Volver a Tí

Capitulo 67 Mil palabras

Llegó la hora de almorzar. Se me hacía la boca agua solo de pensar en un croissant relleno de chocolate. Estaba de antojo; recuerdo que cuando estaba embarazada tenía muchos.
Taylor se acercó a mi oficina justo cuando yo ya salía.

—Hola, preciosa. ¿Qué tal te ha ido la mañana?
—Hola, cariño. Bien. Ya le he entregado todo a Sabrina. Luego le pasaré unos presupuestos a Amelia, a ver si me da el visto bueno. Tengo un hambre que me muero. ¿Sabes qué me apetece? ¿Te puedes creer que estoy de antojo?

Me empecé a reír por la cara que puso.

—¡Qué cara has puesto! Te tenía que haber sacado una foto, Taylor. Jajaja. ¿Te asustaste?
—No, para nada. Solo pensaba que las mujeres solo tenían antojos cuando están embarazadas… y tú y yo no… eso. Pero quiero que sepas que nada me haría más feliz que tener un hijo contigo. Me harías el hombre más feliz del mundo. Yo quiero a Ethan como si fuera mío, pero verte embarazada, sentir al bebé en tu vientre, verlo nacer, cambiarle los pañales, enseñarle a decir "papá"... ¡Wow! Se me cae la baba de pensarlo, nena. Qué pasada sería. Eso sí, si me dices que estás embarazada, te llevo al altar al día siguiente. Jajaja.
—No sé las demás mujeres, pero yo tengo antojos muchas veces. Igual soy rara, no lo sé… Puede ser. Pero en serio, ¿te casarías conmigo, Taylor? —le pregunté.

Me cogió de las manos y me miró a los ojos.

—Sin dudarlo ni un momento. Pero para eso no tienes que estar embarazada, Isabelle. Si tú quieres, nos casamos en dos meses. Te lo digo muy en serio. Preparo todo y nos casamos. ¿Te pensabas que lo decía en broma? Pues no, nena. Quiero que seas mi mujer.

Me dejó sin palabras, pero es demasiado pronto para pensar en casarnos. Sé que me quiere por su manera de tratarme, de mirarme. Es un hombre maravilloso. Jamás pensé conocer a alguien así. Es perfecto, lo tiene todo. Cambié de tema, como el que no quiere la cosa.

—Vamos primero al concesionario, no creo que tardemos. Enfrente hay un café y tienen unos croissants buenísimos.
—Ay, pillina. Que ya los habías visto. Qué golosa es mi chica. ¿Te gusta mucho el chocolate?
—Me encanta todo lo dulce. —El chocolate es mi perdición —le contesté.
—Es bueno saberlo. Así que si me unto todo de chocolate… ¿Me comes? Qué ganas tengo, jajaja.

No sabes tú nada, le contesté.

Luego, hablando más serio, añadió:

—Esta mañana me dejaste con la duda. ¿Quién te ha llamado la atención?
—¡Mira que eres, eh! Te gusta meter caña. ¿Así que te untarías de chocolate? Jajaja, pues yo te comería, para que lo sepas, jajaja. Te cuento lo que pasó. Esta mañana llegué media hora tarde. Me puse a hablar con mi hermano y, bueno… cuando llegué ya estaban en la reunión, media hora tarde, y Amelia me dijo que si volvía a llegar tarde, me despedía, que siempre era la misma con excusas tontas, bla, bla, bla… Luego, más tarde, me pidió perdón. Ahí me di cuenta de la verdadera Amelia. No digo que no tenga razón, ¿vale? Porque la tiene. Es solo la forma de decirlo. Pero ya estoy avisada. No volveré a llegar tarde.
—Puede que tenga razón, pero delante del resto de compañeros no se hace. Yo hablaré con ella. No me gusta que te trate así, ni ella ni nadie. Yo también he notado que desde lo de Alemania ha cambiado, se le ha subido a la cabeza; eso de salir en los medios de comunicación no le ha sentado nada bien. Y eso no va conmigo, y ella lo sabe.
—No quiero que le digas nada, Taylor. No quiero que piense que necesito un hombre que me defienda. Me basto yo sola. Si hoy no le dije nada es porque me he comprado un coche y tengo un hijo. Necesito el dinero. Y porque tiene razón: llegué tarde. No pasa nada, amor. No te preocupes.
—Está bien, pero prométeme algo: si vuelve a hacerlo, me lo dices. Esa tontería de tener más dinero ahora se la quito de golpe. Nos vamos de la empresa y ya está. Si yo quiero, tengo trabajo donde quiera. Y, por supuesto, vienes conmigo, Isabelle. Con mi chica no se mete nadie.
—Cada día te quiero más, ¿lo sabes, cariño? —le dije sonriendo.
—Lo sé. Solo tengo que mirarte a los ojos. Cuando me miras, te brillan. Esos son síntomas de enamoramiento, amor. Y tú no esperabas enamorarte de mí, ¿verdad?
—Creo que nunca he estado enamorada. Lo que siento por ti no lo he sentido nunca. Y la verdad, jamás pensé que llegarías a gustarme tanto. —¡Si hasta sueño contigo! —le dije, sonriendo.
—Ahora sí que me has ganado, nena. ¡Qué bonito, amor! ¿Sueñas conmigo? Y yo contigo… desde el primer día.

Taylor me cogió de la mano. Entramos en el concesionario. Mientras yo terminaba de arreglar los papeles, él miraba otros coches. Pero de repente, cambió su mirada. Me giré y vi en la puerta de entrada a Alexander, hablando muy cordialmente con el dueño.

Terminé y me acerqué a Taylor. Nos dirigimos al coche para sacarlo.

—Sube —me dijo. Salgamos de aquí. Yo conduzco.

Me preguntó si me importaba ir a otro sitio donde también hacían unos croissants buenísimos. Le dije que no.

Nos alejamos en un momento. Alexander se me quedó mirando con una sonrisa.

—Nena, no puedo con ese tipo. Es superior a mí. Cada vez le tengo más asco, te lo juro.
—Eso se llama celos, Taylor. Y no tienes por qué. —Le contesté.
—Jamás he tenido celos en la vida, pero contigo es diferente. Me dan ganas de partirle la cara. No sé… Solo sé que ese tipo quiere algo, y no es tomar café. Te quiere a ti. Y si te toca, te juro que lo mato. No voy a permitir que se acerque ni a ti ni a nuestro hijo. Y sí, ya sé que no es mi hijo biológico, Ethan… pero solo de pensar que es hijo de ese capullo sin corazón, te juro que…
—Taylor, hay cosas que ya no tienen solución. Mi hijo es suyo, sí. Pero tú crees que, si él lo supiera, ¿no lo odiaría? Al igual que su madre. Miedo me da el pensar que algún día se enterara de que tuvo un hijo.
—Sí, lo sé, espero que ese día tarde en llegar. Siento celos al saber que él es el padre… y no yo. Le doy muchas vueltas a la cabeza, y pienso si algún día se entera y nos lo quisiera quitar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.