Volver a creer. #1

Capítulo 27.

 

Capítulo 27.
 

— ¡Woo! —Grito al ver como Ethan toma su sexto vaso de tequila con limón y sigue consiente—, eso amigo mío es un talento.

Debo admitir que una vez que solo los más cercanos a la familia se quedaron en la casa la cosa comenzó a ponerse buena.

Mi mejor amigo y yo estamos tomando como si no hubiese un mañana aunque somos conscientes de que mañana es lunes y tenemos que ir a trabajar.

Ethan sacude su cabeza y yo me río a carcajadas al verlo un poco mareado.

—Te toca a ti —Dice retándome.

Niego con la cabeza.

—No puedo emborracharme en el cumpleaños de mi madre.

Miro de reojo a Cayden el cual se encuentra hablando con mi hermano, la curiosidad me pica pero me contengo en ir hasta allá. Ethan pasa su mano por mis hombros y vuelvo a la realidad.

—Amiga mía tú ya estas borracha.

Río y él me imita.

—Tienes razón.

Así que así comienza una guerra en el quien bebe más. Y bueno, ahora me encuentro en el suelo, ¿o el suelo se encuentra conmigo? Mis tacones se perdieron en algun lugar del jardín cuando tropecé con mis propios pies por jugar una carrera con Ethan, de no ser por él mi rostro hubiese impactado en el suelo, el mismo suelo donde me encuentro ahora.

Mi mamá me mira divertida y yo levanto mi copa vacía en su dirección, ella ríe fuertemente y vuelve a prestar atención a mi papá. Casi todo el mundo se ha ido y aunque parezca poco creíble mi Superman sigue aquí.

¿Soy solo yo o mi Jefe es guapísimo?

Me entran unas ganas tremendas de ir a besarlo hasta quedarme sin aire. Tal vez lo haga luego.

Veo a mi amigo el cual se encuentra bailando con una de mis primas. Traidor.

Hago un puchero con los labios y siento que voy a llorar ¿Por qué me traiciona de esta manera? Tal vez solo es el alcohol que me está haciendo actuar de esta manera. En eso veo a Keith acercarse a donde estoy, tiene un vaso de lo que creo que es agua y me lo extiende.

—Bebe esto borracha —Dice en broma y yo hago una mueca.

—No quiero —Giro mi cabeza y él ríe.

Siento como me levanta en sus brazos y yo grito en protesta.

—Vamos a la sala, en cualquier momento quedaras rendida —Dice divertido.

Cuando pasamos cerca de mi amigo y mi prima los miro con odio, bueno, un odio de borracha.

— ¡Traidor! —Le grito a este que solo se ríe. Creo que podemos deducir quien es más tolerante al alcohol.

Que solo se ría hace que mi corazón borracho se oprima y vuelvo a llorar de una manera escandalosa en el pecho de mi prometido. Llegamos a la sala y él me hace sentarme allí. Me mira con gesto preocupado.

—No llores corazón...

—Es que Ethan me emborracha y luego me deja ¡Ya no soy su mejor amiga!

—Shh, tranquila yo puedo ser Ethan si quieres.

Ladeo la cabeza confundida.

Comienzo a marearme un poco y luego comienzo hablar.

—Sabes Ethan tengo un problema.

— ¿Cuál es el problema? —Su voz suena divertida, por un momento me olvido que estoy hablando con Keith.

Suelto un largo suspiro.

—Que quiero otro trago pero Keith me quiere dar agua.

Él suelta una carcajada y niega con la cabeza sin poder creer que esté tan borracha, la última vez que estuve así fue en mi graduación.

Miro la sala y un recuerdo me hace volver a suspirar.

— ¿Y ahora qué pasa?

— ¿Sabes Ethan? Aquí mismo fue donde besé a Cayden.

Él se tensa a mí alrededor.

— ¿Qué tu hiciste qué?

Levanta la voz y frunzo los labios.

— ¡Shh! Keith va a oírte —Lo regaño—. ¿No te acuerdas? Te lo dije hace tiempo idiota.

Él se levanta y me aparta de un movimiento brusco el cual me desconcierta, casi me hace caer del sofá.

— ¿Dónde vas?

—No puedo estar cerca de ti Raizel, no puedo creer que besaras a alguien más y no me contaras. No sabes lo herido que estoy.

— ¿Keith? —De repente parece que el alcohol se esfuma, pero no puedo hablar con claridad, no puedo cuando parece que el alcohol es el que me hace hablar—. Yo...

— ¿Qué? —Espeta con brusquedad y pego un salto del susto—, me largo.

Camina hasta la salida y empuja a un mozo el cual hecha una botella de vodka, comienza a recoger los pedazos y yo lo miro. No me siento arrepentida ni nada. En realidad me siento liberada.

Me levanto y me tambaleo hacia atrás. Veo a Cayden el cual ya no tiene su chaqueta de cuero puesta si no que lo lleva en la mano, al verme arquea una ceja y yo me derrito internamente intento caminar hacia él pero me tropiezo con mis propios pies y caigo de rodillas al suelo. Comienzo a reír porque no me duele pero al sentir dos manos en mi cintura que me ayudan a levantarme paro de reír por completo, mi cuerpo arde en el buen sentido y me siento abrumada por las sensaciones que siento cuando Cayden me toca.

— ¿Te encuentras bien rubia?

Niego con la cabeza.

—Creo que tome un poquito de más.

— ¿Un poquito? —pregunta con burla.

Mis manos se colocan en sus brazos y lo miro a los ojos, una idea llega a mi cabeza lo cual me sorprende pero no lo dudo mucho.

— ¿Podrías llevarme a mi cuarto? —Digo arrastrando las palabras—, tengo mucho sueño.

Mentira.

—Claro ¿Dónde es?

Lo guio de manera torpe hacia el sótano donde se encuentra mi habitación. Cuando ve que debemos bajar escaleras abajo me levanta sin aviso y mi corazón casi se me sale del pecho. Siento que mi respiración es agitada, miro a Cayden pero él está concentrado en no dejarnos caer. Abre la puerta y me baja ahí.

—Listo, vine a avisarte que debo irme...

Como si fuese un ninja lo tomo de la mano empujándolo dentro de mi habitación y cierro la puerta de tras de mi colocando el seguro.

—Rose... ¿Qué se supone que estás haciendo?

—Lo que debería haber hecho hace mucho.

Camino hasta él, pero Cayden da pasos hacia atrás hasta chocar contra mi cama y niega con la cabeza cuando me acerco.




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