Volver a Tí

Capitulo 54 la última noche en Berlín

Esta noche es la última que pasaremos en Alemania. Tenía que desconectar, necesitaba un descanso bien merecido de una forma especial. Miré a Taylor y le pregunté si conocía algún sitio en Berlín para despedirnos de esta ciudad como se merecía.

—Conozco un sitio perfecto —me respondió, sonriendo. Se llama Klunkerkranich, y está en Karl-Marx-Straße 66. Es un café cultural, bohemio, con música en vivo y DJ según el día. Tiene unas vistas panorámicas impresionantes de Berlín. Es un lugar tranquilo, relajado… Ideal para nuestra última noche.

Acepté sin pensármelo mucho. El lugar está bien. Tiene unas vistas desde la terraza impresionantes; las luces iluminan toda la ciudad, la música estaba puesta suave de fondo. El olor de comida recién hecha nos abrió el apetito. Nos sentamos en una de las mesas; Taylor se acercó a la barra para pedir lo que queríamos comer. Pedimos unos nachos, algunas tapas y algo para beber.

Lo observé mientras hablaba con naturalidad en alemán con los camareros; no pude evitar preguntarle.

—¿Dónde aprendiste alemán? Lo hablas muy bien, pareces alemán, lo hablas con mucha perfección. ¿Tienes algún pariente alemán?

—Jajaja, para nada soy inglés de pura cepa, lo que pasa es que viví aquí seis meses —me respondió. Estuve trabajando y no me quedó otra que aprender. Me contrató una empresa en Londres, y tenía una sede aquí. Me enamoré del país, de su historia, de sus paisajes… Aunque aún no he podido recorrerlo entero.

Me miró y sonrió.

—Isabelle… cuando tengamos vacaciones, ¿qué dices, te animas? Yo, tú y Ethan. ¿Te imaginas? Recorriendo Alemania. Nada me haría más feliz.

—Acepto tu invitación, Taylor… —le contesté rápido. ¿O solo me lo has dicho porque pensabas que iba a decir que no?

—Para nada. Lo dije totalmente en serio. Cuando volvamos a Londres, reservaré los billetes; yo me ocupo de todo. Podemos hacerlo en coche o caravana, ¿cómo te gustaría? Lo digo por Ethan, para que vaya más cómodo.

—Prefiero la caravana; eso nos dará más libertad. Ethan podrá dormir cuando quiera; además, no se querrá separar de Rex, así lo podríamos llevar. ¿Te gustan los perros, o no?

—Isabelle, lo que tú quieras, amor, Rex es un perro tranquilo; además, Ethan no puede estar sin él. Por mí, no hay problema, solo tendré que hacerme amigo de Rex. Ya me imagino a Ethan dando saltos de alegría cuando se lo contemos.

—Sabes… me haces el hombre más feliz del mundo.

Lo miré, emocionada. A veces me preguntaba si merecía tanto amor, tanta paciencia como él tiene conmigo.

—Eres un hombre maravilloso, Taylor. Te conformas con tan poco… y tu paciencia conmigo es admirable, con lo pesada que yo soy… Con eso, a mis padres los tienes ganados; lo van a valorar más de lo que imaginas.

A la mañana siguiente, temprano, cogimos el vuelo de regreso a Londres. La vuelta se me hizo corta. La noche anterior habíamos dormido poco, así que pasé la mayor parte del vuelo dormida, apoyada sobre el hombro de Taylor.

Me despertó cuando aterrizamos.

—Vamos, dormilona… Ya hemos llegado. Estamos en casa.

Él había dejado su coche en el aparcamiento del aeropuerto. A Amelia la esperaban su esposo y sus dos pequeños, que corrieron hacia ella con los brazos abiertos.

Taylor me llevó hasta mi casa. Allí me esperaba mi familia. Yo ya tenía preparados todos los regalos: un jersey de lana gruesa para mi padre, una chaqueta negra con borrego por dentro para mi hermano y un mantel bordado a mano para mi madre y, por supuesto, un coche teledirigido para mi peque.

Cuando llegamos, Taylor tocó la bocina, y enseguida salió mi familia. El primero fue Rex moviendo su cola; Ethan se echó a mis brazos, como si hiciera semanas que no me veía. Yo también le había echado de menos. Mi padre me abrazó, y mi madre no paraba de darme besos por toda la cara, y mi maravilloso hermano me cogió en brazos. No se lo pregunte, he tenido que coger un par de kilos.

—No pesas nada, hermanita, vamos para adentro y nos contáis todo.

Nos sentamos en la sala, mi madre había preparado café; me levanté para darle una taza a Taylor. Mi madre me miró sorprendida; yo le hice un gesto para que no haría ningún comentario. Cogí mi maleta y empecé a sacar los regalos; Ethan se había sentado justo delante de mis pies, no dejaba de mirarme. Como sé cómo es, lo había dejado para el último.

—Mami, ¿y mi regalo?

—¿No está en esa bolsa? Lo puse ahí, esta mañana temprano. Búscalo bien; si no está ahí, se ha podido quedar en el avión, o lo han podido coger equivocado, y lo tiene otro niño.

Ethan empezó a llorar. —Pero, cariño, no llores, espera que yo lo busco. Mira, aquí está. Uff, cómo pesa. Toma, cariño, ¿cómo crees que a mamá se le iba a olvidar el regalo para su bebé, si eres lo más importante en mi vida, lo que más quiero?

Cogí mi móvil; había hecho un montón de fotos: de la habitación, del hotel, desde la terraza de noche, los jardines, de algún sitio que había estado con Taylor. Me dio tiempo de hacer algunas fotos de la gala cuando estuvimos sentados, pero la sorpresa me la llevé yo. Cuando mi padre se levantó, puso la Smart TV, le puso un predrive y enseguida vimos las imágenes de la gala; yo me puse colorada.

—¿Ahora te vas a poner colorada, Isabelle? Lo hiciste muy bien, hermanita, no es tan fácil ponerse delante de las cámaras, y más cuando está siendo retransmitido internacionalmente; yo lo sé muy bien, me moría de los nervios en la pasarela.

—Taylor, tú tienes que estar más curtido en eso, porque estabas muy suelto, mantenías la tranquilidad en todo momento, me dejaste impresionado, se lo dije a mis padres —dijo mi hermano mirando a Taylor.

—No te lo vayas a creer tú, es cierto que he dado unos cuantos, pero tú sabes que los nervios están siempre a flor de piel, por muchos que hagas... Yo tengo algo en la maleta que no es mío.

Taylor, como siempre, había pensado en todo. A escondidas, le había comprado a Ethan un oso que hablaba varios idiomas. A mi madre, unos pendientes finos y a mi padre, una cartera de cuero. A mi hermano, que ya era como su aliado, le compró una camiseta del equipo alemán, Die Mannschaft.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.