POV NICHOLAS
Soy Nicholas Miller hijo del hombre más rico de Montara un pequeño pueblo que queda a 20 millas de San Francisco y California, ahí he vivido desde que tenía 5 años de edad, al nacer me detectaron “Estrabismo” segun los medicos es un trastorno en el cual los dos ojos no se alinean en la misma dirección. Por lo tanto, no miran al mismo objeto al mismo tiempo. La forma más común de estrabismo se conoce como "ojos bizcos"por esa razón usaba lentes, toda mi vida he estudiado en casa con profesores particulares por ser calificado como un niño prodigio teniendo un coeficiente intelectual muy alto.
Después de un año mi padre, me mandó a los mejores médicos de todo el país así estuve 2 años viajando, no solo, si no con mi madre Tatiana Colmat y maestros que me me enseñaban, pero siempre me sentía solo, sin amigos.
A pesar de eso mi madre siempre estuvo ahí conmigo después de cada operación, cuando me desesperaba, cuando lloraba por no tener una vista normal. Era la mujer mas cariñosa, que no podía creer cómo se enamoró de un hombre tan frío y déspota como mi padre.
Después de muchos intentos para poder ser un niño “ normal” como decía mi padre, me rendí, quería tener una vida común como cada niño de mi edad
Mi padre se volvió más frío y distante conmigo, pensaba que el domas fue el único que le dolió, pero no pensó en mí, en cómo me sentía porque de alguna u otra forma era mi cuerpo.
Pasaron días, semanas y todo seguía igual, él se dedicaba más a su trabajo y yo a mis estudios con la ayuda de mi mama, a pesar de mi edad yo era muy maduro así que le plante cara a mi padre y le dije que quería ir a un colegio normal, ser un niño normal, y el acepto que me vaya a estudiar a la primaria "San José"con mi prima Elisabeth , así que a mis 9 años de edad ingresé, mi primera vez no fue como lo pensaba, todos ahí tenían sus grupos de amigos y era muy difícil encajar, ya que la mayoría me miraba raro y sabía perfectamente cuál era la razón.
En mi aula éramos como 15 niños que estábamos, los maestros eran muy diferentes a los que me enseñaban en mi casa, pero entendía a la perfección cada clase a pesar de estar un poco más adelantado que los demás.
Al día siguiente pensaba que iba a hacer peor, pero me equivoqué, ya que vi ingresar al aula a la niña más linda que haya visto jamás, me la quedé mirando y a la vez admirando su belleza, tenía su cabello castaño que combinaban a la perfección con esos ojos color miel , era de tez blanca y por su cara veía que era muy tímida. Creo que noto que la miraba porque volteo su vista hasta chocar con la mía, sin embargo me sorprendí mucho cuando se sonrojó fue lo más hermoso que vi, a la vez esa mirada que me dio no me miraba con rareza sino con curiosidad como que queriendo saber más de mí al igual que yo de ella.
Los días pasaban aunque no hiciera ningún amigo, mi día se alegraba con tan solo ver esa mirada tan llena de luz e inocencia averigüe como se llamaba y me dijeron que su nombre era Sophia un nombre tan perfecto y peculiar como ella, en los recesos ella paraba con un niño de cabello negro llamado Alexander.
Un día al finalizar el receso y entrando al salón para continuar con las clases me topé de que ella todavía no estaba y aprovechando de que el profesor no llegaba fui a buscarla, la busqué por todas parte hasta que la encontré estaba sentada en una banca llorando me acerqué a ella con todo el valor del mundo hasta que se dio cuenta de que me senté junto a ella, ya que subió su mirada, esa mirada tan tierna que me hacía sentirme como la persona con más suerte en el mundo con tan solo verla, me dijo que dos niñas le habían pegado chicle en su cabello y estaba triste porque se lo cortaran. Desde ese día nos hicimos amigos y nos sentamos los cuatro Sophia, Elizabeth, Alex y yo.
Los meses pasaron me di cuenta de que Sophia era una niña muy inteligente porque siempre sacaba las mejores notas conmigo, aprendí mucho de ella y la conocí muy bien, ella era una niña muy tímida, amable, adorable con todo el mundo y muy inocente es como que si ella no creyera que existía la maldad en el mundo. Pasé momentos muy bonitos con ellos, tuvimos una conexión muy fuerte los cuatro.
Pasó un año, y terminamos nuestro tercer año de primaria, con Sophia pasábamos momentos únicos es como que si estando con ella todo el mundo desaparecía y quedamos ella y yo poco a poco me di dando cuenta de que me había enamorado pero era muy cobarde para decirlo, pues creía que era muy poca cosa para ella. En mi casa las cosas iban de mal en peor, mis padres cada día se peleaban hasta un día incluso llegó mi padre a pegarle a mi madre, pero yo me interpuse porque no soportaba verla sufrir, era la persona más importante para mi. Pasando los días me di cuenta que mi mama estaba embarazada, en ese momento me puse muy contento y feliz por la noticia, en cambio mi padre se volvió mucho más diferente y distante.
Llegó el otro año, en casa todo seguía igual mi papá en su trabajo y yo haciendo mi vida lejos de él poco a poco pero con el apoyo y el cariño de mi madre y de mi pequeña hermanita Luna, era momento de entrar de nuevo a clases, ese año fue mejor, ya que me fui adaptando más a los demás niños y ellos me aceptaron como uno más, fuimos creciendo poco a poco, Sophia sin embargo seguía siendo la niña más linda ante mis ojos.
Se aproximaba nuestro cumpleaños, ya que ella y yo cumpliamos el mismo día. Así que nuestros padres se pusieron de acuerdo para realizarlo en una casa de campo. Dos días antes todos nos fuimos a la casa de campo excepto mi padre, Ely y Alex ya que ellos iban a ir el mismo día del cumpleños.
El mismo día todo iba normal salí a pasear con Sophia y encontramos un lugar hermoso pero era muy tarde para poder admirar más tiempo, así que prometimos volver al día siguiente.
De regreso a la cabaña, nos dedicamos a cenar y a conversar entre todos, luego de terminar nos fuimos a dormir en sus respectivas habitaciones. Esa noche algo muy raro pasó, eran eso de las dos de la madrugada y empecé a escuchar unos susurros provenientes de la habitación del fondo. Me levanté y vi lo que sucedía, dando pequeños pasos me asomé en la puerta para ver quienes eran, y me sorprendió mucho lo que sucedía.