Volver nunca estuvo en mis planes.
Después de diez años, regresar a este lugar era como abrir una herida mal cerrada. Pero esta vez no lo hacía por mí. Lo hacía por él. Por mi hijo.
El aroma del café espresso , estaba por todo el café, estaba sentada en una mesa, mientras mis dedos jugaban con el borde de la taza. Miré por la ventana, viendo la lluvia resbalar por los cristales. Londres siempre había sido mi hogar, pero ahora me sentía una extraña.
Tomé aire, recordándome que no debía pensar en el pasado. Había venido con un propósito claro: que mis padres conocieran a su nieto. Nada más.
Pero entonces, lo sentí.
Esa extraña sensación de que el aire se volvía más pesado, que el tiempo se ralentizaba. Que alguién estaba ahi.
Levanté la mirada y lo vi.
Alexander Whitmore.
El mundo se detuvo.
Seguía igual, pero diferente. Su porte elegante, su chaqueta negra perfectamente ajustada, su mirada intensa… Pero no estaba solo.
Una mujer iba a su lado, con el brazo enganchado al suyo como si le perteneciera.
Mi estómago se encogió. Claro que tenía a alguien.¿Por qué no lo haría? Una década había pasado, y yo… yo había sido un error, un capítulo cerrado en su vida.
Alexander se quedó parado al verme. Sus ojos me recorrieron de pies a cabeza, y por un segundo creí ver sorpresa en ellos. Pero solo fue un instante Luego, su cara cambió se volvió Frío ,distante. Como si no me conociera.
La mujer puso mala cara y le dijo algo al oído , pero él no respondió. Simplemente apartó la mirada y caminó hasta una mesa cercana, sentándose con calma, éso me hirió más que cualquier palabra.
Mi corazón latía con fuerza, mi respiración era agitada. No esperaba un abrazo,pero tampoco...esto.
No tenía que dolerme. No debía dolerme.
Pero lo hacía.
Tomé mi taza con las manos temblorosas y aparté la vista. Si él quería fingir que nunca existí, bien. Yo también podía hacerlo.
Pero entonces, Alexander habló. con ella.
—Nada importante, cariño —dijo —. Solo es una persona del pasado, de cuando fui a la universidad.
–¿Una compañera de universidad?
Sus palabras me dolieron como una bofetada.
Apreté los labios, conteniendo las lágrimas.Si él creía que podía ignorarme tan fácilmente,estaba muy equivocado.
Porque esta vez…no voy a huir.