Volver a empezar. #2

Capítulo 32.

Capítulo 32.


Dylan. 


Tengo una gran sonrisa en el rostro. Lo logre. Doy un brinco de felicidad mientras caminan. 


Él hijo de puta confesó todo, cuando hablo de todo es todo. 


Logré engañarlo, comencé a reír.  Lo había logrado. Me dijo desde que me vendió esteroides que traía de contrabando hasta que después me comenzó a utilizar como su vendedor personal de yerba. Hablo de las peleas ilegales, de como las lidera y todo lo hacia con una gran pose de superioridad que me daban ganas de golpearlo. 


Fingí, tuve que fingir que estaba listo para ser más que podía ser mucho mejor que Karl. Él parecía contento siempre vio un “potencial en mi" que saber que estaba de su lado Lo puso feliz. Quiso invitarme a tomar una cerveza pero me excuse diciendo que tenía ganas de un polvo. 


Él hijo de puta se atrevió a pedirme el número de Esther. Con una sonrisa cínica anote un número cualquiera y se lo tendi. Ni es sus sueños más jodidos le tocaría un solo pelo a mi bailarina. 


Llegué hasta la esquina donde estaba el auto , quería abrazar a mi hermana decirle que la pesadilla al fin había acabado. Ver a Esther y sonreirle porque Sali con vida y sin ningún tipo de rasguño de ese jodido lugar. Él labio seguí hormigueandome todavía podía sentir los labios de Esther sobre los mios. Me estaba volviendo loco, las cosas con Leila no estaban resultando como yo quería.  


Llegué a quererla mucho, lo hice en verdad y lo sigo haciendo pero ahora es un tipo distinto de cariño. Es uno especial, como el de un mejor amigo, hermano… besarla me parecía incómodo. De sentía incorrecto de todas las maneras posibles.  


Y todo era peor cuando pensaba en Esther, que era a ella quien besaba, abrazaba… el beso de hoy pude haberlo evitado pero no quería vi una oportunidad y la tome y me siento jodidamente mal por Leila. 
Ella dice estar enamorada de mí, no quiero lastimarle, no puedo dejarla así sin más y cono sé que con Esther no pasará nada lo dejo estar. 


Una vez que llegó al auto, las puertas se abren. Entro al vehículo y me quito el gorro con cuidado. 
Al levantar la mirada veo a Brooks, mi hermana y Cayden…. Un horrible sensación se instala en mi pecho. 


—¿Dónde está Esther? 


—No lo sabemos no contesta mis llamadas creíamos que venía contigo.  


—Oh Dios —Susurra Raizel. 


—¡¿Está adentro?! 


Pienso salir del auto pero Brooks me detiene. 


—Muchacho necesito la grabadora —Me la quito con más brusquedad de lo que esperaba—. Él equipo ya está actuando no creo que debas entrar… 


—Él no lo hará,  lo haré yo —Cayden sale del auto y Raizel me mira con horror. 


Se que luego de esto deberemos contarles a nuestros padres sobre la mierda en la que me metí. Esto se salió de control mi hermana intenta ayudarme. Busco ayuda con Cayden y ahora su hermana estaba dentro de ese maldito lugar por mi culpa. 


—Ni se te ocurra salir Dylan. 


—¡Esto es mi culpa! ¡Sabía que no debía venir! 


Salgo del auto enojado. Yo sabía que no debía venir lo presentía. Pienso correr en dirección a la entrada cuando escucho gritos y disparos. Cayden voltea a mirarme horrorizado. 


—¡Quédate ahí! 


—¡Voy a buscarla! 


En eso la gente empieza a correr fuera del tétrico hospital, cuando la veo salir abro la boca sorprendido suelto una maldición y grito su nombre. 


—¡Leila! 


La nombrada levanta la vista y corre en mi dirección. La miro sin comprender bien que demonios hace aquí. 


—Oh Dylan lo siento…. No debía venir. 


—¿Dónde esta Esther? 


Algo me decía que ella sabía algo. 


—Karl me vio… ella intento escondernos pero nos encontró.  


—¿Qué? 


Mi corazón se detiene en ese jodido momento. 


—Corrí —Comienza a llorar—. Tuve la oportunidad y lo hice pensé que venía detrás de mí pero luego la oí gritar quise volver pero la gente corría igual hubo disparos… Dios, fui una maldita cobarde. 


—¿En donde esta? —La agarró de los hombros—. ¡¿Dónde esta?! 


—¡En el pasillo hacia la izquierda de la entrada! 
Corrí, no lo pensé mucho sólo lo hice, Cayden venía detrás de mí.  


—¡Hacia el área de urgencias! —Grita Leila. 
Choque con muchos cuerpos pude ver en unos segundos como unos policías llevaban a mi ahora “Ex" Jefe. Este ni siquiera se percató de mi presencia, detrás venían dos policías agarrando a Karl él si me vio y sonrió. Me tuve que detener. 


—¡Ojala y nunca pueda volver a bailar! —Soltó una carcajada que me dejó los pelos de punta. Si le tocó un solo cabello iba a matarlo, joder. 

Cayden se me adelanto lo seguí un policía traía alguien entre sus brazos no tardamos ni dos segundos en reconocerla. 


—¡Esther! —Grito Cayden. 


Corrí en dirección al policía al igual que él. 


—¿La conocen? —Pregunta y Cayden asiente. 


—Es mi hermana.  


—La encontré inconsciente en el suelo, tiene una hemorragia en la cabeza… 


Mire a Esther asustado tenía sangre en la cabeza y su pierna. Maldito infierno, su pierna derecha estaba en una posición extraña. 


Cayden la alzó entre sus brazos y podía ver cómo iba a acabar en llanto pero no lo hizo y la llevo agarre la mano de Esther mientras salíamos de ese maldito lugar. 


Si le pasa algo será mi maldita culpa. 


—¡Debemos llevarla a un hospital! 


Cayden se detiene y me mira. 


—Saca la llave del auto de mi bolsillo izquierdo. ¡Traelo aquí rápido! 




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