Capítulo 6.
—No es nada del otro mundo cielo —Dice restándole importancia con las manos—. Son peleas en las cuales apuestas dinero.
Creo que no sabía en lo que me estaba metiendo, y como representante sabía que esto no era nada bueno.
— ¿Por qué no puedes dejarlo? —Pregunto con curiosidad. Ahora tendrá dinero, no mucho pero por lo menos no tendrá que estar recibiendo golpes por él.
—No es así de fácil —Lleva una de sus manos hasta su rostro—. Además esto sirve para desestresarme.
Negué con la cabeza.
Esta mierda no me gustaba para nada, él no debía pelear, no ahora que había chicas interesadas en él, y también niñas. Sería un ejemplo terrible y eso no nos convenía en nada.
—Pero...
— ¿Ya estoy cantando no? —Pregunta—. Así que no pidas que lo deje porque no lo haré.
Suelto un bufido.
—Quiero ir a una de tus peleas.
— ¿Qué? —El pestañeo repetido de sus pestañas delata su sorpresa.
—Así como lo oyes niño, como tú representante exijo estar presente.
Eso no parece gustarle ya que aprieta la mandíbula y luego le da una calada a su cigarrillo, menea la cabeza.
—Esos lugares no son para personas como tú.
Me cruzo de brazos.
— ¿Qué quieres decir con eso?
Me mira a los ojos y luego señala mi ropa de bailarina.
—Me refiero a eso, eres demasiado… ¿Dulce?
— ¿Gracias?
—No es un halago.
Frunzo los labios.
—No me importa, voy a ir.
Él suelta una carcajada.
— ¿Y cómo con quien iras? Yo no pienso llevarte.
Que tenga un tipo de aire de grandeza comienza a molestarme, creo que no vi lo que podía pasar si trabajaba con él, solo me cegué por el hecho de su voz. Mierda pero no podía arrepentirme no había nada malo en ello. Esta decisión no era mala sino una buena que nos beneficiaria a ambos.
—Ya veré como lo haré, no te preocupes, cuando sea tu próxima pelea me tendrás en primera fila.
Eso no le gusto para nada, pero intenta disimular encogiéndose de hombros como si no le importase en lo más mínimo coge la laptop para posicionarla en sus muslos y sonríe al leer los comentarios. Aunque esté un poco enojada me acerco más hacía él. Dylan se queda tieso un segundo pero luego se relaja al mostrarme un comentario.
—Vez, te lo dije —Me acerco para leer el comentario que me señala con el dedo índice.
“Esto fue caliente” “Sentí como transmitía sexo en esta canción”
Me sonrojo porque yo pensé lo mismo pero me muerdo la lengua. Me encojo de hombros y lo dejo leer más comentarios mientras le digo que voy a subir a ducharme.
— ¿Necesitas ayuda?
—Tranquilo, la última vez que tome una ducha supe cómo hacerlo.
Él me atraviesa con la mirada y eso de alguna manera me pone roja.
— ¿Sabes que acabas de darme una imagen de ti desnuda? —Abro los ojos como platos—. Puedo pasar la esponja por parte de tu cuerpo que no alcanzas.
El maldito estaba filtreando conmigo, pero lo que él no sabe es que yo sabía jugar a eso también.
— ¿Ah sí? ¿Cómo por aquí? —Digo llevándome las manos hasta la espalda la cual está descubierta por el diseño del bodi, hago una mueca—. No alcanzo muy bien esa zona… y también hay lugares en los cuales me gustaría la ayuda de un hombre.
Sabía que estaba jugando con fuego cuando vi su mirada incendiarse.
—Puedo ayudarte.
—Lo siento pero dije ayuda de un hombre no de un niño.
Dicho esto doy media vuelta con una sonrisa gigante sintiendo una intensa mirada en mi espalda.
—¡Qué sepas que por tu culpa ahora estoy caliente!
Niego con la cabeza entre risas, como que Dylan me agrada.
(***)
—La clase concluyo, pueden retirarse.
Tomo mis libros entre mis manos para irme pero una voz me detiene.
—Hola Esther.
Levanto la mirada encontrándome con Isaac, uno de mis compañeros con los cuales he entablado más conversación. No es ningún secreto de que no poseo amistad con nadie… no después del desastre con Thiago, si “amigos" quienes me hablan y escribo pero no de esos a quien le puedes contar un secreto… no.
—Hola Isaac ¿Qué tal?
Se rasca la parte trasera de la nuca lo cual me parece un gesto demasiado tierno, acomoda sus gafas y quedo deslumbrada por sus ojos celestes, combina totalmente con su cabello rojo.
—Me preguntaba si hoy tienes tiempo para ayudarme con la materia que te dije ayer.
Le sonrío.
—Claro que sí, no hay ningún problema —Pero luego recuerdo que debo hablar con Dylan y el asunto de sus redes sociales pero una idea me llega a la cabeza—. ¿Eres bueno con las redes sociales?