Volver a creer. #1

Capítulo 32.

Capítulo 32.

 

Despierto al sentir que la nariz me pica, llevo mis manos hasta aquella zona pero lo que siento es una mano. Abro los ojos de inmediato y me encuentro con los ojos azules de Cayden que me miran divertido.

—Creo que hoy si debemos ir a trabajar rubia.

Me siento de inmediato.

— ¿Qué hora es? —Él estaba ya sentado por lo que se levanta de la cama con más facilidad.

—Las nueve...

— ¿Qué? Vamos a llegar tarde Cayden —Suelto un grito—. ¡En realidad ya vamos tarde!

Él se ríe.

—Rose, has llegado tarde tantas veces ¿Por qué te preocupas?

Me encojo de hombros no sabiendo la respuesta. Me levanto de la cama y él camina en mi dirección mientras yo achino mis ojos.

— ¿Qué haces?

Él sonríe, Cayden despertó muy sonriente hoy al decir verdad.

Toma mi mano y la jala hasta que mi pecho impacte contra el suyo, es demasiado temprano para que mis hormonas enloquezcan. Hace algo que no esperaba. Me abraza.

Estoy un poco sorprendida pero no tardo en devolverle el abrazo pasando mis manos por su cintura, escondo mi cabeza en su pecho desnudo y mi corazón comienza a latir con fuerza. Desearía quitarle por completo esa camisa.

—La pase increíble ayer —Dice y yo lo aprieto con más fuerza, temiendo soltarlo.

Él no podrá venir aquí todas las noches y lo sé, pero dormir con Cayden es tan reconfortante que voy a extrañarlo.

—Yo igual —Digo levantando la cabeza.

Me mira a los ojos y luego inclina su cabeza hacia abajo para besarme pero yo volteo el rostro y termina besando mi mejilla.

—Lo siento osito, el aliento mañanero.

Me suelto de sus brazos con una sonrisa mientras él niega con la cabeza divertido.

—Te doy treinta segundos para que te los laves.

— ¿Qué?

—Uno, dos, tres...

— ¿No estás hablando en serio?

—Cuatro, cinco. Rose te quedan veinticinco segundos.

Suelto una carcajada pero corro hacia el baño, busco mi cepillo de dientes y la pasta dental para lavármelos rápidamente. Enjuago mi boca al terminar y me seco con la toalla. Cuando doy media vuelta Cayden ya está detrás de mí.

—Tu tiempo ha terminado —Murmura sonriente.

—Ahora puedes besarme hasta que te canses.

—No me cansaré nunca de hacerlo.

Un nudo se forma en mi estómago cuando se acerca y mi corazón martillea contra mi pecho con fuerza. Camina hasta envolverme con un brazo la cintura y con la mano libre levanta mi barbilla para estrellar sus labios contra los míos. Sonrío a mitad del beso sin poder evitarlo, estoy tan feliz que creo que no puedo parar de sonreír.

Me besa como solo él lo sabe hacer, con calma para luego hacerlo rápido, con cariño para luego hacerlo con fuerza. Me hace perder los sentidos, Cayden  me está volviendo loca.

Y me encanta.

Coloco mis manos en su pecho, quiero tocarlo. Y al Sentir su piel caliente sólo me ínsita a seguir.

De su pecho bajo a su abdomen y él de mis labios pasa a mi cuello. De repente el calor en el baño se vuelve sofocante.

Cayden me levanta haciendo que me siente en la orilla del lavado para colocarse entre mis piernas y yo las envuelvo en su cintura. Él susurra cosas en un idioma que rápidamente recozco como inglés y jadeo sorprendida.

Sus manos viajan hasta mis muslos desnudos ya que sólo tengo unos shorts con una blusa de tirantes que use para dormir ayer.

—Cayden... —Susurro de manera suave. Me siento en el mismísimo cielo. Sus manos suben más pero niego con la cabeza—. Cayden llegaremos tarde —Murmuro sin voz.

—Me importa una mierda el trabajo —Muerde levemente mi cuello—. Eres tan hermosa Raizel...

Y eso rompió la poco cordura que me quedaba.

Llevo mis mano hasta su nuca atrayendo sus labios hasta juntarnos con lo míos. Lo beso con tanta desesperación que lo hago gemir roncamente.

—¡Raizel! —El grito de mi madre me hace separarme se inmediato—. Vengan a desayunar.

Me bajo de un salto y corro del baño para mirar en mi habitación gracias a Dios la puerta esta cerrada.

—¡Ya vamos!

—Apresúrense —Es todo lo que dice y luego escucho sus pasos hacia la escalera.

—Oh mi dios —Digo llevándome las manos hasta mi pecho el cual esta latiendo de manera descontrolada.

Llevo mis manos hasta mi cuello sintiendo aún que mi piel hormiguea. Muerdo mi labio y giro en dirección al baño, me encantaría volver allí pero sé que Cayden tendrá un problema en sus pantalones por resolver.

—¡Dúchate tu primero osito! —Digo mientras voy hasta mi armario en busca de mi ropa.

Él me responde que no tardará mucho pero en realidad tarda un  poco más de lo esperado. Entre al baño para colocarle una toalla pero no vi nada ¡eh! Salí disparada hacia afuera antes de cometer alguna locura.

Cuando sale del baño lo hace con sus pantalones puestos, pero no lleva camisa. Se está secando el cabello y mi vista va directamente hasta su pecho desnudo donde algunas gotas rebeldes se deslizan por su piel. Contengo el aliento cuando me pilla mirándolo.

—¿Qué tanto miras?

—¿Eres real? —Pregunto sin poder contenerme.

—Puedes tocarme si quieres confirmarlo.

Sonrío.

—Creo que eso lo dejaremos para después —Digo guiñandole y paso por su lado para ir al baño.

Llegaremos tarde. Pero como dijo Cayden, no me importa.

 

***

 

Entro a la habitación de mi hermano sin llamar antes.

—Dylan tenemos que hablar.

Al llegar del trabajo fui directo a su habitación, teníamos una conversación pendiente y ya era hora de hablar sobre sus problemas.

—Raizel, no son tus cosas sólo déjame.

—Eso quiere decir... ¿Qué sigues haciéndolo? —Pregunto sorprendida—. ¡Maldita sea!

Él se acuesta en su cama y atrae consigo a su celular ignorándome por completo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.