Volver a empezar. #2

Capítulo 19.

Capítulo 19.

 

—¿Llamo a mi madre? —Pregunta Raizel mirándome fijamente—, esto se me está escapando de entre mis manos Esther.

Suelto un largo suspiro y camino hasta la cocina sin decir nada. Esta sensación que tengo en el pecho es horrible, siento una opresión como si me faltara el aire, estoy tan preocupada que no sé que hacer o decir. Me sirvo un vaso de agua y lo llevo hasta mis labios… ¿Y si una entrega le salió mal? ¿Si tenía una pelea y lo lastimaron?

—Esther…

Pego un tremendo brinco al escuchar la voz de Raizel el vaso que tenía entre mis manos cae al suelo y se rompe, parpadeo varias veces sorprendida por mi torpeza. Me agachó a recoger los pedazos y Raizel intenta detenerme.

—Mejor no toques los pedazos podrías lasti...

—¡Ay!

—Lastimarte —Termina por decir. Frunzo el ceño al ver el corte que me hice en la palma de la mano—, déjame ver, es bastante grande.

Muy bien Esther, Raizel ya tiene muchas preocupaciones como para que vengas a darle otro.

—No te preocupes por mi, ahora creo que deberíamos salir a buscarlo.

—Pero está sangrado mucho —Bajo la mirada hasta mi palma y me doy cuenta que tiene razón pero escondo mi mano detrás de mi espalda.

—Tengo una idea de donde podría estar —Eso parece llamar su atención, le doy la dirección del lugar donde lo seguí la primera vez pero dudo mucho que este ahí creo que debe estar en lugar donde se realizó la pelea la última vez.

Ella sale primero y yo me quedo para lavar mi herida, busco alguna gasa pero no la encuentro por lo que sólo me anudo una pañoleta en la palma hago una mueca por el dolor y luego salgo de la casa de mi hermano. Ahora me arrepiento de no tener mi auto conmigo.

—Muy bien ahora como voy a llegar hasta allá —Coloco mis manos en mi cintura. No puedo pedir un taxi y decirle que me lleve a un lugar tan peligroso no quiero arriesgar a nadie.

Mi vista se dirige hasta un muchacho que deja su bicicleta junto a un árbol, se quita el casco y entra en un local de comida. Yo no sería capaz de… sólo lo tomaré prestado. Tomo aliento y luego salgo disparada hasta la bici me pongo el casco y miro por detrás a ver si alguien me ve, en ese preciso instante el muchacho me mira,  me quedo estática en mi sitio como él. Nos miramos dos segundos más hasta que yo reaccione:

—¡Es por una buena causa! —Grito. Comienzo a pedalear y escucho sus pisadas y gritos detrás pero no me detengo —. Diosito tu sabes que esto lo devuelvo luego.

La memoria por suerte es algo que esta a mi favor, recuerdo el camino por el que fuimos con Dylan. Me preocupa bastante ese niño y mucho más que Raizel no sabe toda la historia, no sabe lo de las peleas y si se llega a enterar Dylan estará en muchos problemas… claro, sí es que sigue vivo.

Pierdo el equilibrio unos segundos y me regaño a mi misma por pensar en cosas así. Llegó a la zona la cual vuelve a ponerme la piel de gallina, miro mi alrededor y no veo a nadie. No sé si eso es bueno o malo.

Cuando llegó al edificio lo miro sorprendida y me bajo de la bici llevando las manos hasta mi boca para reprimir un jadeo.

—No, no, no —Un nudo se forma en mi garganta—. ¿Qué pasó aquí?

Él edificio se encuentra en ruinas, lo que más me preocupa es que parece que fue provocado por un incendio. Mi respiración se vuelve anormal, no quiero ni siquiera pensar en que Dylan estaba ahí… no, no, no. Comienzo a caminar de un lugar a otro sin saber que hacer saco el celular de mi bolsillo y llamo a él niño, pero no atiende.

—No pienses nada malo, Esther.

Trago saliva y llamo a Cayden.

—Esther —Dice esté—, ¿Encontraste a Dylan?

Eso sólo hace que una terrible sensación me recorra el cuerpo por completo. No sé que hacer, esto es horrible.

—No —Digo en un susurro apenas audible, aclaró mi garganta y vuelvo a hablar—. No. ¿Y Raizel?

—Ella está muy preocupada me dijo que sigue buscándolo. Mejor ve a casa Esther,  recojo a Raizel y vamos junto a ti.

—¿Llamarán a la policía?

—Esa es mi idea, no podemos encargarnos de todo nosotros.

Asiento con la cabeza.

—De acuerdo, te espero en casa.

Cuelgo la llamada y me dejó caer en el suelo, levanto la mirada al edificio y luego cierro los ojos.

—Por favor Dylan, aparece.

 

***

 

No soy ninguna ladrona por lo que antes de volver a casa devolví la bici, su dueño se encontraba en el mismo lugar esperándome y bueno recibí un regaño como si fuera una niña. Cuando llegue a casa lo primero que hice fue darme un baño, le conté a mi madre que Dylan no aparecía y se preocupó aunque sólo lo vio unas pocas veces. Camine rumbo a la sala para esperar a mi hermano y cuñada.

No podía quedarme quieta, caminaba de un lado a otro. Sabía que involucrar a la policía era lo más sensato pero… Dylan no está metido en cosas de Santos y puede terminar muy mal. El timbre de casa suena y hago una mueca, debo buscar una escusa rápida para que Cayden no llame a la policía.




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