Capítulo 24.
—¿Enserio te trajo flores?
Escondo mi rostro entre mis manos.
—Sí, tranquila mamá ni considere agarrarlas.
—Ese Thiago ya no me agrada. No después de lo que te hizo creo que lo mejor será que te alejes de él.
Levantó la mirada ella se encuentra con los labios fruncidos.
—¿Y qué crees que estoy haciendo, mamá?
—Sé que sigues enamorada de él, no quiero que vuelva a lastimarte.
Eso último me deja perpleja.
—Ya lo supere.
Ella arquea una ceja mientras sirve jugo de naranja en un vaso y lo extiende en mi dirección.
—Soy tu madre Esther, vi lo nerviosa que estabas recién. Cuando llegue y vi que Thiago estaba contigo y el pequeño de Dylan sabía que algo malo iba pasar. Tu rostro al verlo fue de pánico.
La verdad era que si sentí pánico pero más bien era por la reacción de Dylan. Él no es ningún estúpido no tardo en sumar dos más dos, apenas vi que Thiago estaba en la puerta mire su reacción tenía los puños apretados y estoy segura de que si mi madre no hubiese llegado las cosas iban a terminar peor.
Niego con la cabeza y le doy un sorbo al jugo.
—Sólo me sorprendió y por favor ya no hablemos del tema.
Mi madre asintió con la cabeza y se dedicó a mostrarme como preparar un pie de limón. El día se convirtió en noche y fui directa a la cama, necesitaba dormir pero la verdad me fue imposible porque al acostarme podía recrear el momento donde Dylan estuvo encima de mí, su rostro pegado al mío… el beso que pudo haber sido pero no fue por mi culpa. Colocó una almohada en mi rostro y grito con frustración.
Ese niño me está causando problemas, y que Thiago vuelva significan más problemas. No estoy preparada para esto. Mi celular suena y contestó sin mirar.
—¿Hola?
—Cielo, necesito algo para el vídeo de mañana.
—¿Qué haces llamando a esta hora?
Se ríe y una sonrisa aparece en mis labios.
—Necesito un piano.
—¿Un piano?
—Sí, creo que es hora de innovar.
—Pues si eso crees me alegra mucho por que yo pensé lo mismo. Conozco un anfiteatro de una conocida veré si puedo conseguirlo para mañana, él piano es muy bonito que yo recuerde, sería un fondo ideal.
—Lo dejo en tus manos, yo seguiré practicando.
No dijo nada más sólo corto la llamada, mire mi celular intrigada y aunque era bastante tarde hice la llamada. Si mi estrella quiere un piano lo tendrá.
***
—Me sorprendió mucho que me pidieras un piano para la grabación de hoy.
No sabía cómo pude decir todas esas palabras sin tartamudear. Dylan se encontraba en traje, en un maldito traje negro. Juro que tuve que cerrar la boca con mi mano cuando lo vi, luce tan hermoso que mis manos pican por tocarlo.
—Esta canción es importante así que pensé en lucirme.
Mordi mis labios mientras asentía con la cabeza. Nos encontrábamos en el escenario, él piano del mismo color que su traje lucia hermoso con las luces que coloque antes de que él llegará.
—Lo entiendo. Esta vez me preparé mejor, tienes una cámara grabando hacia el piano —Dije señalandola—. Esta otra está apuntando frente al micrófono, y la demás de este ángulo donde se veran de fondo los asientos. Las luces ahí están más bajas —Camine hasta el micrófono y lo saque de su soporte para pasárselo—. Ahora sólo te toca brillar.
Él me sonrío y con todas mis fuerzas me contuve, aunque un besito…. No, mejor me calmo.
—¿El micrófono del piano está activado?
Negué.
—¿Para qué? No lo vi necesario si sólo será utilizado de fondo.
Él se rió y lo mire confundida.
—Voy a tocar y cantar pequeña estúpida —Su hoyuelo se formó en su mejilla.
—¿Qué? Pero yo… pensé que cantarías y solo lo querías como para ambientar… ¿Tocas el piano?
Sólo una carcajada para luego rodar los ojos, me extendió el micrófono.
—Toma, vuelve a colocarlo en el pedestal.
Dylan estaba actuando con una seriedad que nunca antes había visto, parecía realmente ansioso conque todo salga bien. Lo escuche tarareando una canción pero no podía entenderla bien, preparé el micrófono como el quería su guitarra estaba cerca del pedestal y ya todo estaba listo.
Me encontraba sentada en uno de los asientos del lado derecho donde ninguna cámara me enfocaba. Tenía mi computadora y audífonos puestos le hice una seña y encendí las cámaras. Me había dicho que no haría ningún saludo hasta terminar todo así que comenzó a tocar las teclas y quedé sorprendida. La música era tan suave… verlo tan elegante y tocar con ese sentimiento me dejó muda.