Capítulo 22.
Me encontraba en mi habitación mirando el techo de mi habitación, me habían dicho en una clase que podíamos mirar un objeto y describirlo, cada día que pasará debía hacerlo por mas tiempo. Podía ver el techo de mi habitación pero me parecía de lo más aburrido, sólo yeso blanco sin vida y color. No te daba ni ganas de observarlo.
De adolescente nunca pensé en decorar mi habitación, este era de un color violetta y nada más ni siquiera algún poster o fotos decoraban mi habitación. Dispuesta a cambiar eso me levanté y fui de compras, distraerme me ayuda a no pensar en mi ex y es lo mejor que puedo hacer.
Vuelvo a acostarme en la cama para volver a ver el techo, ahora puedo ver las estrellas y brillos que coloque en ella, sonrió satisfecha con mi trabajo. Dylan me llamo un par de veces pero no estaba de humor para contestar por lo que en esa posición me quedé dormida.
—Esther… cariño —Hago una mueca—. Pareces una niña, debes ir a tu clase en la Universidad.
—¿Mm?
Escuche su carcajada y abrí los ojos para verlo mejor.
—¿No era hoy tu examen?
Eso hizo que me sentará de golpe, algo atontada mire a mi padre.
—¿Qué hora es? —Pregunte preocupada.
—Tranquila, tienes tiempo de ducharte y desayunar —Se acomodó en la cama y me miro con curiosidad—. ¿Me vas a decir que te Pasa?
—¿A mí? ¿Por qué tiene que pasarme algo? —Pregunto.
Señala el techo y las fotos que cuelgan de mi pared.
—¿Por qué comenzaste a decorar tu cuarto? ¿En quien no querías pensar?
Algo sorprendida agachó la mirada.
—Thiago volvió.
—Ese infeliz… ¿Cómo estas cariño?
—Bien.
—Esther...
—Papá no quiero hablar de eso, si me disculpas iré a darme una ducha.
Sin dejarle responder beso su mejilla y camino al baño. Una vez dentro pongo el pestillo, cierro mis ojos con fuerza y mi labio comienza a temblar.
Creo que es hora de hablar de Thiago. Lo conocí cuando cumplí dieciséis, era nuevo en mi colegio un año mayor, muy atractivo rubio de ojos azules… llamo mi atencion al instante. No se quieren ni imaginar la cara de sorpresa que tuve cuando se presento en mi academia ¡Era bailarín! Allí todo comenzó una linda historia de amor, tuvimos fallos como cualquier otra pareja pero el problema fue cuando tenía veinticuatro y el veinticinco, me ofrecieron un puesto como bailarina en Inglaterra.
Estaba súper emocionada, pero Thiago quedó desecho al saber que me iría y lo dejaría sólo. Fue una decisión difícil para mi pero termine rechazando el trabajo por el hombre que amaba. Un año después el día de mi cumpleaños exactamente él me propuso matrimonio, sí, es algo que sólo sabe la familia. Mis padres estaban encantados con la idea también mis hermanas y bueno Cayden… él no lo sabía en ese entonces estaba en Estados Unidos y bueno en dos meses más el volvería por lo que iba decírselo de frente. Lo que pasó fue lo siguiente, dos semanas después de mi cumpleaños a él le ofrecieron trabajar como bailarín en el mismo programa que yo rechace. La diferencia fue que él si acepto el trabajo, eso fue como una cachetada para mi, pensé que tendría que dejar mis estudios aquí para ir con él hasta Inglaterra, lo bueno sería que en Londres iban a haber buenas universidades para mí y así sería una mejor mánager.
Pero fui una ilusa, él terminó conmigo. Así como lo leen, me dejó porque según él debía concentrarse en su carrera y que casarse ya no entraba en sus planes.
Limpio las lágrimas que caen en mis mejillas, lo demás es historia. Mejor voy a ducharme rápido, no debo llegar tarde hoy.
…
—¿Qué tal tu examen?
—Me fue muy mal —Escondo mi rostro entre mis manos—. Estaba muy distraída hoy.
Isaac ladra la cabeza.
—¿Pasó algo?
—Sólo es el cansancio.
Él asiente. Estamos en una cafetería, luego del examen necesitaba un buen café.
—Esther hay algo que quería decirte —Parece algo sonrosado—, y ya sabes la vez pasada no pude.
—Lo siento por eso, pero soy toda oídos.
Él toma una de mis manos por sobre la mesa y frunzo el ceño.
—Eres alguien increíble ¿Lo sabes no?
—No entiendo que pasa.
—En este tiempo me di cuenta de que eres una chica increíble y una buena amiga. Estoy pasando por un momento nuevo en mi vida y necesito decírselo a alguien —Suspira—. Creo que soy gay.
Abro la boca sorprendida.
—Wou, eso no me lo esperaba —Le sonrío—. Gracias por confiar en mi al contarme esto Isaac. Ahora dime ¿En qué tienes dudas?
Se aleja riendo y revuelve su cabello.