Dos días más tarde, sonó mi móvil. No reconocí el número, pero pensé enseguida en la entrevista y contesté la llamada.
—Hola, buenos días. Sí, dígame.
—Hola, buenos días, Isabelle. ¿Puedes pasarte por la agencia hoy mismo? Tenemos que hablar.
Respondí que sí enseguida; no me lo podía creer, era Amelia, había estado esperando la llamada. Colgué y llamé a mi madre enseguida, para que mi padre viniera a buscar a Ethan.
Me vestí con un pantalón vaquero, una camisa blanca y una chaqueta vaquera; me puse unas deportivas blancas. No quería parecer elegante, sino casual; tampoco soy de vestir elegante, sino informal.
—Mamá, me han llamado de la agencia. ¿Pueden venir a por Ethan, Christopher o papá? Solo será un momento.
—Claro que sí, hija. Se pondrá Christopher contento. Hoy no tiene un buen día, parece que está triste, no sé por qué.
Fui a la habitación de Ethan. Estaba dormido.
—Ethan, cariño, viene ahora tu abuelo y tu tío. Tengo que ir a la agencia, pero vuelvo enseguida —le dije, acariciándole el cabello.
Después de despedirme de ellos, cogí un taxi rumbo a la agencia. Estaba muy nerviosa. Respiré hondo antes de entrar.
La recepcionista me recibió amablemente y me pidió que esperara en una sala amplia y elegantemente decorada. No pasó mucho tiempo antes de que Amelia apareciera con una sonrisa.
—¿Cómo estás, Isabelle? —Vamos a mi oficina, por favor —dijo, estrechándome la mano.
Me guió hasta su despacho. Era grande y estaba decorado con mucho gusto. Me senté frente a su escritorio y comenzamos a hablar. Amelia era muy directa y volvió a hacerme preguntas sobre mi experiencia y habilidades. Aunque no tenía una trayectoria muy larga en grandes eventos, supe defenderme bien y destacar mis aptitudes organizativas.
—Me gusta tu actitud, Isabelle. Aquí valoramos a las personas proactivas y con ganas de aprender —dijo, volviendo a repasar mi currículum—. Y Victoria me ha hablado muy bien de ti. Así que… ¡Estás contratada!
Mi corazón dio un vuelco.
—¿En serio? —pregunté, incrédula.
—Sí, claro. Empezarás en período de prueba, pero tengo muchas expectativas y algunos proyectos interesantes para ti. ¿Puedes comenzar el lunes? ¿Te viene bien?
—¡Por supuesto! Muchas gracias por esta oportunidad, de verdad, Amelia.
Salí de la agencia sintiéndome como si estuviera subida en una nube, rebosante de felicidad. Apenas pisé la calle, llamé a Victoria.
—¡Amiga, me contrataron! —grité emocionada.
—¡Sabía que lo lograrías! Esto hay que celebrarlo. ¿Hamburguesas con Ethan?
—¡Sí! Te veo en nuestro restaurante favorito.
Cuando llegué, Victoria ya estaba allí con Ethan; se levantó corriendo y se tiró a mis brazos. Desde pequeño había sido muy cariñoso. La cena fue una maravilla, llena de risas y planes para el futuro. Me sentía plena, con la sensación de que, por fin, todo parecía ir bien.
Más tarde, decidí pasar por la casa de mis padres para darles la noticia. Mi madre, al verme tan contenta, supo de inmediato que algo bueno había ocurrido.
—Conseguí el trabajo, mamá. ¡Me contrataron en la agencia de eventos! Estoy muy contenta, por fin tengo un trabajo.
Mi padre sonrió orgulloso y Christopher me abrazó con fuerza.
—Sabía que lo lograrías, hermanita. Siempre fuiste la más lista de los dos.
—No digas eso, tú fuiste uno de los mejores modelos internacionales y estoy orgullosa de ti.
Ethan y yo nos quedamos un rato allí, viendo la tele, y mi hermano y Ethan estaban en su habitación jugando a la consola.
Aquella noche, al acostarme, sentí una paz interior que hacía mucho tiempo no sentía. Poco a poco, estaba construyendo la vida que deseaba. Aún había muchos obstáculos por delante, pero estaba segura de que podía con todos.
Todo parecía ir bien, pero... ¿por cuánto tiempo?