Volver a Tí

Capitulo 51 Todo tiene su momento

Alexander:

Al dia siguiente me levante a las ocho, le dije a Charlotte que queria pasarme por el gimnasio un rato, los dias que llevabamos aqui no habia ido, y tengo la constumbre de hacer pesas y cardio todos los dias, le di un beso a Charlotte me despedi de ella y sali de la habitacion. Cuando iba por el pasillo me vino a la cabeza Isabelle, como sabía perfectamete cuál es la habitación de Isabelle. Subí en el ascensor. Tenía que hablar con ella, decirle lo que siento, hablar de todo lo que paso en el pasado, después… empezar de cero. Salí del ascensor y caminé por el pasillo. Su habitación esta al fondo del pasillo. Yo mismo me había ocupado de que fuese cómoda, con unas maravillosas vistas y en el ala oeste más tranquila del hotel, porque quería que todo fuese perfecto para ella.

Cuando iba acercándome, lo vi. Taylor salía de su habitación. Ese maldito imbécil. Me miró de frente y sin decir nada, se dio la vuelta y volvió a entrar. Lo fulminé con la mirada. Taylor es un problema para mi, es el tipico guapete que se lleva a las mujeres de calle. Pero ¿Qué demonios hace ese payaso en la habitación de Isabelle? ¿Se habran acostado? No quería creerlo. Mi Isabelle no es asi... ¿o sí? ¿Y si con el tiempo ha cambiado? No… no podía ser. Me repetía una y otra vez, no que era imposible. Isabelle no es de las chicas que se acustan com cualquiera.

Volvi a subir en el ascensor, bajé directo a la cafetería del hotel. Apenas había dos clientes y el camarero. Me senté en uno de los taburetes, furioso, solo necesitaba tomar algo fuerte para olvidar durante un rato, le pedí al camarero una botella de Whisky.

—Señor, Alexander es muy temprano para beber, mejor le pongo un cafe — se atrevio a contestarme el camarero.

—¿Eso crees? ¿Llevas mucho de camarero? Estaba tan enfadado que poco me importaba pagarlo con cualquiera, anda traime la botella—le volvi a repetir al camarero.

—Sí, señor. Once años. ¿Por qué lo pregunta?

—¿Sabes quién soy? —le pregunte.

—Por supuesto, señor. Usted es el Alexander dueño de este gran hotel.

—Entonces sabrás que no eres nadie para decirme cuándo debo beber y cuándo no. ¿Acaso te pagan para opinar? No, ¿verdad? Así que hazme un favor: cállate y aléjate de mi vista si no quieres acabar en la calle. Pero hazlo rapido, mi paciencia tiene un limite, y se me esta acabando contigo, claro si sabes lo que te conviene,—Le dije muy serio.

—Vaya, vaya… nos hemos levantado con malas pulgas. Ponme a mí otro whisky, camarero —escuché a mi lado. Era Nicholas, como siempre, apareciendo en el peor momento—. No le hagas caso, que ladra mucho pero no muerde.

El camarero nos sirvió y se fue sin más. Nicholas se sentó a mi lado con su vaso de whisky en la mano, dispuesto a soltarme uno de sus discursos de diario.

—No estoy para tus estupideces, te lo advierto. Hoy no es momento.

—¿A qué se debe esa mal genio? ¿Qué pasa, que tu adorable Charlotte no ha sido buena esta noche? ¿O tu madre se ha metido también en la habitación? Aunque no me estrañaria viniendo de tu madre, de esa mujer me espero todo—soltó riendose.

Di un golpe fuerte en la barra. Escuchame estoy cansado de tus payasadas, eres el menos indicado para juzgarme a mi. Me lebante del taburete y lo agarré del pecho con rabia.

—No vuelvas a hablarme así en tu puta vida, Nicholas. Me olvidaré de que somos amigos de toda la vida.

—¡Eh! ¡Eh! Tranquilo, Alexander, joder… Te lo he dicho de broma. Ya me conoces. Tú no eres así. ¿Qué demonios te pasa? ¿Es tu madre? ¿Charlotte?

—Estoy cansado de tus bromas pesadas, no esta vez no es mi madre, ni Charlotte. Es aún peor, es Isabelle.

—¿Isabelle?... ¿Tu ex? ¿A qué viene ahora? No me lo digas… —se quedó en silencio un segundo, luego respondio—. Ya lo entiendo todo…

— Si, sigo enamorado de ella —confesé, con el alma desnuda por primera vez en mucho tiempo se lo dije, le conte lo que me habia visto—. Subí a su habitación, y justo cuando estaba cerca de la puerta vi a Taylor salir de allí. Y me han comido los celos, Nicholas. He sentido como si me arrancaran el corazón, rabia impotencia, celos. No sé si... se han acostado, pero no soporto imaginarla con otro, es superior a mi. No puedo, te lo juro.

Nicholas me miró con una expresion que rara vez la habia visto. Seria, pero sincera, como si seria mi padre, en el eso es muy raro. Siempre me ha dado consejos, pero esta vez su mirada seria es de un verdadero amigo.

—¿Y qué vas a hacer Alexander? ¿Vas a quedarte aquí, bebiendo como un niño pataleando, mientras otro te quita, a Isabelle delante de tus narices?

—¿Qué quieres que haga Nicholas? ¿Que suba corriendo a decirle que la amo? Que le parta la cara a Taylor ¿Que la abrace sabiendo que puede que ya sea tarde? Antes tengo que hablar con ella, pedirle perdon por no buscarla en estos años. Y a ese tal Taylor quitarmelo de encima.—le conteste.

—Sí, eso es lo que tienes que hacer—me dijo —. Porque lo único peor que un cobarde es un hombre que llega tarde por no tener los cojones de decir lo que siente. Si la quieres lucha joder, pasa por encima que de quien tengas que pasar, es tu vida Alexander, nada ni nadie tiene derecho a oponerse, eres un tio con un par de huevos y bien grandes. Lucha amigo por lo que quieres, ese es mi consejo.

Lo miré. En ese momento supe que tenía razón. El miedo no tenia que ganarme. Ni los celos, ni la rabia, ni siquiera el pasado, porque eso es precisamente lo que nos habia separado el pasado, el miedo, y por supuesto mi cobardia, por no enfrentarme a mi madre. Me lebante.

—Voy a buscarla. —Le dije a Nicholas, tengo que hablar con ella.

—¿Ahora? Es temprano, o puede que este trabajando, Alexander.

—Ahora. Esta vez, Nicholas… esta vez no pienso perderla. He perdido nueve años de mi vida, creo que ya he esperado bastante—le conteste a Nicholas.

" El pasado es historia, el futuro es un misterio, el presente es un regalo"




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