El primer paso para que te entiendan, es que te escuchen, pero estoy viviendo en un mundo de sordos. Se preocupan por su imagen, se ven fuertes, lucen elegantes pero hay algo inquietante, ¿no hay nada más que les importe?
Estoy viviendo en un mundo de sordos y soy la única que escucha, escucho sus problemas pero no les importa mi opinión, me piden un consejo pero se levantan y se van, claro, no pueden oírme. Nadie escucha mis problemas, nadie me escucha gritar, pero yo sí a ellos, pueden hablar, pueden gritar, pero sobre todo pueden insultar. Yo los escucho, pero aunque les conteste, no escuchan. Mas pueden verse, pueden criticarse, pero no se escuchan, yo sí. No saben si cuando otro llora es de felicidad o tristeza.
¿Se imaginan si escucharan lo que ven? ¿Cómo reaccionarían a la música? ¿Al color de sus voces? A los sonidos del entorno…
Hice carteles para comunicarme pero se hacen los ciegos, aquí voy de nuevo, ¿vivo en un mundo de sordos y ciegos ahora? Casi que no les importa leer, no sé si lo saben, pero no quieren aprender. Intento correr a la solución pero la locura me alcanza.
¿Qué pasaría si decido mostrar en imágenes lo que digo pero no escuchan? Restregarles en la cara todo lo que ignoran, ¿qué harían? ¿Algo para poder escuchar?
Así que aquí estoy, aquí están, se ven hermosos por fuera, ¿lo son por dentro? En unos minutos lo sabré, ya que nadie me escucha, esta es mi manera de protestar contra los sordos, y que vean que no puedo más. Me están mirando desde abajo, parecen tan pequeños, doy un paso y no caigo, levanto un cartel que dice "yo también quiero ser escuchada". Este es mi golpe de estado, se ríen, sí, porque no escuchan el tic-tac del cronómetro, lo van a entender en tres, dos, uno.
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Editado: 13.03.2025