Hubo un tiempo en que mi cuerpo era territorio desconocido.
En que mi voz temblaba tanto que decidí esconderla.
En que el mundo dolía más de lo que podía decir en voz alta.
Durante años caminé con heridas invisibles, con memorias que pesaban, con silencios que gritaban. Pensé que sanar era un destino al que algún día llegaría… pero comprendí que sanar es elegirte todos los días, incluso cuando no sabes cómo.
Este poemario nació en medio de esas elecciones pequeñas y valientes.
De las madrugadas donde escribía para no rendirme.
De las veces que lloré en soledad y aún así volví a empezar.
Cada carta aquí es una parte de mí que quiso irse, pero se quedó.
Es una conversación con mis miedos, con mis versiones rotas,
con el amor que perdí, con el amor que encontré,
y sobre todo…
con esa mujer que, a pesar de todo,
nunca dejó de buscarse.
Si estás leyendo esto, no es casualidad.
Tal vez tú también estás volviendo a ti.
Bienvenida. Bienvenido. Bienvenide.
Aquí no hay juicio. Solo palabras.
Y un corazón que aprendió a latir más fuerte que sus heridas.
— Darsy
#1766 en Otros
#378 en Relatos cortos
#345 en Joven Adulto
libertad, amor dolor amor propio superacin, sanación interior
Editado: 17.07.2025