Al día siguiente Jessica no se sentía del todo bien y de haber podido se habría quedado en casa todo el día, pero tenía exámenes y no podía dejar tirado el trabajo; ya había tomado demasiados días libres como para ausentarse un día más. Agradecía que al menos ese día de examen sólo sería entregar un trabajo y nada más porque de haber sido un día de clases normal seguramente habría estado totalmente distraída. Otra cosa iba a ser en el trabajo; se sentía cansada y distraída y esperaba no cometer un error, menos ahora que estaba tan cercana la inauguración de la exposición y no había tiempo ya para cometer equivocaciones.
La oficina parecía estar como siempre, pero cuando llegó a la vista del lugar de Will y el muchacho la vio entrando, los ojos parecían habérsele iluminado y poniéndose de pie de inmediato, fue hacia el encuentro de Jessica.
—¡Jess! ¡Gracias a Dios que ya estás de regreso!—dijo Will mientras le daba un abrazo, como si no se hubieran visto por meses.
—¿Todo bien?—preguntó Jessica casi asustada por aquella reacción y le preocupó.
—No lo sé—dijo Will—. Daniel ha estado estos días como león enjaulado. Le he estado ayudando y parece que todo va bien con lo de la exposición, pero está muy raro, no sé qué tiene. A lo mejor tú puedes ver qué pasa. Ve, está en su oficina.
“Lo que me faltaba”pensó Jessica con pesar, pero siguiendo la indicación de Will, se dirigió lo más valientemente que pudo a la oficina donde no sabía a qué tendría que enfrentarse. Las palabras de Will la habían hecho preocuparse y temer llegar donde Daniel. Mil pensamientos pasaron por su mente y todos eran desastrosos: tal vez había no había guardado bien algún documento, tal vez de nuevo había enviado algún dato incorrecto o no había dejado la información a la mano y algo se habría complicado…Cualquier cosa que hubiera pasado, seguramente ahora si le costaría el trabajo. Y a pesar de eso, no le preocupaba ser despedida; de pronto esa era la señal que necesitaba y le estarían haciendo un favor. Lo que de verdad le preocupaba era decepcionar a Daniel y lo que él pensaría de ella. Decepcionar a una persona más era lo último que necesitaba en ese momento y empezaba a creer que haberse tomado todos esos días no había sido la mejor idea.
Llegó a la puerta y desde ahí vio a Daniel sentado frente a la pantalla de su computadora y, tal como se lo había descrito Will, tenía un semblante de fastidio e incluso de mal humor, el ceño fruncido cosa inusual en él, y parecía perdido en sus pensamientos, tanto que ni siquiera se dio cuenta de que Jessica estaba de pie en la puerta.
—Hola, Dan, ya estoy aquí—dijo Jessica tímidamente, tratando de ocultar el temor en su voz.
Daniel alzó la vista rápidamente y aunque no respondió de inmediato al saludo de su practicante, le pareció a Jessica que Daniel hubiera salido de un trance: su mirada parecía desorientada y por un momento pensó que lo habría desconcentrado de algún asunto importante.
—¿Todo bien?—preguntó Jessica al verlo desubicado.
—Sí, sí, todo bien. Es que… no pensé que ya estarías aquí—dijo Daniel, respondiendo al fin.
—Me dijo Will que todo había ido bien en mi ausencia, pero quería confirmar contigo. Espero haber dejado todo bien organizado y que no haya sido difícil encontrar todos los reportes y…
—No, para nada, todo bien. Dejaste todo perfectamente ordenado, no tuvimos problemas con nada.
—Me da gusto saberlo…—dijo Jessica con un suspiro y sintiendo que al menos un peso se le quitaba de encima. Aún así seguía sintiendo que Daniel estaba un poco extraño con ella. —.Y, ¿en qué te puedo ayudar?—añadió.
Daniel no dijo nada por un minuto, parecía estar pensando en lo que responder mientras mantenía la mirada fija en ella, pero Jessica no podía descifrar qué estaba pasando por la cabeza de él.
—Hay una reunión con el equipo de México, cosas de último minuto sobre la hora en la que hay que ir por ellos al hotel, quién los llevará a la inauguración, todo eso—dijo al fin Daniel, y le pareció a Jessica que al fin había empezado a hablar como siempre—. Si pudieras ir tú a esa reunión en mi lugar, te lo agradeceré. Yo debo ir a Te Papa con Jeff y el equipo de curadores, a terminar de hacer unos ajustes sobre la logística para la pre-apertura. Cuando termines la reunión, ¿podrías llevar al equipo de México al museo?
—Sí, sin problema—dijo Jessica — ¿En qué sala será la reunión?
—En la principal, cerca de la oficina de Jeff. En cuanto terminen, hay que llevarlos directo al museo, ¿está bien?—dijo Daniel mientras se levantaba de su escritorio y tomaba su laptop. Jessica no pudo evitar sonreír al ver que todo parecía estar de vuelta a la normalidad.
Daniel salió de la oficina, seguido por Jessica mientras le iba dando más indicaciones sobre lo que sería importante preguntar en la reunión y a quién le necesitaría enviar esa información. Will los vio salir pero llamó a Jessica antes de que saliera de la sala de espera.
—Hey, Jess—llamó Will en voz baja para detenerla—¿Qué pasó? Parece que ya está como siempre, ¿no?
—Pues parece que si—dijo Jessica —. Cuando llegué estaba rarísimo, así como me dijiste, pero parece que ya está bien.
—¿Y qué le dijiste?
—Nada. Sólo llegué a avisarle que ya había llegado y le pregunté en qué necesitaba ayuda hoy, fue todo—
—Vaya…Cuando uno piensa que lo ha visto todo…—dijo Will con una risita, más para él mismo que para Jessica.
—¿Qué quieres decir?—preguntó Jessica con curiosidad sin entender nada.
Will no pudo decir nada porque Daniel había regresado y se había asomado por la puerta cuando descubrió que Jessica no lo estaba siguiendo.
—¿Todo bien?—preguntó Daniel.
—Sí, ya voy para la sala de juntas—y diciendo eso, Jessica se despidió de Will con una sonrisa.
Cuando Jessica llegó a la sala de juntas el equipo de México ya la esperaba y al verla entrar parecieron alegrarse.