Alexander :
Los días pasaban y, aunque intentaba concentrarme en el trabajo, sentía algo dentro de mí que no me dejaba estar tranquilo. O más bien, alguien...
Isabelle Montgomery.
Llevaba nueve años sin verla. Nueve años en los que había intentado borrar su nombre de mi cabeza, su voz, el olor de su piel, lo recuerdo cómo sí sería ahora mismo.
Pero ahora que había vuelto, era como si todo lo que había reprimido regresara con más fuerza.
Estaba en mi oficina, frente a la ventana con una copa de whisky en la mano. Londres es una ciudad cosmopolita siempre con tráfico, la gente de un lado para el otro. Esa noche estaba más iluminada la calle, había empezado una feria cercana, se podía ver desde la ventana de mí oficina.
Debería estar en casa con Charlotte. Y estar cenando con ella, hablando sobre la boda que todos querían que ocurriera.
Pero en lugar de eso, estaba aquí. Pensando en Isabelle.
Suspiré y me llevé la copa a los labios. No debería tener ganas de ir a buscarla, sentir la necesidad de querer verla . Lo lógico era seguir con mi vida, y entender, que su regreso no significaba nada para mí.
Pero nunca fui bueno, ignorando lo que realmente deseaba.
Antes de darme cuenta, estaba en mí coche, conduciendo sin rumbo.
Y, como si el destino quisiera jugar conmigo, mis pensamientos me llevaron hasta una calle que no pisaba desde hace bastantes años.
El antiguo apartamento de Isabelle, cuando estaba en la universidad.
Me quedé en el coche, con las manos aferradas al volante, y mi pulso acelerado. Nada parecía haber cambiado, pero todo era muy diferente ya... Faltaba ella, y yo a su lado.
Cerré los ojos. Podía verla en la puerta , con una sonrisa tímida, esperándome como tantas veces lo hizo.
Podía escuchar su risa, su voz llamándome “Alex amor” con ese tono dulce que solo ella usaba.
¡Malditasea! por que...
Abrí los ojos y respire hondo. No tenía sentido estar aquí...
No podía desenterrar el pasado que nunca debió volver.
Y sin embargo… no podía evitar desear verla una vez más.
Arranque el motor y me alejé de alli, lo más rápido que pude.
Pero algo en mi corazón me decía que, por mucho que intentara escapar…Isabelle Mongomery había vuelto a mi vida, y el simple hecho de pensarlo me daba miedo, había sufrido mucho más, de lo que jamás pensé...
Pero ahora solo podia pensar, en tenerla entre mis brazos, y no soltarla jamas, esta vez no la dejaria marchar, costase lo que costase.