Capítulo 44 Tal vez tú

Es martes, nos quedan cuatro días para terminar el proyecto; el sábado es el gran día, la gran presentación. La verdad que no tengo ganas de ir; el hotel está en Alemania, solo con pensar en mi hermano, no tengo cabeza para nada más. Taylor me lo recuerda todos los días: que tengo que dejar mi vida aparte del trabajo. Lo sé, pero no puedo evitarlo, y pensar que tendré que ver a Alexander otra vez... El hotel estará lleno de gente de alto nivel; Taylor y yo estaremos apartados en un segundo plano. Alexander y su socio Nicholas son los protagonistas; supongo que junto a ellos estará Amelia, en representación de su empresa, que es la que ha hecho el proyecto. Mi madre me preguntó qué me iba a poner; no tengo ningún vestido tan fashion.

Había estado mirando un vestido en una boutique que está cerca del trabajo; a la salida me acercaría, aunque sé que ese tipo de vestidos no va conmigo. Mientras estaba maquillándome en mi habitación, entró mi madre de golpe. Me sobresaltó al nombrar a mi hermano.

—¡Isabelle, corre! Es tu hermano.

—¿Qué pasa, mamá? ¿Le ha ocurrido algo? —respondí asustada.

—Christopher está al teléfono, acaba de llamar; tu padre se ha quedado hablando con él. ¡Qué alegría, Isabelle!

Estábamos en el salón todos; mi madre estaba muy nerviosa por la llamada.

—Pon el manos libres, Richard, para que hablemos todos. ¿Cómo estás, Chris? ¿En qué parte de España estás? Cuéntanos, ¿a qué te dedicas?

Chris estaba callado, sin saber qué decir; eran muchas preguntas, pero sin respuestas, y el pobre estaba aturdido. Yo, para que mi madre dejara de atosigarle tanto, le eché un cable.

—Mamá, no le hagas tantas preguntas; supongo que estará trabajando por la costa, porque dijo que tenía unos amigos en Madrid que se dedicaban a la construcción. ¿No es así, Chris?

—Sí, mamá, estoy por la costa, hace mucho calor, estoy bien con muchas ganas de veros. Os echo mucho de menos, a todos. ¿Está por ahí Ethan?

Mi hermano quería cambiar el tema. —Sí —le contesté—. Espera, está en el jardín con Rex; voy a buscarlo.

—Me he perdido, ¿quién es ese tal Rex? ¿Un amigo de Ethan? ¡Papá! ¿Cómo van las cosas por ahí?

—Han pasado muchas cosas, hijo, pero ahora no vamos a perder el tiempo en hablar de eso, ya habrá tiempo para eso. Rex se llama el perro que compré; hace compañía al niño y a nosotros, aunque ahora viven con nosotros tu hermana y el pequeño.

—¿Isabelle y el pequeño? Isabelle siempre ha sido una mujer muy independiente; es raro que haya vuelto a casa. ¿Qué ha ocurrido, papá?

—Ya te he dicho que las cosas han cambiado, Chris, y es muy largo de contar, ya tendremos tiempo.

—Lo que no tengo es mucho tiempo para hablar; os iba a llamar mucho antes, pero el móvil se me estropeó y han tardado en dármelo, y encima no recordaba el número. Perdonadme, lo siento...

—No te preocupes, Chris, ya se lo dije a tu madre, que si no llamabas era porque no podías, que estarías ocupado. Lo primero es el trabajo, hijo; nosotros estamos bien, echándote mucho de menos. ¡Aquí llega el grandullón de la casa con Rex! Habla con tu tío, Ethan está al teléfono.

—Tío, cuando vuelvas, quiero que juguemos al fútbol. El abuelo no sabe, ¡el abuelo me ha comprado un balón nuevo de fútbol! ¿Sabes que ahora tengo un perro? Se llama Rex.

—Jajaja, ¿Así? Qué nombre más bonito. Cuando vuelva iremos al parque con él, ¿quieres, Ethan? Nos lo vamos a pasar super bien. Volveré pronto, te lo prometo. Bueno, os tengo que dejar, me están llamando para seguir trabajando. Os quiero mucho a todos y os mando muchos besos.

—Hasta luego, hijo, nosotros también te queremos un montón. Cuídate, y ya sabes, si te hace falta dinero o cualquier cosa, solo tienes que decirlo; estamos aquí para lo que necesites, recuérdalo. Cuídate, hijo.

—¡Chris, te quiero mucho, hijo! Vuelve pronto. ¡Adiós!

Yo también me dependí de él, y mi pequeño se quedó triste mirando el teléfono; a mi madre se le caían las lágrimas, y mi padre estaba contento de haber escuchado a mi hermano, pero al mismo tiempo, se había quedado sin palabras... No habíamos sabido nada de mi hermano en semanas, y había sido duro.