Volverás a mí

25

El día en la escuela se le hizo eterno a Jessica: ese día precisamente era el día en el que tenía solo un par de clases por la mañana y para las 10AM ya había terminado todo lo que habría podido hacer. Intentó adelantar algunas lecciones esperando que haciendo tarea en la biblioteca el tiempo se pasara un poco más rápido pero ni siquiera pudo concentrarse por estar pensando en la entrevista de la tarde y de la que no sabía ni qué esperar. Luego de sentir que las horas no avanzaban suficientemente rápido, al fin dieron las 3:20PM y Jessica entonces se dispuso a tomar el autobús hasta el Ministerio de Cultura. No estaba demasiado lejos de la universidad pero no quería arriesgarse a llegar tarde. El autobús llegó en 20 minutos hasta el centro y todavía caminó una cuadra desde la parada hasta la entrada del Ministerio. El edificio era de granito, una de las edificaciones más antiguas de Wellington de estilo barroco, lo que le recordaba a Jessica un poco a varios de los edificios del centro de su ciudad.

Al entrar y dar su nombre de inmediato le indicaron el piso y la oficina a la que debía dirigirse y pronto encontró el lugar en el que tendría su entrevista. Hasta entonces no había notado lo rápido que estaba latiendo su corazón y lo nerviosa que se sentía, pero estaba agradecida de que aún faltaban casi 10 minutos para su entrevista y esperaba que fuera suficiente tiempo para tranquilizarse antes de entrar.

Kia ora— saludó Jessica al llegar a la pequeña sala de espera donde un muchacho trabajaba en un escritorio y parecía estar solo—. Disculpa ¿aquí es el departamento de Desempeño Organizacional?

—Sí, es aquí—respondió el muchacho — ¿Te puedo ayudar?

—Tengo una entrevista con Daniel Bentley a las 4 PM. Me indicaron que su oficina está aquí.

—Ya veo. Toma asiento, todavía faltan algunos minutos— dijo el muchacho mientras señalaba unos sillones e indicándole que se sentara.

Jessica le agradeció al chico y siguiendo sus instrucciones se sentó en el sillón a esperar. Permanecieron en incómodo silencio, en tanto el muchacho la observaba con curiosidad sin dejar de sorber café de su taza. Sus miradas se encontraron en un par de ocasiones pero ella trató de no hacerle mucho caso, aunque era evidente que él no dejaba de observar a Jessica.

—No eres de por aquí, ¿verdad?— dijo el muchacho de súbito.

—¿Se nota mucho?— dijo Jessica.

—Tienes un acento extraño, no es difícil darse cuenta de ello. ¿De dónde eres?

—De México, estoy de intercambio en la universidad.

—¡Wow! Estás muy lejos de casa. ¿Y qué te trae al Ministerio de Cultura y Herencia?

—Supe que había una posición abierta para prácticas y quise probar suerte.

—Ya veo— se limitó a decir el muchacho tomando un nuevo sorbo de la taza —. Ya casi es la hora de tu entrevista, Daniel no debe tardar.

Acababa de decir esto cuando de pronto escucharon que una puerta se había abierto, y cuando Jessica volteó, un hombre alto de cabello oscuro estaba entrando en la estancia y había rodeado ya el sillón donde ella se encontraba sentada, y se detuvo frente a ella.

—¡Hola! ¿Jessica Albarrán?—dijo el recién llegado.

—Sí, así es—dijo Jessica extendiendo la mano para saludarlo.
—Soy Daniel Bentley,  de proyectos del Ministerio—dijo mientras estrechaba la mano que Jessica le había ofrecido—. Vamos a la oficina y te platico con más calma de que se trata todo esto—y sin esperar una respuesta esperó a que ella se pusiera de pie y de inmediato le indicó a Jessica que lo siguiera.

Ella respiró profundamente y caminó detrás de él hasta llegar a una oficina un poco más privada que quedaba a unos cuantos metros de la estancia donde había estado esperando. A Jessica le pareció que Daniel sería, por mucho, apenas un par de años mayor que Ian o Gabriel, y le sorprendió que alguien tan joven tuviera ya una posición tan alta dentro de un ministerio del gobierno.

Al llegar a la puerta Daniel le cedió el paso para entrar a lo que parecía ser su oficina: estaba bastante iluminada con un ventanal hacia la calle. En el escritorio principal había montones de papeles que casi ocultaban la pantalla de la computadora y otro pequeño mueble rebosaba de otro tipo de archivos. Le indicó que se sentara en una de las sillas disponibles y de inmediato tomó otra silla y él se sentó en ella, justo frente a Jessica.

—Me sorprendió mucho cuando recibimos tu solicitud por parte de la universidad—dijo Daniel—. Por lo regular toma un par de días en recibir alguna aplicación luego de que se publica la posición.

—Es que desde que inició el semestre he estado interesada en hacer mis prácticas. Y en cuanto me dijeron que había una oportunidad, no quise perder un minuto—dijo Jessica.
—¿Qué te hizo querer aplicar para tus prácticas en este lugar?— preguntó Daniel con curiosidad.

—El Ministerio de Cultura es un lugar de mucho prestigio donde podría aprender demasiado, y sé que también puedo aportar a este lugar.

—¿Qué carrera estás cursando?

—En Massey estoy en el programa de Artes; en la universidad en México estoy estudiando diseño de información, es algo así como diseño gráfico y publicidad. Estoy de intercambio. Espero que no haya problema con que soy extranjera. Sé que en algunos lugares son muy estrictos en cuanto a dar preferencia a los neozelandeses antes que a personas de otros lugares.

—Sería hipócrita de nuestra parte ser el Ministerio de Cultura y no aceptar gente de otros países, ¿no crees?— dijo Daniel con un tono menos serio —Supongo que querrás saber de qué se trata esta posición.

Jessica asintió.

—Verás, en esta división, el Departamento de Desempeño, llevamos actividades que apoyan al Ministerio de Cultura, como comunicaciones, finanzas, recursos humanos, tecnología de la información, legal, etc. También apoyamos a los ministros que lideran los portafolios de artes, cultura y patrimonio, medios, y  recreación, entre otras—explicó Daniel —. Por lo regular estoy al tanto de la parte de gestión de proyectos en el Ministerio, pero actualmente tenemos un proyecto en específico, muy grande, en el museo nacional Te Papa Tongarewa. Está absorbiendo la mayor parte de nuestro tiempo y necesito a alguien que me apoye con tareas relacionadas a ese proyecto.




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