Volver a creer. #1

Capítulo 36.

Capítulo 36.

 

Al fin me quitaron el molesto yeso. A decir verdad me sentía mejor que nunca, luego de tanto tiempo en reposo al fin Cayden me dejo volver al trabajo.

Yo me sentí lista para volver el día que salí del Hospital pero ni de coña Cayden me dejaría trabajar con un yeso y un par de costillas rotas. Siendo sincera me dolía un montón pero quedarse en casa era tan aburrido que solo quería que llegara la noche para que mi novio venga a cuidarme.

No es como que mi madre no me cuidara solo que Cayden me cuidaba dándome mismos, abrazos, besos, cariños, palabras de amor que solo un novio es capaz de dar. Y debo decir que cada día estoy más enamorada de él.

Él me invito a cenar hoy y estoy muy contenta por ello, me vestí con un vestido que fui a comprar con Ethan, debo decir que mi amigo es otro de los cuales no me ha dejado sola en ningún momento. Dylan ha estado actuando extraño y eso no sé si es positivo o negativo.

Mi vestido era realmente hermoso, Cayden me dijo que me pusiera algo elegante así que mi amigo me enseño un vestido largo de color rojo que realmente era perfecto para la ocasión.

Me arregle el cabello en un moño, mi maquillaje era leve y mis labios estaban pintados de un rojo oscuro que hacían destacar el azul de mis ojos. No voy a mentir, estoy nerviosa.

Me quedé en la sala esperándolo, raramente estuve lista demasiado temprano lo que me jugo en contra ya que debo esperar.

—Quédate quieta Raizel —Se burla mi hermano—, me estás mareando.

Le sonrío.

—Vete a hacer tus deberes o has algo productivo como limpiar tu habitación.

Él sonríe y un hoyuelo se marca en su mejilla.

—La que mantiene desordenada su habitación eres tú.

No puedo evitar reírme.

Me alegra que él esté aquí conmigo y no afuera, con quien sabe quién.

El timbre de casa suena y salto emocionada, mi hermano sigue burlándose pero me acerco para besar su mejilla, él se la limpia en broma pero me sonríe.

Me despido de él y camino hasta la puerta nerviosa, mi corazón comienza a acelerarse mientras camino, mis manos me sudan por lo cual me las limpio con el vestido, propio de una dama.

Abro la puerta y quedo deslumbrada al ver a mi novio en un traje negro, tiene su cabello peinado hacia atrás y la pajarilla en vez de hacerlo ver tonto lo hace ver sexy. Me sorprende la forma en la que el traje se ajusta en las partes correctas.

—Rose… estás hermosa... —Él parece tartamudear lo que me hace reír—. No creía que podías verte más hermosa pero luego te veo así y… dios mío parezco un idiota.

No puedo evitarlo y suelto una carcajada.

—Tú también te ves bien Harrison.

Él sonríe y toma mis manos para jalarme contra su pecho, su aroma me inunda por completo e inhalo hondo. Tomo su barbilla para bajarla y pegar mis labios con los suyos con dulzura.

— ¿Dónde vas a llevarme?

—Quiero llevar a mi hermosa novia a cenar en restaurante de cinco estrellas.

— ¿Estas bromeando no?

— ¿Por qué lo haría?

Lo miro sorprendida y vuelvo a besarlo, estoy contenta porque nuca había ido a un sitio como ese, pero no importaba donde fuéramos, lo que importaba era que fuera con Cayden.

Me guía hasta su auto y sonrió cuando él se apresura en abrir mi puerta para luego entrar y poner en marcha el auto.

—Todo un caballero osito.

Él sonríe y toma mi mano para llevársela hasta los labios.

—Contigo siempre.

Me derrito por dentro y un cosquilleo en mi estómago me hace reír.

— ¿Por qué tan risueña?

—Tú eres la causa, cuando estoy contigo no puedo evitarlo.

— ¿Pensaste que tú y yo estaríamos siendo así de cursis?

Niego con la cabeza.

—Ni en un millón de años —Digo siendo sincera—, pero ya vez que nadie puede ver el futuro, y me alegra que tu formes parte de mi vida ahora.

Me doy cuenta de que estamos por llegar ya que veo el restaurante a lo lejos.

—No lo quiero ser sólo tu presente Raizel, quiero ser también tu  futuro.

Le sonrío, me desabrocho el cinturón y como puedo me acerco a besar su mejilla, está queda manchada por mi labial y la limpio con mi pulgar. Él estaciona el auto y luego toma mi rostro entre sus manos besándome con fuerza haciéndome perder el control, sus manos bajan hasta mi cuello y mi piel hormiguea en esa zona.

—Permíteme llevarte a cenar y luego de eso llevarte a mi departamento y hacerte el amor por primera vez —Susurra contra mis labios y siento que el aire se me escapa.

—Por mi podríamos cenar otro día —Él se ríe, y niega con la cabeza haciendo que mi nariz se restriegue con la suya.

—Te prometo que cumpliré con mi palabra.

—Más te vale, porque enserio estoy ansiando llegar a tu departamento —Murmuro besándolo y él medio gime en mi boca.

—Vamos —Dice separándose para salir del auto y rodearlo para abrirme la puerta. Cruzamos nuestros brazos y nos adentramos al restaurante.




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