Volverás a mí

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Después de dejar sus cosas en el locker de Victoria, Jessica regresó con Ian y se fueron caminando juntos al estacionamiento, donde ya Cecilia los esperaba para dirigirse a la casa. Gabriel no salía de prácticas hasta 5 PM, así que en casa Cecilia, Jessica e Ian aprovecharon para comer juntos y hacer sus maletas, y cuando llegó la hora, salieron de casa para recoger a Gabriel y de ahí se dirigieron a su destino. Salieron de la ciudad hasta llegar a un pequeño pueblo y continuaron avanzando hasta llegar a lo descampado casi con la última luz del día. La calle por la que llegaron estaba bien iluminada pero no se veía demasiado más que el camino en medio del campo y árboles que crecían a lo largo del sendero y un muro rodeando una propiedad. Se estacionaron y luego de bajar sus maletas, cruzaron la calle hasta estar del mismo lado donde habían visto el muro. Siguieron a Cecilia hasta una entrada en medio del muro que daba a un pequeño camino empedrado y que a unos metros se unía a un camino principal donde la entrada en arco les daba la bienvenida.

—¿Que es este lugar?­- preguntó Ian asombrado mientras avanzaba a través del gran arco y observaba todo a su alrededor.

—Es la Ex Hacienda de Chautla— dijo Cecilia — .Tal vez ahora no se vea tan espectacular asi, en medio de la oscuridad, pero mañana en la mañana la podrás ver mucho mejor con la luz del día.

Ian no se lo dijo pero aun así, casi en la penumbra el lugar ya era demasiado espectacular: luego de atravesar la entrada habían llegado a un patio empedrado otra entrada, aún más espectacular que la anterior, hecha de ladrillos y piedras, casi a la forma de un torreón y al fin estuvieron a la vista del casco de la antigua hacienda, ahora restaurada pero conservando todo el aspecto que seguramente habría tenido en su época de esplendor. Las luces que iluminaban el patio eran amarillas y le daban un aspecto antiguo. Ian sintió que en cualquier momento llegaría algún grupo de jinetes a todo galope, con grandes sombreros y su atuendo ranchero, como había visto en fotografías de la época de la Revolución, esperando a que la gente de la casa grande saliera a recibirlos y atenderlos. Era como si de pronto, al pasar aquel arco hubieran viajado por el tiempo.

Pasando aquel segundo patio se encontraba el hotel y las habitaciones. Gabriel e Ian compartirán una habitación, y Jessica y su mamá se quedarían juntas en otra habitación. Cenaron algo ligero, pues estaban cansados y prefirieron irse a descansar pronto a sus habitaciones y recuperar fuerzas para el día siguiente que estaría lleno de actividades, como les había anunciado Cecilia.

Ian despertó temprano, a pesar de que se habían dormido un poco tarde y que se sentía cansado luego de una semana pesada y ocupada en la universidad; por alguna razón lo poco que había visto de ese lugar anterior lo había dejado intrigado, tanto que en cuanto despertó sintió la necesidad de ir a explorar el lugar. Descubrió algunos jardines, fue a caminar por los patios por los que habían llegado la noche anterior y aprovechó a tomar fotografías. Un rato después, Gabriel lo encontró paseando y le avisó que estaban por empezar a desayunar y cuando terminaron, se dispusieron a empezar las actividades en aquel lugar.

Para empezar, anduvieron caminando por los jardines de alrededor del casco de la hacienda. No pudieron disfrutar del todo: había algunos toldos instalados en los jardines preparándose sin duda para alguna fiesta. Cecilia lamentó que no pudieran ver los jardines sin aquello, pero Ian ni siquiera pensó que le quitara nada al encanto de aquel lugar. Continuaron caminando hasta llegar a una gran escalinata que descendía en el terreno. Al llegar hasta abajo, frente a ellos, se encontraba un gran lago y en medio de él, se alzaba un castillo.

Ian sabía que si Cecilia lo había traído hasta este lugar, era para mucho más que solo ver un hotel bonito en el casco de una hacienda, y ahora que estaban ante esta vista, empezaba a entender qué era lo que en verdad querían mostrarle. El castillo de tres pisos estaba construido en medio de un lago artificial y frondosos bosques. El exterior era de ladrillos rojos con uniones y detalles en blanco, y tenía cuatro torres en cada una de sus esquinas. Para llegar hasta él, recorrieron un camino recto de tierra que dividía el lago en dos.

Llegaron al fin a la entrada del castillo, pero tuvieron que esperar algunos minutos para ingresar al interior. Al llegar, entraron a un amplio salón donde los esperaban varias fotografías antiguas del castillo e información sobre la historia del lugar. Ian estaba asombrado de estar en este lugar tan peculiar. Luego de ver algunos de los objetos que se exhiben, decidieron que sería bueno subir al mirador antes de que empezara a llenarse mucho más.

Los Albarrán de pronto se iban riendo un poco a expensas de Ian, ya que al subir las escaleras casi a modo de caracol que llevaban al mirador, no recordaban que la altura entre la siguiente escalera era demasiado baja e Ian tuvo que realizar todo el ascenso prácticamente encorvado. Incluso para Jessica y Cecilia había partes en las que era un poco bajo, pero con inclinar ligeramente la cabeza era más que suficiente. Gabriel era casi tan alto como Ian, pero aun asi batallo mucho menos.

—Ojala no haya un campanario allá arriba, porque podrían confundirme con Cuasimodo—bromeó Ian mientras continuaba subiendo, haciendo reír a los Albarrán y a la gente que subía delante de él y que alcanzó a escucharlo.

El incómodo ascenso tuvo su recompensa: al llegar al exterior se encontraron ante la vista del lago, del gran camino que unía al castillo con la hacienda y se podía ver todo el bosque. Luego de estirarse un poco, bajaron unas pequeñas escaleras a una especie de mirador en el techo del castillo, donde la vista era aún mejor.

Gabriel entonces sacó su cámara y puso manos a la obra y empezó a tomar fotos de todo cuanto podía: él estaba aprovechando este viaje para completar su tarea de fotografía porque ya se acercaba la semana de exámenes y el no habia tenido ni tiempo ni oportunidad de salir a tomar las fotografías necesarias, y en este lugar sobraban cosas para fotografiar que valieran la pena.




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