Pablo
Cómo tanto amor pudo hacernos tanto mal
Cuando la vi dentro del local de Vicky, todo mi mundo tembló, mientras mi prometida me hacía ver las cosas para la boda, no pude concentrarme demasiado porque mi cabeza y ojos estaban en la pelinegra que me volvía loco.
Cuando ellas se fueron a hablar fuera, supe que era por mí, no tenía que ser muy inteligente para saberlo.
—¿Pasó algo para que se peleen así?—pregunta ella, negué fingiendo no saber nada—. ¿La conocés a Bella?—volví a negar.
—No, amor.
Cuando Vicky entró, nos miramos—. Voy a ir a hablar con ella.—ya sé que me estaba contradiciendo solo porque primero le dije a Valen que no la conocía y después voy corriendo tras ella.
—¿Por qué hacés esto?—dije detrás de ella.
No me pude contener, estaba enojado y dolido. Ella me dejó, se fue y nunca me llamó, ¿y aún así todavía ella es la que llora?
Su amor me mató, y sigue escarbando en la herida, ¿con qué derecho hace eso?
Le está dando vida a lo que estaba muerto, o por lo menos intenté matarlo, pero ella no ayuda en nada.
—¿Por qué nos hacemos tanto mal?—sus lágrimas eran imparables, odiaba verla así, pero yo también lloré, yo también sufrí—. ¿Cómo tanto amor, pudo hacernos tanto mal? Esto que sentí, que siento y que voy seguir sintiendo me está matando, me tortura, y no puedo hacer nada para calmarlo.—confesé rogándole al cielo no quebrarme.
Ella no respondió, como supe que no iba a hacerlo, la dejé sola ahí.
Después de mi charla con Isa, Valen me miraba con cara asesina todo el tiempo, diez minutos después nos fuimos a casa, apenas entramos, ella dejó las llaves en el recibidor, se sacó la campera, y se plantó delante de mí con los brazos cruzados. La miré expectante.
—¿Se puede saber qué fue eso? Me decís que no la conocés, pero cuando vas a hablarle, ella te empuja como si hubiera algún conflicto entre ustedes, como si se conocieran. Quiero saber por qué mi prometido dejó que esa resentida lo empujara como quiso.—suspiré con frustración y me refregué la cara.
—Ahora no, Val, no seas pesada.—no tenía ganas de discutir con ella también.
—¿Ahora no? ¿Y si no es ahora cuándo? No me gustó nada como Isabella te trató, como se pelearon.—fruncí el ceño.
—¿Se conocen?
—Claro que la conozco, fuimos compañeras en la escuela, y es insoportable, se cree mejor que los demás, es una arpía.
El tiempo que tuvimos juntos me parecía todo lo contrario, pero no tenía cabeza para pensar ahora. Solo quería dormir y despertar de la pesadilla. Le di la espalda con intención de irme, pero vuelve a frenarme.
—¡¿Entonces no me vas a responder?!—suspiré pesadamente y volví a ella.
—¿Qué querés que te diga, Val?
—La verdad.
La verdad... ni yo sé cuál es la verdad. Pero de mi mini historia con Isa no puedo contarle.
Solté un gruñido por su insistencia.
—La conozco porque es la prima de Vicky y Tadeo, nos conocimos hace un par de años en una navidad, y nada, tuvimos una discusión y nada, eso fue lo que pasó.—ella enarca una ceja.
—¿Fueron novios?—negué. Y era verdad, no lo fuimos—¿Amantes?—volví a negar—¿Amigos con derecho a roce?—sigue enumerando.
—No fuimos nada de eso.—le corto.
—Ella me gustaba, pero a ella le gustaba otra persona, nada más, y cuando ella se enamoró de mí, yo ya no sentía nada, fue eso.—le dije algo de la verdad, pero alterándola un poco.
—Te amo, mi amor, perdón por la escena de recién, pero la idea de que te enamores de alguien más me aterra.—dice poniendo puchero y sus brazos alrededor de mi cuello.
Entonces, después de tantos años juntos, supe que esas dos palabras fueron mentira saliendo de mi boca, porque estos cuatro años solamente amé a una persona, y no era a ella.
Pero aún así, le dije la mentira más grande del mundo:
—También te amo.
«Cuando te volví a ver después de tanto tiempo, me di cuenta de que dolías como la primera vez que me dejaste, que nada queda de nosotros, más que el dolor, y un diciembre sin morir»