Capítulo 23 La joya alemana

Alexander :

Era tarde y yo estaba en mi oficina, llamé por telefono a Charlotte para decirle que me retrasaría para la cena.

Quería revisar personalmente los últimos detalles del nuevo proyecto que habíamos empezado. Habíamos comprado un hotel de lujo en el centro de Alemania, Nicholas y yo estábamos decididos a hacer de este proyecto algo inolvidable. El ambiente en la oficina daba mucha energía positiva. Yo y Nicholas teníamos grandes expectativas en este proyecto, la idea de organizar un evento para gente de mucha pasta me hacía sentirme orgulloso, mí padre había construido el imperio, pero yo lo había mantenido y aumentando el doble, no solo era una oportunidad de negocio, sino también la posibilidad de dejar una gran huella en el mercado, esto nos habríria muchas más puertas en otros países, tenía la ilusión o se puede llamar ambición de llegar hasta Noruega, Nicholas en ese sentido se dejaba llevar, a él con tener hermosas mujeres al su lado le daba todo igual.

Marque el número de Amelia,la hermana de Nicholas . Ella tenía una de las mejores agencias de eventos de Londres, siempre perfeccionista, impecable en su gestión de eventos, y confiábamos plenamente en ella, y en su capacidad para transformar nuestras ideas en realidad. Cuando contestó, bromeé:

—Hola mi reina,¿ Estás de vacaciones, o tienes algo de tiempo para mi? Necesito verte hoy por la tarde en mi oficina. Hay algo importante que debemos discutir. Esta tarde te esperamos yo y tu hermano, ¿ A las 7, te viene bien?

–Hola Alexander, ¿ Dé vacaciones dices...? —Ya me gustaría a mi, como te gusta bromear... No te preocupes de aquí a un rato estoy allí, chao, nos vemos.

No pasó mucho tiempo, hasta que en la puerta de mi oficina, apareció Amelia, media hora antes de la cita, cómo siempre. Nicholas habia salido a sacar dos cafés de la máquina, y yo me quedé en la oficina mirándo unas fotos del hotel que tenía en el ordenador, nos harían falta para enseñarselas a Amelia.

Entró con su sonrisa habitual y ese un brillito travieso en sus ojos.

—¡Aquí, está la dueña de mi corazón! —.Dije sonriendo.

—Hola Alexander, mira que eres zalamero ,ehhh?... ¿Dónde está el demonio de mí hermano? Ese que siempre esta perdido.

—Ahora vendrá, fue a por dos cafes, no te preocupes que no se pierde, quizas puede morder a alguna chica por ahi —le dije riendome, pero mujer no digas que soy zalamero, si te oyera Charlotte... Dice que soy mas frío que un hielo,—le contesté riéndome, mira aqui lo tienes...

–Hombre guapísima, ¿cómo te va? ¿Dichosos los ojos que te ven hermanita?—dijo Nicholas con tono burlon... Nos vemos poco, yo siempre estoy ocupado y tú igual, pero sabés que te quiero mucho. ¿Qué tal está tu perfecto marido y mis mejores sobrinos?— Dile a tu marido que esté fin de semana me paso, y los visito y me meto con él un ratito, que hace tiempo que no le meto caña.

Amelia rió y replicó de inmediato.

— Hola hermanito, nos vemos poco por qué tu siempre pones excusas con tantas novias que tienes, sí cada mes tienes una... ¿No te aburres de cambiar tanto? Y sabés, que cuando quieras puedes ir, hermanito. Tus sobrinos te echan de menos, preguntan por tí, a ver si es cierto y este fin de semana vienes. Sabés algo hermanito, yo también quiero ser tía. Haber cuando te animas, y te aplícas el cuento nene...

Nicholas soltó una carcajada y dijo:

—¡Uff, madre mía, tendrás que esperar sentada mejor! Primero que sea padre Alexander y si veo que me gusta lo pienso...

—Yo lo miré con cara de asesino en serie, yo padre... Uff madre mia—conteste yo. Si acaso un perro, cuando sea mayor —dije riendome.

Yo, no me veia, cambiando pañales, ni paseando por el parque con un niño, para mi eso quedaba muy lejos... O mas bien que no pensaba tener hijos en la vida, tampoco veia a Carlotte como madre, y no era una cosa que me quitara el sueño.

Los tres nos reímos, solo de imaginarlo... A Nicholas cambiando pañales era para reírse sin parar.

—Vamos chicos al asunto que nos interesa, que he llamado a Charlotte para decirle que iba a llegar tardé, no que iba a llegar a medía noche, que sepáis que es capaz de cerrarme la puerta dejarme durmiendo en el coche solo ante el peligro. Todos nos empiezamos a reír a carcajadas.—Venga pongámonos en serio, siéntate, Amelia. Hemos comprado un hotel de lujo, y estabamos planeando un evento por todo lo alto para gente de mucha pasta. Nicholas y yo no escatimaremos en gastos, eso es bueno para tí... Pero sí queremos, que todo salga a pedir de boca.

Amelia me miró, con la confianza que tenemos de tantos años, con esa bonita sonrisa que tiene me respondió.

—¿Alguna vez te he fallado cariño? No se me ocurriria nunca y más a vosotros, estoy en este mundillo gracias a los dos, para mi sois lo mejor de lo mejor , y no dudes que por supuesto, será todo perfecto, que digo perfecto... ¡Será único en el mundo! De está me hago multimillonaria Alexander.

— No estaria nada mal... Amelia y yo me alegraría por tí,—le conteste. Sabemos que eres muy perfeccionista —continue. —Por eso estamos muy tranquilos y contentos contigo Amelia, preciosa sí eres mi reina...— le dije sonriendo.

— Pues tengo la persona adecuada para este proyecto —dijo Amelia con seguridad—. Es tan meticulosa como yo. Y de todas maneras, personalmente estaré pendiente de cada detalle. ¿Para cuándo lo necesitariais chicos? Supongo ¿Que tendremos bastante tiempo no?

Miré a Nicholas, no sabía como decirle que lo tenía que hacer en poco tiempo, y respondí:

—Para dentro de un mes. Sé que no es mucho tiempo, y que vamos a ir bastante ajustados de tiempo, ya que queremos hacer algunos cambios importantes en el hotel. Eso supondría correr contra reloj, y por supuesto, éso implica una inversión considerable, de ahí la publicidad Amelia.

—Me gusta la idea, tener un nuevo reto en mi carrera. Quedará perfecto todo, haré todas las gestiones mañana no os preocupéis, me pondré en contacto con las revistas y periódicos para que el evento tenga el reconocimiento que merece, y se vea por muchos paises.