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Capitulo 4 Un nuevo día

Isabelle:

El aroma a café recién hecho se podía oler por toda la cocina; podía escuchar el sonido de la radio que mi madre había encendido, desde la sala. A pesar de los años y la distancia, la casa de mi infancia seguía igual: sentí nostalgia de todos los recuerdos que llegaban a mi mente.

Mi hijo estaba sentado en la mesa, moviendo distraídamente la cuchara en su tazón de cereales. Aunque estaba emocionado por haber conocido a sus abuelos, todavía no terminaba de sentirse del todo cómodo; estaba tímido y apenas hablaba. Yo lo entendía. Para él, todo esto era nuevo; nunca había conocido a sus abuelos y él había nacido en otro país: las costumbres, el idioma.

Christopher entró en la cocina con una taza de café en la mano, algo despeinado. Aunque su mirada era diferente de la del pasado, había algo en su cara que me recordaba a ese hermano mayor que solía protegerme de todo… antes de que las cosas cambiaran.

Christopher se acercó a Ethan.

—Y dime, ¿qué te gusta hacer, campeón? —preguntó Christopher con una sonrisa mientras se sentaba frente a Ethan.

Mi hijo alzó la mirada y se encogió de hombros.

—Bueno... Me gustan los videojuegos, jugar al fútbol, pintar, los cuentos; mi mamá me lee muchos. —respondió.

—¿Sí? Yo era el mejor en los videojuegos, ¿sabes? Pero eso hace muchos años, cuando era un crío, y como jugador de futbol, uff —respondió Christopher.

—¿De verdad? —preguntó él con curiosidad.

—Oh, sí. Nadie me ganaba en carreras de coches. Cuando quieras podemos jugar. ¿Quieres que juguemos después?

En ese momento, por primera vez, vi interés en mi hijo. Era un comienzo.

Yo los miraba, dejando que disfrutaran de aquel momento. Christopher estaba intentando ganarse su cariño, y aunque no fuera nada fácil, yo agradecía todo su esfuerzo.

Cuando mi hijo terminó de desayunar, se fue a la sala a jugar con su tablet; mi hermano me miró.

—Gracias por esto, hace mucho tiempo que no disfrutaba así, me lo pasé muy bien. —En esta casa hacía falta un niño; son los únicos que tienen esa energía inagotable todo el día —dijo Christopher.

—¿Por qué? —le pregunté; lo tenía que haber hecho antes.

—Por dejarme conocerlo. Por no apartarme de él a pesar de todo, tú sabes a qué me refiero.

Él sintió culpa que me dolió en el alma.

—Eres su tío, Christopher. No iba a alejarte de él jamás, en ningún momento lo pensé, y olvídate de eso, para mí siempre eres mi hermano, no lo olvides nunca, Christopher —le contesté con una sonrisa.

Él me miró; seguía sintiendo algo dentro de él, su pasado parecía que seguía persiguiéndole.

—A veces siento que he perdido demasiado tiempo… que nunca voy a poder recuperar todo lo que arruiné y lo que os lastimé. Hay días que me siento como un maldito egoísta, que solo ha pensado en mí mismo; perdí hasta mi carrera, lo perdí todo por... ¿Me entiendes? Isabelle. Es muy duro.

Le cogí de la mano para intentar calmarle.

—El tiempo que perdiste no se puede recuperar, por desgracia, Christopher, pero el que tienes ahora sí. Y estás aquí, ¿no? Eso es lo que importa. El pasado siempre estará ahí, pero tienes que aprender a perdonarte. Yo también he cometido errores, pero el reconocerlos es lo primordial.

Christopher respiró hondo con los ojos llorosos.

—Te prometo, Isabelle, que voy a intentarlo. Por Ethan, por toda la familia.

—Lo sé, pero también debes hacerlo por ti, demuéstrate a ti mismo que no hay nada imposible, y no olvides que tú eres más fuerte de lo que crees —le sonreí. Y estoy aquí para apoyarte en todo lo que necesites.

Nos quedamos en silencio un momento, disfrutando de la calma. Hacía mucho tiempo que no hablábamos de una conversación normal, entre comillas, antes de que...




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