Volver a empezar. #2

Capítulo 13.

Capítulo 13.

 

Bueno, ya me arrepentía de haber venido.

Los hombres de este lugar eran asquerosos, sudadados, con olor a cigarrillo y tenían esa clase de risa de las cuales con solo abrir la boca se les escapaba litros de saliva. Yo soy tan pequeña que nadie me ve entre la gente, me empujaron más veces de lo que estoy dispuesta a aceptar. Cuando por fin pude llegar al frente sentía que había sido violada por todas las manos que se posaron por mi cuerpo.

Estaba asqueada.

Dylan iba a morir después de esto ¿Cómo demonio piensa seguir en esta clase de mundo?

No podía dejarlo, no, no y no.

Él estaba empezando a ganar una fama alucinante, si alguien se enteraba de esto todo ese trabajo se iría a la mierda. Y aunque todavía no se lo conté ya conseguí un lugar donde podía cantar por las tardes y nos pagarían ya que él sería de entretenimiento.

Pero en definitiva estaba en contra de esto, muy en contra.

Cuando llegó el turno de pelear de ese niño mi corazón casi se escapa de mi pecho, tenía miedo. Él podía lastimarse, sabía que no era ningún debilucho, pero mi parte de mamá gallina salía a la luz.

Dylan tenía razón, este lugar no era para mí.

Cuando vi al contrario de él casi me desmayo, tenían la misma estatura pero él otro muchacho era un poco más musculoso y eso ya me asustaba. Incapaz de ver la pelea fui hasta una mesa improvisada donde servían tragos, tal vez un poco de agua me haría bien.

El tipo que la servía me miro extrañado.

—Quiero un poco de agua —Dije y este empezó a carcajearse.

—Aquí no servimos eso lo más liviano que tenemos es cerveza y no es de la común.

No me agradaba para nada la idea de tomar cerveza, ni un poquito. Pero una parte de mi necesitaba algo fuerte para poder olvidar la pelea que estaba sucediendo allí atrás.

—Una cerveza —Pedí con voz dudosa, el cantinero se rió por lo bajo y luego me extendió un vaso de contenido oscuro.

—Espero que te diviertas—Me guiñó para luego pasar a atender a otras personas. Di un sorbo al trago y realmente estaba asqueroso.

Di media vuelta y justamente mi vista fue al ring donde Dylan recibía un puñetazo en la mandíbula, casi dejo caer mi vaso pero lo sostuve con fuera.

Sentí el impulso de correr en dirección al ring pero sabía que no podía hacerlo, no podía meterme en ello aunque quisiera porque solo lograría empeorar las cosas. Cerré los ojos con fuerza y le di un gran sorbo al vaso, era realmente asqueroso pero era tomar esto o cometer un disparate.

Cuando los volví a abrir estaba algo más que mareada pero logré enfocar la vista en Dylan, ahora era él quien tenía el control pero igual pude notar el hilo de sangre que salía de su boca. Él golpeaba al otro con una brutalidad que odie. Odie verlo pelear no me gustaba para nada por lo que salí de ese lugar para ir hacia el fondo y tomar asiento en el suelo.

Casi me pisan como una dos veces, yo seguía con mi bebida que cada vez era menos amarga, hasta llegue a tolerarla más. Cuando me quede sin ella solo recosté mi cabeza contra la pared del rincón donde.

—Estúpido niño —Susurre para mí misma.

Escuche varios gritos, chillidos y silbidos por lo que levante la cabeza, mucha gente corría hacia el ring lo que significaba que la pelea al fin había acabado. Intente ponerme de pie pero di un traspié hasta sentir unas manos en mi cintura. Me aleje de estas al ver a una chica de cabello azul mirarme molesta.

—Ten cuidado por donde vas niña —Fruncí el ceño, yo no era ninguna niña.

—No soy una niña.

Ella arqueó una ceja.

—Lo pareces, ahora quítate de mi camino.

Me empujo a un costado y como no estaba muy concentrada debido a la cerveza choque contra la pared mientras la miraba caminar en dirección al ring con mucha seguridad.

Llevaba puesto unos shorts negros hasta la cintura y un top del mismo color que su cabello, arrugue la nariz al ver sus botas punta fina.

Sin prestarle demasiado atención fui hasta el ring también, debía sacar a Dylan de aquí ya había peleado así que podíamos largarnos pero ya.

Tuve que empujar a varias personas para poder pasar, debido a mi altura podía agacharme con facilidad entre ellas.

Cuando llegue me quede con la boca abierta al ver a un centenar de chicas rodeando a Dylan, entre todas esas estaba la de cabello azul. Esa era la cual limpiaba la herida de su labio con cariño. Él le sonreía como podía evitando hacer muecas y me moleste bastante.

¿Por qué nunca me habló de ella?

Parecía que hubiese cierta familiaridad entre ellos y lo confirme cuando se besaron. Hice una mueca.

¡Hola! ¡Estoy aquí!

Pero él parecía haberse olvidado de mí y eso me molestaba. Debía conseguir otro trago ya que por lo menos sola no iba a poder salir de aquí.

El cantinero me miro sonriente.

— ¿Vienes por más?




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