Volver a Diciembre

Prólogo

BELLA

 

Te vi y tus ojos me incitaban a conocer más de vos, a saber qué se esconde detrás de ellos, tu mirada se cruzó con la mía y no supe qué me querías decir, pero necesitaba ver a través de esos ojos que me fascinaron desde el primer momento en que vi tu mirada.

Nunca supe cómo entender al amor, ni cuál era su plan para con dos personas que creían sentir el no sé qué tan popular a la hora de amar.

Nunca entendí por qué me gustaste tanto, o cómo llegué a quererte tan rápidamente, o por qué no huiste, o por qué no fui yo la que escapó.

Nunca entendí como juega sus cartas el amor, por qué me generaste estas ganas de amarte, de quererlo todo con vos.

Nunca lo entendí, y por favor, no hagas que muera de amor, no hagas que mi soledad crezca, no creas que no creo lo que pasa entre los dos, porque el amor es lo que nos mantuvo unidos a través de la distancia, de la espera tan dolorosa y tan melancólica.

Lloré por nuestra despedida, y juré que te iba a olvidar. Vos juraste que no ibas a esperar algo irreal, que nunca iba a pasar.

Dicen que nadie muere de amor, pero la distancia me está matando, el saber que nada pasó entre nosotros, que tendría que olvidarte para no sufrir.

Hoy sé que morir de amor significa vivir sin vos, sin tus caricias, sin tus besos en la frente, morir de amor y saber que te quiero como el primer día, pero tendría que olvidarte porque me tocaba perder la partida, morir de amor y aceptar que te quise y que te quiero todavía, pero para eso no estoy preparada, porque morir de amor duele tanto como intentar arrancarme el corazón, que sería más coherente, que aceptar que no fuimos ni seremos.

Aunque esta historia no tuvo un final feliz, no puedo evitar pensar en vos y sonreír, cuando te veo frente a mí, miles de recuerdos aparecen en mi cabeza, como el amor llegó a nosotros, como te quise y quise arriesgarlo todo, pero faltó valor.

No tuve la valentía suficiente para jugármela por lo que sentía, y decidí irme a cumplir mis sueños, sin darme cuenta de que mi sueño eras vos, siempre lo fuiste, pero tuve que perderte para darme cuenta.

La noche está fría como nuestro reencuentro, y yo estoy acá, ardiendo con el deseo de ir a buscarte y acabar con estos silencios que me matan por dentro. Porque sí, me muero por ir a buscarte, por saber cómo estás, por decirte que estos años lejos tuyo te eché de menos, por decirte que te amo y que ni el tiempo ni la distancia apagó este amor que dejaste en mí, que no tuvo principio y tampoco fin, que terminamos antes de empezar, que nos ganó el deseo de algo más y fuimos por ello, fui por ello. Dejando atrás lo que de verdad me hacía feliz.

Pensé que al volver íbamos a poder terminar lo que dejamos a medias, pero lo que soñamos quedó en la nada, todo se derrumbó cuando vi como ella te abrazaba.

Hoy te digo que quisiera decirte mil cosas, que te amo es lo principal, parecía tener claro todo lo que quería decirte, pero cuando tuve la oportunidad de volver a ver esos ojos que extrañé con locura, no supe por dónde empezar, me quedé callada, viendo como ella te besaba.

Hoy te digo que quisiera volver a diciembre, a esa tarde donde prometimos amarnos siempre, donde no importaba más que hacernos mil promesas y que todas se las llevó el viento en nuestra despedida. Pero es el día de hoy que acepté que volver a esa tarde de diciembre era imposible, que volver a ese amor que me diste y que se fue con la misma rapidez era imposible.

Volver a diciembre es impredecible, porque con cada lágrima recuerdo este amor que quedó en llamas, y cada que vuelvo a recordarte, es imposible no recordar cómo se sentía amarte, pero ahora cada que me acuerdo de vos, vuelvo a diciembre todo el tiempo.




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