Retira esas tazas de café,
limpia esas manchas del mantel…
Si ese día, mi abuela no me hubiera despertado, no habría ido a la escuela y lo nuestro no hubiera existido, puede que nunca hubiéramos hablado o dedicado tantas sonrisas y miradas que hablaban por sí solas. Pero como dicen, los hubieras no existen. Lo cierto, es que llegaste a mi vida como una bala perdida y nadie puede esquivar un golpe así.
Esa vez, antes de que la clase empezará, Jos me contaba sobre el desastre de cita que había tenido la noche anterior. Intentaba aguantar la risa, pero su forma de contar las cosas hacía demasiado divertido sus relatos y más si imaginaba la situación.
─Deja tú que haya eructado y que trajera un moco seco en la nariz. La boca le apestaba a mierda, el cabello lo traía todo seboso y asqueroso, y el muy idiota se atrevió a insultar a mi diosa Katy Perry. Con eso fue suficiente para usar mi excusa de que necesitaba ir al baño y así poder escapar. Me di un buen chingazo cuando salí por la ventana, caí sobre los botes de basura.
Con muecas de dolor me enseño su brazo, solo de ver el raspón que traía me dio un escalofrío. Tantas escapadas de citas fallidas y nunca aprendió a caer de pie.
─¿No decías que ese era tu ser amado? ─Me gustaba molestarlo con eso.
─Lo era hasta que lo vi en persona. El maldito es un estafador, mentiroso y asqueroso. En las fotos que subía en la aplicación y las que me enviaba, si se veía que se bañaba. Yo que iba a saber que no conoce el agua y el jabón. Pero ahora sí, ya voy a desinstalar esa cochina aplicación que no sirve para nada.
─Eso siempre dices al día siguiente de que me cuentas los fracasos de tus citas y sigues en lo mismo.
─Ay, ya lo sé. Estoy empezando a creer que alguien me hizo ojo o me mando una maldición. Le voy a pedir a tu abuela que me haga una limpia, no es normal que en un mes haya tenido diez citas fallidas. Para mí que todo esto es por culpa del papasote de Diego, desde nuestra ruptura todo ha sido una mierda. Voy a checar si ya me desbloqueo de Instagram.
No le dije nada, Josejan es todo un caso. El año pasado me juraba que Diego era el amor de su vida, se veía con él hasta la eternidad. Admito que yo pensaba lo mismo, eran de esas parejas que te hacían seguir creyendo en amor y para que yo no anduviera de mal tercio, me regalaba dulces y chocolates. Pero nada es color de rosas, de un día para otro terminaron y tiene razón, le cayó una nube de mala suerte. En parte se debe a que le tiene mucha confianza a esas aplicaciones de citas, desde que empezó a usarla me tiene con el pendiente cada que me dice que va a conocer a alguien. La abuela siempre lo regañaba diciendo que esas cosas son peligrosas y que nunca sabemos con seguridad quién está detrás de una pantalla, en su momento, era como hablarle a la pared.
Solo una vez llegue a utilizar ese método tan poco recomendado y porque Jos me hizo el perfil. Nadie levanto mi interés y yo no levante el interés en alguien. Yo quería algo más cursi como un amor a “primera vista” o a alguien con quien hablará en persona y no a través de una pantalla.
Lo nuestro no es algo que haya imaginado. No fue a primera vista, ni algo único, pero fue lo mejor que nos pudo haber pasado.
Pero, no quiero adelantar datos, así que proseguiré con el relato de ese día.
Al inicio de la clase, el señor Cázarez dio la maravillosa noticia de que no aplicaría examen final y en su lugar, tendríamos que interpretar una escena de alguna película. A muchos les entusiasmo la idea, hasta que dijo que las parejas serían formadas de manera aleatoria y que él asignaría las escenas y la película.
Fue llamando uno a uno para que sacaran los papeles donde venían nuestros nombres. En la mayoría se notaban las caras de desilusión y de enojo, por más que rogaban y sobornaban, no había nada que convenciera al señor Cázarez de cambiar de pareja.
Jos era el más feliz, le toco con Jeremy de la Cueva. Había ocasiones en que se coqueteaban con la mirada e intercambiaban notas, solo que ninguno de los dos se atrevía a ir más allá. Lo que más felices los puso, es que su película fue Llámame por tu nombre. Su escena no llevaba ningún beso, pero ellos ya se habían puesto de acuerdo para besarse hasta perder el aliento.
Al llegar mi turno, por accidente tomé dos papelitos. Tenía que escoger uno, pude haber escogido el que por accidente se me cayó al suelo, pero me quedé con el que permaneció en mi mano. Lo desdoblé y en voz alta leí tu nombre.
Tate Adrien.
No me causo desilusión o decepción. En trabajos de pareja y equipos, siempre trabajaba con Jos, ambos estábamos conscientes de que en algún momento tendríamos que trabajar con otras personas.
En el primer año de carrera, solo compartimos una clase, a pesar de que el semestre ya casi terminaba, nunca habíamos hablado. De vez en cuando nuestras miradas se cruzaban, pero no era algo que en su momento tuviera importancia. Los dos siempre andábamos en nuestros mundos, no nos gustaba socializar, participar en clase, ni llamar mucho la atención, solo esperamos a que llegara el viernes para descansar de la escuela.
Cuando te levantaste de tu asiento para venir conmigo, te dedique una sonrisa. Me respondiste de la misma manera, te noté algo nervioso e inquieto, se notaba en tu cara que formabas parte de los que no estaban a gusto con la idea de tener que actuar alguna escena que hiciera llorar el señor Cázarez con una persona a la que no conocías. Trate de no verte tanto, ahora era yo la que se sentía nerviosa.
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Editado: 13.01.2024