Volver a Tí

Capitulo 5 Nuevo amanecer

Isabelle:

Había ido a visitar a mi amiga Victoria; me había preparado té mientras removía la cucharilla dentro de la taza. Me apoyé en la encimera, rodeando con ambas manos la taza de porcelana.

—No puedo creer que estés aquí —dijo ella con una sonrisa. Después de tanto tiempo…

La miré con una sonrisa.

—A veces ni yo misma me lo creo —le contesté.

Victoria se acomodó en una de las sillas altas de la isla y me miró.

—¿Y cómo te sientes? —Ahora que estás aquí. ¿Eres consciente de que podrás verlo? Podrias cruzártelo; Londres es grande, pero es muy fácil. ¿Y qué harás entonces?

No pronuncio su nombre, pero no era necesario. Yo sabía exactamente a quién se refería.

—No, creo que sea tan fácil. Me supongo que él se mueve en otros anbientes Victoria, acabo de llegar, no me lo recuerdes.

Una hora más tarde fuimos a dar un paseo, y entramos en una cafetería para tomar algo.

—Pero cuando entramos en la cafetería y lo vi... No podía creer lo que estaba viendo.

Solo verlo hizo que me estremeciera. Nuestras miradas se cruzaron un instante, pero fue suficiente para que mi corazón latiera con fuerza. Con lo grande que es Londres, ¿ No había más cafeterias? Pensé que todo este tiempo habían cambiado mis sentimientos, pero me equivoqué...

Estaba sentado al lado de una chica muy guapa. Él, al verme, cambió su mirada.

Nos sentamos junto a la ventana, un poco separados de ellos.

—¿Quién es esa chica con la que está sentado?—le preguntea Vic.

—Es su novia, pero no me sorprende. Alexander no es el mismo desde que te fuiste.

—¿Qué quieres decir con eso?

Vic cogió su taza, bebió un poco de té y suspiró.

—Se volvió más frío, más distante. Recuerda cuántas veces fuimos al cine o a tomar algo los cuatro. Después de irte, todo cambió; me lo he cruzado muchas veces, ni siquiera es capaz de saludar; al revés, te ignora por completo. Sigue siendo el mismo hombre fuerte y determinado que recuerdas, pero… algo cambió dentro de él.

Aparté la vista hacia la ventana, viendo la fina llovizna caer por el cristal.

—Ha seguido adelante, ¿no? parece que no lo paso tal mal — le contesté; parece que yo lo pasé peor que él.

Victoria dejó su taza sobre la mesa.

—Se llama Charlotte, es la hija consentida de un empresario.

—Se les ve bien juntos, ella parece muy enamorada, y él la mira con cara de corderito —contesté a Victoria.

Ella resopló con sarcasmo.

—Si llamas a una relación de conveniencia “verse bien juntos”, entonces sí, supongo que lo hacen. Parece que no té acuerdas bien de tu exsuegra.

—¿Relación de conveniencia? Pero, ¿qué necesidad tiene Alexander de eso? Es atractivo, millonario, con un cuerpo que quita el sentido; tendrá todas las mujeres que quiera a su alrededor, no lo entiendo, Victoria.

Victoria se encogió de hombros.

—Charlotte proviene de una familia poderosa, con conexiones que podrían serle útiles a Alexander. Su madre, Eleanor, aprueba esa relación más de lo que jamás aprobó la tuya. Ahí tienes la respuesta, todo es negocio, ¿para qué...? No lo sé.

La famosa , Eleanor Whitmore. La mujer que jamás me aceptó, y me odió con todas sus fuerzas, jamás la entendí.

—Así que su madre está feliz… —Le dije. Eso lo explica todo entonces.

—¡Encantada! Eso es poco, Charlotte es todo lo que Eleanor quiere para su hijo: presumida, pija, de alta clase, un poco tonta, que pueda dominarla siempre que quiera, por supuesto; si no, no es apta para su hijo Alexander.

Un nudo se formó en mi garganta. ¿Era eso lo que él quería también?

—Mira, Isabelle… —Victoria cogió mi mano. Solo te diré que no todo es lo que parece. Y Alexander Whitmore nunca te olvidó. Sí, hace lo que su madre quiere, pero no es tonto para nada.

Tragué saliva, sintiendo una extraña sensación dentro de mí. Quería creer que sus palabras eran ciertas... pero también tenía miedo de hacerlo.

¿Seguiría Alexander enamorado de mí? Y yo... No sé, por ahora tengo la cabeza hecha un lío.




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