Capítulo 18.
Al final Dylan no vino para grabar el vídeo, se disculpó con un mensaje en donde me decía que tenía cosas que hacer y yo me quedé en casa preocupada. Sabía que si él se perdía nuestra grabación era por algo referente a su “Trabajo”. Muerdo las uñas de mis dedos ansiosa, Dylan corre peligro al meterse en esas cosas y me preocupa bastante, me preocupo como representante.
También está el hecho de que Dylan va a crecer mucho más, tengo una gran corazonada con respecto a su futuro como cantante pero… ¿Qué pasará cuando la empresa se entere de que reparte drogas en sus tiempos libres?
Se me escapa un gran resoplido y terminó echando mi cabeza por el respaldado del sofá. Debe haber una manera en que él lo dejé por completo, digo, tal vez si logra conseguir dinero y pagarle lo que le debe de una manera más honrable el problema no será mucho. Unos golpes en la puerta llaman mi atención, me levanto acomodando mi cabello para dirigirme a la puerta al abrirla sonrió.
—Hey, rojito —Hago una ademán para que pase—. Vamos entra, afuera hace mucho calor.
—No pasa nada Esther, en realidad te quería invitar a salir por unos helados.
Parpadeo sorprendida unos segundos, lo veo mejor y me percató que está muy guapo su cabello se encuentra algo mojado y hasta donde estoy puedo olisquear el jabón y la colonia que se hecho. Mordisqueo mi labio inferior dudosa pero terminó asintiendo con la cabeza.
—Claro, sólo déjame cambiarme y voy contigo. Vamos entra y ponte cómodo.
Él sonríe, entra y yo corro escaleras arriba para buscar algún vestido más veraniego acordé a la salida. Me sujeto el cabello en una coleta y elijo una cartera para guardar mi monedero y celular, antes miro este último para ver si tengo algún mensaje de Dylan pero nada. Al llegar a la planta baja veo a Isaac mirando mi laptop, está viendo el vídeo de Dylan.
—Es bueno ¿No?
Él pega un respingo y me río por lo bajo, asiente en respuesta pero lo veo pensativo.
—Creo haberlo visto antes, sólo que no recuerdo de donde.
—Seguro fue porque lo viste hace unas semanas —Digo riendo y le resto importancia con las manos—. Ven, vamos por ese helado que muero de calor.
Vamos a una heladería caminando, él me habla sobre sus hermanos uno que está por terminar el colegio y la otra que todavía le falta un año.
—Mis alumnitas son mi vida, ellas son parte de mi motor ¿sabes? —Sonrío—. Las quiero mucho a todas.
Él revuelve su cabello y luego me mira.
—Eres una persona increíble, quiero hablar de algo contigo.
Ladeo la cabeza curiosa.
—Claro, te escucho.
Dejo mi vaso de helado en la mesa y justo antes de que baje mis manos él las toma entre las suyas y lo miro sorprendida.
—Esther, eres una gran amiga y yo quisiera decirte que…
Justo en ese preciso momento mi celular comienza a soñar y termina asustándonos a ambos, me suelta la mano y yo agarró el celular disculpándome con la mirada.
—Lo siento —Niega con la cabeza gestándose importancia al asunto—. ¿Hola?
—Esther ¿Dylan está contigo?
—No —Frunzo el ceño—, ¿paso algo Raizel?
—Dylan todavía no llegó a casa.
Alejo el celular de mi oreja y veo la hora.
—A penas son las siete de la tarde, no debes preocu…
—No, te estoy diciendo que Dylan no aparece desde ayer.
Mi rostro se descompone y me levanto de un salto llamando la atención de Isaac.
—¿Qué? Pero si él me escribió hoy…
—¿Puedes venir al departamento de Cayden? Estoy muy preocupada a mi no me atiende y…
—Tranquila, voy para allá.
Cuelgo la llamada y Isaac me mira preocupado.
—¿Sucedió algo?
—Es Dylan, no aparece y debo ir junto a su hermana.
Él asiente.
—Vamos te acompaño, ¿Está lejos? Deje mi auto frente a tu casa.
—Tranquilo Isaac, está cerca de aquí voy corriendo.
Beso su mejilla y me despido.
—Nos vemos, hablaremos luego.
Camino a paso rápido rumbo a la casa de mi hermano, ni siquiera me atrevo a llamar a Dylan por el miedo de que no me atienda y mi cerebro saque cualquier tipo de conclusión.
Cuando llegó apenas tocó la puerta una Raizel preocupada me recibe.
—¿Qué está pasando?
—Mamá me llamo preocupada está mañana, me dijo que Dylan no se llegó a dormir le dije que no se preocupara que estaba conmigo… y bueno comencé a marcarle y a buscarlo pero no lo encuentro.
—Pero ya es muy tarde ¿Por qué no me llamaste antes?
—Esther, estaba buscándolo lo último que pensé fue en llamar a su representante.
Eso último me ofendió.
—Yo soy más que su representante —Ella frunce el ceño y añado—, soy su amiga y obviamente me preocupo por él.