El aroma a café recién hecho llenaba la cocina ,me encanta el olor a café recién hecho, podía escuchar el sonido de la radio que mi madre había encendido. A pesar de los años y la distancia, la casa de mi infancia seguía oliendo igual: a hogar, a recuerdos... a todo lo que alguna vez dejé atrás.
Mi hijo estaba sentado en la mesa, moviendo distraídamente la cuchara en su tazón de cereales. Aunque había estado emocionado por conocer a sus abuelos, todavía no terminaba de sentirse del todo cómodo. Lo entendía. Para él, todo esto era nuevo.
Christopher entró en la cocina con una taza de café en la mano, despeinado, con la camisa arrugada. Aunque su mirada estaba diferente que en el pasado, había algo en su cara que me recordaba a ese hermano mayor que solía protegerme de todo… antes de que las cosas cambiaran.
—¿Y qué te gusta hacer, campeón? —preguntó Christopher con una sonrisa mientras se sentaba frente a él.
Mi hijo alzó la mirada, algo dudoso, y se encogió de hombros.
—Me gustan los videojuegos —respondió.
—¿Sí? Yo era un experto en eso cuando era más joven —dijo Christopher con nostalgia.
—¿De verdad? —preguntó él con más curiosidad.
—Oh, sí. Nadie me ganaba en carreras de coches.
En ese momento, por primera vez, vi una pequeña chispa de interés en los ojos de mi hijo. No era mucho, pero era un comienzo.
Yo los miraba en silencio, dejando que disfrutarán de aquel momento . Christopher estaba intentando conectar con él, y aunque no fuera fácil, agradecía el esfuerzo.
Cuando mi hijo terminó de desayunar y se fue a la sala a jugar con su tablet, mi hermano me miró con algo de timidez.
—Gracias por esto , hace mucho tiempo que no disfrutaba así, me lo pasé súper bien –dijo.
—¿Por qué?
—Por dejarme conocerlo. Por no apartarme de él a pesar de todo.
Él sentia mucha culpa que me dolió en el alma.
—Eres su tío, Christopher. No iba a alejarte de él jamás lo pensé,eres mi hermano—dije con una sonrisa.
Él me miró, pero en su ojos había lágrimas seguía habiendo algo roto dentro de él.
—A veces siento que he perdido demasiado tiempo… que nunca voy a poder recuperar todo lo que arruiné y lo que os lastimé.
Le tomé la mano con suavidad.
—El tiempo que perdiste no se puede recuperar, pero el que tienes ahora sí. Y estás aquí, ¿no? Eso es lo que importa.
Christopher respiró hondo y con los ojos llorosos.
—Voy a intentarlo. Con él. Contigo. Con todos.
—Lo sé —le sonreí—. Y estoy aquí para apoyarte.
Nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando de la calma , agradeci escuchar a mí hermano así, hacía mucho tiempo que no hablábamos una conversación normal, antes de que...
Sabía que este reencuentro era solo el comienzo, y aunque aún había heridas abiertas, por primera vez en años sentí que estábamos en el camino correcto.