Volver a empezar. #2

Capítulo 10.

Capítulo 10.

— ¿Con qué canción me sorprenderás hoy?

Hoy debíamos grabar el próximo vídeo para el canal y eso me ponía nerviosa, Dylan no quiso decirme el nombre de la canción y por alguna razón se ponía nervioso.

—Espera y veras cielo —Dice guiñándome.

Trae puesto una camisa azul con cuadros negros, se ajusta a su cuerpo con gracia, el idiota es hermoso y creo que por eso las chicas lo aman. Bueno, su voz también ayuda, no me cansaré de decir que acerté completamente con él. Sus jeans negros con las cadenillas no faltan, creo que su estilo me gusta más de lo debido.

—Ven aquí —Pido con la mano y él camina en mi dirección—, agáchate un poco voy a arreglar tu cabello.

Hace lo que le pido flexionando sus rodillas, me coloco en su frente y con mis dedos arreglo su cabello llevándolo para atrás. Siento la respiración de Dylan en mi abdomen y trago saliva, estos días las he pasado con él más de lo que debería y algunas veces me siento un poco incomoda por la manera en la cual me aprieta el pecho cuando ríe, debo admitir que su hoyuelo es mi debilidad.

De pronto siento sus manos en mi cintura y el movimiento en mis manos se detiene.

— ¿Qué-que crees que haces? —Él levanta su mirada y mis manos caen en mi costado.

—Tienes una cintura diminuta —No sé si sentirme alagada u ofendida—, me gusta.

— ¿Te gusta?

Él sonríe… y ahí está, ese maldito hoyuelo en su mejilla.

—Es sexy.

No está bien, esto no está bien.

Tomo sus manos para alejarla de mi cuerpo y río para disimular mi aturdimiento. Esto es justo lo que no quiero, no debo sentir “esto” con él, no cuando soy su representante y alguien mayor.

—Vamos Collins, ve a cantar que ya tengo la cámara lista.

Él asiente yendo por su guitarra, es por eso que estaba sintiéndome incomoda a su alrededor, por la manera en la cual él actúa siendo totalmente ajeno a lo que produce en mí.

—Recuerda lo que practicamos para decir…

—Tranquila Harrison, sé que debo decir.

Asiento preparando mi cámara.

—En tres…

—No cuentes, es extraño.

Ruedo los ojos.

—Grabando.

Él sonríe mirando la cámara lo que me parece de lo más adorable cuando lleva sus manos hasta su nuca luciendo apenado.

—Hola de nuevo —Murmura levantando la mano como saludo—. No esperaba que el vídeo anterior tuviera tantas visitas y likes de su parte. Estoy muy emocionado por recibir su apoyo, debo decir que estaba algo necio al subir el vídeo… pensé… pensé que no era bueno —Eso no estaba en lo que practicamos por lo que frunzo el ceño y lo miro atenta—. Nadie nunca se tomó el tiempo de escucharme, apoyarme y… por eso te agradezco —Dice eso mirándome a mí por sobre la cámara—. Mi representante Esther Harrison es a quien debemos agradecer que esté aquí cantando para ustedes.

Trago saliva de manera sonora mientras le sonrío y formulo un “De nada” él parece satisfecho así que continua.

—Hoy les traigo un cover de la canción de Charlie Puth Dangerously.

Abro los ojos sorprendida pero continuo grabando.

—Espero que les guste.

Toma la guitarra que está situada a su lado colocándola entre sus piernas.

 

Esto va doler, pero primero me culpo a mí mismo, porque ignoré la verdad.

Ebrio de ese amor, me jodió la cabeza, no hay un “olvidarme de ti”.

Me has despertado, pero me estás asfixiando, estaba tan obcesionado.

Te di todo de mí, y sinceramente ya no me queda nada.

 

Lo miro sintiendo una opresión en el pecho… él siente la canción y luego de saber su historia comprendo que esa canción va dedicada a… Leila. No me gusta saber eso, no me gusta que se tome el tiempo en cantar algo para ella, no se lo merece.

Pero debo admitir que la canción le va como anillo al dedo, su voz es tan única que no puedo parar de mirarlo y escucharlo. Él te atrapa sin darse cuenta de ello, y eso va ser mi perdición.

 

Te amé peligrosamente, más que al aire que respiro.

Sabía que a la velocidad a la que íbamos nos estrellaríamos,

no me importaba si la explosión me destrozaba.

 

Continuo grabando y él continua cantando, casi en todas las notas altas mantiene sus ojos cerrado como lo hace ahora.

 

Te amo, te amo, te amo.

Te amé peligrosamente, más que al aire que respiro.

 

Cuando llega al final suelta un suspiro y ríe.

—Gracias por su apoyo, espero que está canción les haya gustado. También quiero mandarle un saludo a mi pequeña fan número uno Mariam.




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