(Karla)
Desde que empecé en la editorial hace 3 años, lo he conocido. Al chico alto de metro noventa, con cuerpo moldeado y ojos color esmeralda. El día de mi entrevista, dije muchas incoherencias divido al retraso mental que su belleza me creaba, cada vez que me pasaba esto, arrancaba una sonrisa por su parte, haciendo que callera más profundo en el abismo que su persona había creado.
En la editorial el me enseño la mayoría de las cosas, después de Luka, él era el mejor en el ámbito de la revista y, ¿Quién mejor que el para entrenar a la nueva?
Claro que había estudiado edición, por supuesto, si no lo hubiera hecho no estaría en la editorial, pero mis complejos de acosadora fueron más fuertes, que separarme del galán, que me podía explicar parte del trabajo y así también ganar un poco de experiencia. Después de los 2 meses de “entrenamiento”, las cosas iban saliendo muy bien, sin contar que terminaba muerta por el fin de mes, y tener que correr a dejar los artículos a impresión.
- ¿Lo entregaste?
-Claro que lo entregue Glen, no subestimes a mis esbeltas piernas – ese preciso día, estaba vestida con falta tubo y tacones, y la verdad haber corriendo de piso en piso no fue buena idea que digamos – Solo alguien como tú, manda a una dama como yo a correr 5 pisos en falda y tacones.
-Eso no fue nada Karla, deberías hacer más ejercicio- lo veo adentrarse al pasillo para poder llegar al elevador.
-Lo dice el señor cuerpo de gimnasio.
-Sé muy bien que le fascina mi cuerpo señorita Karla- dijo esto acercándose mucho más a mi – Sé que te gusto hace mucho cariño, así que no trates de esconder tus deseos.
- ¿Cuáles deseos Glen? – estallo en risa ante sus palabras seductoras, y su intento fallido de ligue – El que tiene que dejarse de ideas eres tu guapo.
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Estamos a mediados de mes. Luka antes de irse con Alice (ha yo no sé dónde) encargo a Glen de una entrevista a una prestigiosa modelo, y, por ende, este me arrastro a la otra ciudad para poder “ayudarlo”. Pero al contrario me utiliza para poder cargar cosas o hacer recados como si yo fue su secretaria personal. Estamos en camino en el metro y veo a Glen algo distraído y ausente.
-Glen – llamo su atención – ¿Te ocurre algo?, ¿te sientes mal?
- ¿Que? No, solo estoy algo distraído y cansado- veo que fija su vista en mí y enseguida la cambia a la ventana de al lado – Podría recostarme tu hombro y poder descansar por un rato.
-Claro, no te preocupe me encargare de despertarte muy cariñosamente.
-No me grites por favor, hay más gente en el tren.
-No prometo nada - veo como escapa una sonrisa de sus labios y como poco a poco cae en los brazos de Morfeo.
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Les agradezco mucho su apoyo por medio de los comentarios (siempre trato de leerlos y los aprecio mucho) y sobre todo los “Me gusta”. Nos seguimos leyendo 😊
Apreciaría mucho que también pasaran a leer mi otra novela “Unus Mundus”. Se las recomiendo... 😊