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8

PABLO

 

Sueños compartidos

 

 

10 de diciembre 2023

La noche estaba fría, era un viento de verano en el cual podías quedarte hasta que amanezca viendo el cielo, no me importaba el horario, ver el amanecer desde el techo de la casa, tocar la guitarra si quería, pero ahora estaba solo, con una botella de licor al lado mío y ese hermoso paisaje haciéndome compañía, no había nada mejor, sin dudas.

Estoy seguro no hay nada mejor, que dormir contigo hasta que salga el sol, definitivamente, cuando estamos juntos no nos falta nada...

La letra salió de mi boca con esa melodía sin yo haberla escrito antes, era una nueva estrofa para mi canción, la que llevo queriendo terminar desde hace tiempo, en medio de querer terminar aquella canción, ya había creado otra, y por primera vez se la canté a Isa, y la había escrito inspirado en ella.

—¿Qué cantás?—aparece de la nada en el techo de la casa sentada junto a mí. La miro apenas girando mi cabeza y le sonreí para después tomar un trago de licor y le pasé la botella.

Antes de responder vuelvo mi vista al frente—. Una canción que estoy queriendo terminar desde hace tiempo, y parece que esa oración me salió sin pensar, viendo la noche, las estrellas y pensando en el amanecer.

Después de que le di su respuesta nos quedamos en silencio admirando el cielo, me extiende la botella y le doy otro sorbo.

No puedo creer que sea tan hermosa, ya pasó una semana y media y quedo cada día más maravillado con su belleza. Quiero conocerla más, saber cuáles son sus gustos, o miedos, o por qué le gusta tanto escribir. Quiero saber por qué me gusta tanto. No la conozco demasiado y de un segundo a otro me flechó de una manera que nunca imaginé.

—¿Creés en el amor?—pregunta de repente, después de varios minutos en silencio. Me había tomado por sorpresa esa pregunta ya que era justo en lo que estaba pensando.

Me encogí de hombros—. No sé, digamos que no tuve una muy buena experiencia... Pero tampoco estoy negado al amor.

—¿Te rompieron el corazón o vos lo rompiste?—pregunta atenta mientras se lleva la botella a los labios, no pude evitar mirar aquella acción.

—Ella me fue infiel. —respondí viéndola a los ojos. Ella los abre de una manera que creí que se iban a salir de su órbita, todavía con la botella en sus labios.

—¡¿Qué le pasa a la gente?!— pregunta indignada devolviéndome la bebida—. ¿O somos nosotros los boludos que confiamos demasiado?—suspiré preguntándome lo mismo.

—Isa, nosotros no somos los boludos, simplemente que... Sabemos amar, y aquella persona a la que decidimos amar por ahí no sabe lo que de verdad es el amor. —respondí acostándome en el techo—. No dejé de creer en el amor, por ahí en otro momento de mi vida, lo hubiera hecho pero... Algo hizo que cambie de opinión y que mi corazón no cierre sus puertas, porque estoy seguro que alguien va a saber amarme bien.

Todo aquello se lo dije viéndola a los ojos, el contacto se rompe cuando ella mira al frente y se recuesta al lado mío.

—¿Y qué es lo que te hizo cambiar de opinión?

Me tomé unos segundos en responderle, pensaba bien mis palabras mientras sus ojos estaban clavados en los míos. Hasta que por fin le respondí:

—Justamente eso: el amor.

No dije más, quería que ella pensara en mis palabras y por un lado me moría por saber si a ella le estaba pasando lo mismo, si sentía lo que yo estaba sintiendo, porque lo que estaba sintiendo, no se encuentra a la vuelta de la esquina, lo que estoy sintiendo, era algo único. Y por primera vez, estoy experimentando qué se siente el amor de verdad. 

***

11 de diciembre 2023

Desperté porque el sol alumbraba fuertemente a mi cara, y ¿cómo no? Si me había quedado dormido en el techo de la casa. Sentía un cuerpo junto al mío y ahí me acordé de lo qué había pasado la noche anterior. Con Isa nos quedamos viendo el cielo hasta tarde. Abrí los ojos por completo y pude ver su espalda y mi brazo pasando por su abdomen.

Lentamente saqué mi brazo de su cuerpo y en ese momento ella se da vuelta, poco a poco abre los ojos y me mira un poco desconcertada.

—Perdón. —dijimos al unísono y nos sentamos.

—Anoche...—dice ella y su vista se dirige a la botella vacía de licor. Seguramente no se acordaba de nada, y eso que no estábamos borrachos—. ¿Qué pasó anoche?—pregunta en un susurro.

—Nada de lo que te imaginás, solamente nos quedamos dormidos viendo el cielo, eso fue todo lo que pasó. —dije intentando tranquilizarla.

Ella hace un suspiro de alivio.

—Auch. —dije fingiendo dolor, aunque no fue del todo fingido.

—¿Qué?—preguntó confundida.

—Nada, simplemente que... No me parece que es tan mal plan pasar la noche conmigo, me dolió que me hayas rechazado. —sus ojos demostraron algo que no entendí, quizás no debí decir eso, pero ya no había vuelta atrás en cuanto a mis palabras, me dejé muy expuesto con lo que le dije.

—No es por eso. —dice queriendo arreglar lo que había hecho segundos atrás—. Simplemente que... Si pasa algo, me gustaría acordarme, ¿no? Digo, no es que quiera que pase algo pero...—sus palabras empezaron a aumentar la velocidad, dejando expuesto su nerviosismo—. Entendés lo que quiero decir, ¿no?—pregunta suplicante, y sin más remedio asentí—. Me parece que debería... Bajar. —dice y volví a asentir.

Se puso de pie y empezó a caminar hacia las escaleras que daban al ático y así bajar del techo.

Me tiré de nuevo hacía atrás y suspiré con frustración. Ya está, dejó más que claro que no pasaría nada entre nosotros, y yo soy un imbécil que se viene a fijar en una chica que conocí hace una semana y que cree que con un par de días conociéndola iba a poder enamorarla.




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