Capítulo 31.
Prepararme para ir al trabajo no es algo que quiera hacer, pero no puedo darme el lujo de no ir solo porque no quiero ver a Cayden. Así que aquí estoy en frente de mi espejo peinando mi cabello, veo las ojeras que tengo las cuales son demasiado visibles y creo que tendré que taparlas con maquillaje.
Una vez lista suelto un largo suspiro, unos golpes en mi puerta me hacen fruncir el ceño.
— ¡Adelante!
Mi madre asoma su cabeza con una leve sonrisa, sabe lo que paso con Keith, ayer por la noche se lo tuve que contar ya que me vio llorando.
— ¿Cómo estás cariño? —Pregunta besando mi mejilla.
Le regalo una sonrisa.
—Hoy amanecí mejor —Digo aunque no soy muy franca—, solo necesitaba un tiempo para asumir toda la información que tenía en la cabeza.
Ella se retuerce los dedos.
— ¿Así que estás lista para enfrentarte a Cayden hoy?
—Sí, si estuviera aquí mismo sabría exactamente que decirle.
—Me alegro de que estés mejor y te sientas tan segura porque está allá arriba.
— ¡¿Qué?! —Llevo una mano hasta mi estómago el cual parece sentir mariposas—, oh no ¡Claro que no estoy lista! ¡Mierda! Dile que no vivo aquí.
Mi mamá se ríe y me golpea de manera juguetona.
— ¿No que muy valiente?
— ¡Mamá! —La regaño—, solo dile algo para que se vaya.
—Raizel, eres una mujer adulta así que le diré que baje hasta aquí.
No me deja quejarme porque se va dejándome ansiosa. Comienzo a caminar de un lugar a otro.
¿Qué hago? ¿Finjo seguir enojada?
Porque la verdad es que ya no lo estoy, que Cayden la besará me dolió pero apuesto que a él también le dolió que yo me olvidará de lo que paso entre nosotros.
La puerta se abre y yo rápidamente giro en dirección contraria apretando mis ojos y labios con fuerza. No quiero verlo, mierda, a quien demonios engaño estoy tan torpemente enamorada que de seguro con solo verlo voy a querer lanzarme en sus brazos.
—Rose… —Su voz suena cautelosa y abro los ojos para voltear de manera lenta.
Se encuentra parado frente mi puerta, la cual está cerrada ¿Por qué la cerro? ¿Quiere privacidad? Porque yo si la quiero.
—Hola Cayden —Digo de manera seria, intentando no parecer tranquila.
Porque no estoy enojada, ya no.
—Yo… solo quiero explicarte las cosas, no pasó nada entre nosotros.
Eso me hace reí ¿Me ve con cara de estúpida?
—Te vi besándola.
Él cierra los ojos.
—Ella me beso —Dice acercándose—, yo la llame para que parara de actuar como una lunática.
— ¿De qué hablas? —Pregunto frunciendo el ceño.
—Ella apareció en mi departamento con una bata de seda sin avisar…
— ¿Qué? Esa pu… cualquiera ¿La echaste no?
Él asiente.
—Yo no estaba… esa noche me quedé contigo.
De repente me sonrojo recordando que yo le pedí que se quedara conmigo.
—Oh…
—No quiero que ese pequeño problema arruine lo que estamos construyendo Raizel, esto es importante para mi… eres diferente a todas… yo jamás pensé encontrar a alguien como tú... No después de Ger. Quiero que me perdones.
Bajo la mirada y trago saliva, mi corazón está golpeando contra mi pecho de manera brusca.
—Cayden, no tengo porque disculparte, no hiciste nada. Te creo.
Él sonríe y se aproxima más, tanto que la punta de su zapato toca la punta de mis tacones, levanto la mirada encontrándome con sus hermosos ojos azules y siento como el aire se me escapa de los pulmones. Frunce el ceño y levanta su mano para acariciar mi mejilla, no puedo evitar cerrar los ojos.
— ¿Estuviste llorando?
—Pasaron muchas cosas ayer —Suelto un suspiro de pura tranquilidad cuando sus caricias bajan hasta mi barbilla—. Keith me ponía los cuernos desde hace tiempo, antes de que entre tú y yo pasara algo.
Su agarre desaparece y abro los ojos, él me extiende una mano la cual tomo sin dudarlo y nos guía hasta la cama donde él se acuesta y me hace una seña para que lo acompañe, mi corazón no puede con tanto.
Me acuesto con él y Cayden pasa su brazo por mi cintura para atraerme hasta su pecho, esto está pasando tan rápido que me siento abrumada pero no me quejo.
—Ahora que estamos cómodos y creo poco probable que me levante para ir a buscarlo y golpearlo cuéntame que sucedió.
Abro los ojos sorprendida.
—Ni se te ocurra ir por él.
Él me aprieta con más fuerza.
—Contigo aquí no hay otro lugar al que quiera ir.
Si sigue diciendo cosas como esas terminaré diciéndole todo lo que siento por él en este momento.
Sonrío.
—Se metía con sus alumnas… —Un nudo se forma en mi garganta, aún me duele—, ¿sabes? Me duele que él lo hiciera… no lo culparía si fuese porque encontró un nuevo amor… pero él se tiraba a las chicas y luego de seguro las dejaba tiradas y venía hasta aquí a decirme que me amaba ¿Qué clase de amor es ese?
—Me duele decirte esto pero creo que no te amaba.
Lo sabía pero aun así dolía.
—Mi hermano lo sabía… tengo tanto que contarte pero terminaremos llegando tarde al trabajo.
—Soy el Jefe ¿Lo olvidas?
Ruedo los ojos divertida.
—Pues bien Señor Harrison, le contaré el día de mierda que tuve ayer.
***
Cayden está dormido en mi cama, está en mi cama.
Esto parece tan irreal, no fuimos a trabajar, nos quedamos a hablar, por eso me cambie de ropa por algo más cómodo. La hora parecía pasar de manera rápida ya que fuimos a “Desayunar” el almuerzo estaba listo. Mi madre no nos dijo nada, solo nos miraba con una sonrisa mientras nos servía la comida y me mandaba una que otra mirada que me ponía de los nervios.
Luego de eso insistí en ir a trabajar pero él termino convenciéndome de que no había mucho que hacer y volvimos a bajar a mi habitación. Cayden no intentaba besarme ni nada, solo algún que otro beso en la mejilla o caricia.