Volverás a mí

Epílogo

Era julio, invierno en Nueva Zelanda y verano en el hemisferio norte, y era precisamente la época en la que había más visitantes en todas las ciudades principales del país. Auckland no era la excepción. Esto a Ian no le afectaba directamente, aunque Aurecon, la empresa donde llevaba trabajando los últimos seis meses, tenía convenios con algunos hoteles y otros atractivos turísticos de la ciudad, él estaba en una división distinta que no tenía relación con esos clientes.

Sin embargo esa tarde estaba más ocupado que de costumbre y no precisamente por proyectos de su trabajo: Edwina, que había conservado el contacto con Jeffrey Cole, y gracias a la ayuda de Will Taylor, había logrado que fuera ella con su proyecto de vinos, Wine Crew Co., quien diera el servicio con vinos del país para ofrecer a los invitados en la inauguración de una exposición en un museo de Auckland. Y Edwina, sabiendo que Ian estaba en Auckland, le pidió ayuda para recoger las cajas de vino que habían enviado desde Rippon al aeropuerto, trasladarlo al museo y ayudarle un poco con el acomodo de las cosas.

Hacer todas esas actividades no eran lo que más le entusiasmaba hacer a Ian, además de que los museos no eran precisamente su lugar favorito del mundo, pero luego de todo lo que Edwina había hecho por él en años anteriores, tendría que ser un ingrato para negarse a ayudarle.

Así que esa tarde había estado llevando y trayendo cajas de vino, mesas y acomodando copas bajo la instrucción de Edwina y sus colaboradores, quienes eran los que sabían cómo debía organizarse todo.

—Parece que está todo yendo bien. Los chicos ya se están encargando de todo—dijo Edwina viendo cómo todo su equipo estaba ayudando, iban y venían de los stands y la mesa catering, mientras otros más daban información sobre los vinos que se degustarían esa noche y sobre los servicios de la compañía.

—Si quieres puedes ir a darte una vuelta, ver un poco de la exposición—agregó la chica.

—No estoy preparado para la ocasión—dijo Ian viéndose la vestimenta: unos pantalones casuales y una camisa ordinaria, a la cual le había enrollado las mangas hasta los codos para poder maniobrar mejor y contrastaba un poco con el resto de los invitados.

—Así te ves bien. No seas vanidoso—dijo Edwina, que estaba vestida para la ocasión con un sencillo pero elegante vestido negro —. Anda, ve a ver por ahí y si quieres luego puedes irte a casa—insistió mientras le alcanzaba una copa de vino.

Ian le hizo caso y empezó a caminar entre la gente, observando las piezas en exhibición, pinturas contemporáneas y abstractas que de pronto le llamaban la atención y a ratos fingía observar con más detenimiento, aunque no tenía ni idea de lo que estaba viendo exactamente. Había estado sorbiendo el vino de a poco hasta que su copa quedó vacía y en cuanto pudo, la entregó a uno de los chicos del equipo de Edwina.

Se dio cuenta de que ya le había dado la vuelta a toda la galería, que era pequeña, y entonces decidió que era momento de retirarse de ahí. Estaba a punto de ir a buscar a Edwina para despedirse cuando de pronto un grupo de gente llamó su atención al otro lado de la galería: eran mayormente hombres y un par de mujeres, sin embargo era la que estaba de espaldas hacia él quien le causó curiosidad. Había algo en su porte que le parecía familiar.

Tal vez fue la mirada penetrante de Ian lo que hizo que la mujer volteara hacia atrás y los ojos de ambos se encontraron de lleno. Ella sonrió de inmediato y él, aunque le tomó unos segundos procesar lo que sucedía, devolvió la sonrisa. Disculpándose, Jessica se apartó del grupo con el que estaba y se dirigió lo más tranquilamente que pudo hacia Ian, aunque sentía que las piernas le fallarían en cualquier momento.

—¿No se se supone que deberías estar en México terminando tus prácticas profesionales?—dijo Ian con un tono de broma.

—Si, debería estar allá, pero me estoy tomando unas vacaciones. Si te soy sincera esto es más divertido—dijo Jessica siguiéndole la corriente.

—Divertido para ti que entiendes de estas cosas y que conoces a la gente de este gremio—dijo Ian señalando al grupo del que Jessica se acababa de separar —. Yo me siento como pez fuera del agua, como de costumbre—admitió Ian.

—Pues no se nota, lo estás haciendo muy bien—dijo Jessica.

 

Los dos se quedaron en silencio por un momento, observándose. Ian veía que Jessica aunque no había cambiado físicamente, tenía un aire distinto, más seguro tal vez y parecía encajar a la perfección con el ambiente en el que estaban. Ian, por su parte, también tenía un aire mucho más maduro, un poco más serio, pero Jessica seguía notando que al hombre que tenía al frente se le seguía escapando por los cuatro costados el niño que llevaba adentro.

—¿En serio viniste de vacaciones?—preguntó Ian sin poder contener más su curiosidad.

—Si y no—dijo Jessica intrigándolo aún más —. Si estoy de vacaciones de la universidad, pero digamos que también vine de negocios: me enteré que esta galería está buscando a alguien que se encargue de las comunicaciones y la publicidad, así que vine a probar suerte.

Ante esa respuesta Ian se quedó un momento en silencio, a penas asimilando lo que aquella noticia significaba, cuando de pronto Jessica volvió a hablar:

—La verdad es que eso no es cierto del todo—dijo Jessica abruptamente.

—¿No viniste a aplicar a un trabajo, entonces?—preguntó Ian confundido.

—No…bueno, si. Si hay una posibilidad de venir a trabajar y si aplicaré a la posición—aclaró Jessica —. Lo que no es cierto es que haya venido por eso. La verdad es que vine por ti, porque te sigo amando.

Ian la mirada asombrado; no se había esperado esa declaración así de la nada.

—Siempre lo he sabido—continuó Jessica —, pero estuve tan confundida que pensé que intentar no amarte sería lo mejor, pero no lo puedo hacer. No hay forma en la que yo pueda estar ya sin ti. Y ya sé que fui una tonta por dejar que las dudas me ganaran, aun luego de ver todo lo que habías hecho por mí y a pesar de demostrarme y decirme que seguías amándome. Y sé luego de todo este tiempo es muy probable que tu ya no sientas lo mismo, pero igual tenía que venir y decírtelo, así como tu lo hiciste no hace mucho tiempo atrás.




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