de trabajo. Atiendo sin ver de quien se trata.

—Diga.

—Raizel, cielo —Saluda la voz inconfundible de mi madre—, quería saber si tú te encargaras de enviar las tarjetas de cumpleaños.

Ruedo los ojos con diversión.

—Creo que con un simple whatsaap será más que suficiente mamá.

—No, ya hablamos de eso —Dice y yo sonrío—, ¿Vas a hacerlo o no?

—Lo haré, solo debo tener tu lista de invitados —Ella se enoja al decirme que ya me lo había dado hoy a la mañana pero realmente mi cabeza es un lío en este momento y empiezo a buscarlo en mi bolso— ¡Lo encontré!

—Ya era hora —Murmura bufando—. Oh y también invita a tu jefe.

Mi sonrisa se esfuma.

— ¿Qué?

Tener a Cayden en mi casa solo me traería recuerdos de nuestro primer beso, no gracias. No es por nada pero no quiero invitarlo al cumpleaños de mi madre.

—Dijiste que es tu amigo, no le veo el problema —El problema es que mi Jefe me confunde y ¡Oh! Nos besamos en la sala cuando estaba sensible y no olvidemos que me llevo a conocer a sus padres como su novia falsa en cuyo lugar también nos besamos—. Además oí que Keith se disculpó con él.

Necesito saber de dónde saca tanta información.

—Pero…

—Sin peros, tengo que agradecerle lo que hizo por ti en persona.

Trago saliva mientras jugueteo con mi cabello.

—De acuerdo, no creo que esté disponible…

—Eres su asistente, procura que esté libre para esa fecha además falta una semana y unos días para ello.

Asiento con mi cabeza.

En eso veo a Cayden salir de su oficina quitándose su corbata. Todo parece en cámara lenta, la forma en la cual se la quita y luego desabotona algunos botones de su camisa me parece de lo más sexy, con una de sus manos acomoda su cabello y luego levanta su mirada la cual conecta con la mía y me sonrojo de inmediato.

— ¡Raizel!

Pego un brinco al oír el grito de mi madre en la otra línea.

— ¿Qué? No te oí, me distraje unos segundos.

Escuchar eso lo hace sonreír de costado, él sabe que él fue mi distracción.

—Olvídalo cielo, creo que estás muy rara últimamente. Necesitamos uno de esos días de chicas.

—El último fue hace años mamá —Digo entre risas.

—Lo sé, fue exactamente cuándo comenzaste a actuar de esta forma rara por Keith —Escuchar eso me alarma—, y ahora se está repitiendo ¿alguien del quién quieras contarme cariño?

Me aclaro la garganta.

—No, debo colgar mamá.

—De acuerdo —Dice para nada convencida—, cuídate cielo.

—Adiós, te quiero.

Cuelgo la llamada.

—Me gusta como tienes tu cabello hoy.

Levanto la mirada hacia él y siento como un cosquilleo en mi estómago me hace removerme en mi lugar, llevo mi mano hasta la trenza que me hice a la mañana improvisadamente, la cual debe estar desarreglada.

—Gracias, ¿nos vamos? —Pregunto de manera directa y él asiente.

Últimamente la incomodidad entre nosotros me asfixia por lo cual he estado evitándolo, cosa que desde ayer no he hecho ya que cuando me llevo con sus padres no había incomodidad bueno no como ahora en el ascensor. Él  me mira sin vergüenza alguna haciéndome bajar la mirada ya que debo encontrarme totalmente sonrojada.

Cuando las puertas se abren soy la primera en salir disparada de allí, me despido de Ethan con la mano y ni me permito ver su mirada. Ese idiota está fascinado con mi Jefe y el verlo conmigo le encanta.

Siento la presencia de Cayden cerca de mí y cuando llegamos al auto me detengo esperando que le quite el seguro, él abre mi puerta y me sorprendo girando en su dirección. Grave error. Eso me dejo a milímetros de su rostro miro sus preciosos ojos azules y siento que en cualquier momento puedo besarlo. Me mata las ganas de besarlo, me siento una tonta adolecente que no puede controlar sus hormonas.

Él no ayuda mucho al lamérselos. Él me provoca.

Cierro mis ojos con fuerza y me obligo a entrar al auto, y eso hago. Lo dejo parado ahí confundido pero no creo que lo esté más que yo. Me coloco el cinturón y lo espero, cuando arranca el auto el silencio me pone como loca y me atrevo a encender la radio. Una canción muy movida de Jason Derulo me hace tararear la letra y moverme al son de la música. Cayden me mira con una sonrisa y lo incito a que me siga pero niega con la cabeza divertido.

—Ya no hablas tanto como antes.

Bajo un poco el volumen de la música y o miro ladeando la cabeza.

— ¿De qué hablas?

—Cuando te conocí no te podías callar —Me sonrojo un poco, siempre fui algo parlanchina—, me desesperabas. Siendo sincero buscaba un interruptor de apagado en ti.

Suelto una carcajada, eso es lo que me decía mi hermano antes.

Realmente no hablo mucho ahora porque me siento de una manera distinta junto a él, me confunde.




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